MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Toma de protesta alejada de la realidad

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Lorena Cuéllar Cisneros asumió la gubernatura y en su primer discurso como mandataria de Tlaxcala tras haber rendido protesta dijo que su prioridad serían los pobres que, según datos oficiales, representan más del 50 por ciento de la población del estado; sin embargo, ayer ninguno ocupó un espacio en el recinto legislativo que se abrió sólo para invitados especiales, la familia, los influyentes, los nuevos ricos, los notarios con poder de picaporte, los empresarios y amigos.

Será posible creer que los pobres serán los que resulten beneficiados con la llegada al poder de Morena y sus aliados que dicen representar la “Cuarta Transformación” que impulsa el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, cuando hay una familia como la del ambicioso ex gobernador Alfonso Sánchez Anaya que cobra él y su esposa, Maricarmen Ramírez García, en el Gobierno federal, acción que pronto la replicarán a nivel estatal su limitado hijo Alfonso Sánchez García con cargo en el gabinete lorenista y su esposa la diputada local, Marcela González Castillo, mismos que de manera conjunta se embolsarán cerca de 400 mil pesos mensuales a partir del este mes.

Cómo es posible que se mencione que la salud tendrá una atención especial en la nueva administración estatal si en plena pandemia y en medio de la tercera ola de contagios de Covid-19 sigue sin conocerse quién será el próximo secretario de Salud de Tlaxcala.

La semana pasada que se adelantaron algunos nombres de los funcionarios lorenistas que integrarían el gabinete se omitió al responsable del área de la salud y ayer que éstos rindieron protesta nuevamente se ocultó tal designación, situación que contradice que la salud será prioridad porque ayer ni siquiera se tuvo la delicadeza de informar cuántos contagios hubo de Covid-19 y menos si se registró uno o varios fallecimientos.

Mientras la mayoría de los 60 presidentes municipales entrantes se quejaba de la corrupción y el desorden financiero que recibieron de los alcaldes que terminaron sus administraciones, Lorena Cuéllar no dedicó ni un párrafo a describir cómo tomó el gobierno de parte de su amigo el mandatario priista Marco Antonio Mena Rodríguez.

Pareciera que la entrega recepción fue pulcra y sin anomalías, al grado que por la actitud asumida por Cuéllar Cisneros uno entendería que en la administración de Marco Mena no existió corrupción, cuando se sabe que sí fue la constante en ciertas áreas del gobierno como en la Oficialía Mayor de Gobierno, la Secretaría de Salud, la Secretaría de Fomento Agropecuario y otras.

Sencillamente de la noche a la mañana se arregló la deuda millonaria de 18 mil millones de pesos que se denunció en Pensiones Civiles. Por lo que se puede ver, en Tlaxcala se ignorará olímpicamente la recomendación que el pasado 16 de agosto hizo el presidente López Obrador a los gobernadores entrantes en el sentido de realizar auditorías a los mandatarios salientes sin un afán de venganza, pues lo que se debe procurar es que los ciudadanos estén informados de cómo dejaron los gobiernos.

En repetidas ocasiones se mencionó que en este gobierno no mentiría; sin embargo, es obvio que empezó engañando a los ciudadanos, porque se dijo que a la toma de protesta asistieron los gobernadores de Puebla y Quintana Roo, Luis Miguel Barbosa Huerta, y Carlos Manuel Joaquín González, respectivamente, pero nadie los vio por ningún lado en las instalaciones del Congreso del Estado.

Se dijo que no habría comida en aras de respetar las medidas sanitarias impuestas ante el aumento de contagios; sin embargo, si se llevó a cabo en la nueva residencia de la gobernadora.

Finalmente, le cuento que empezaron a correr los rumores de más cambios en el gabinete del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador. La prensa nacional hablaba de la salida de Javier May de Bienestar, Jorge Arganis de Comunicaciones y Transportes, Octavio Romero de Pemex y de Julio Scherer Ibarra de la Consejería Jurídica.

Lo curioso es que el nombre del ex gobernador Marco Mena empezó a sonar para integrarse al gobierno federal en una posición en el gabinete o para un cargo en la Secretaría de Relaciones Exteriores, donde, por cierto, se dice que ya se acomodó el ex Coordinador de Relaciones Públicas y Prensa, Carlos Villanueva Vera, a quien se le acusa de haber encabezado la estrategia mediática para golpear, desacreditar y desgastar a Lorena Cuéllar.

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