Los triunfos del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), en las pasadas elecciones locales en las que obtuvo cuatro gubernaturas, no fueron logros de los candidatos que participaron con su bandera, sino del presidente Andrés Manuel López Obrador que mantuvo metidas las manos, ensuciando dicho proceso mediante acciones persecutorias y de terror en contra de los mexicanos.
Desde antes de celebrarse la contienda electoral –y aún el mismo día del proceso- se observó a miles de miembros pertenecientes a la llamada Cuarta Transformación portando chalecos amarillos que cargaban la encomienda de advertirle a la gente que recibe las dádivas del gobierno lopezobradorista, que, de no acudir a las urnas para votar por los abanderados morenistas, el apoyo les sería retirado de inmediato.
Esa, tan solo fue una de tantas medidas intimidatorias que se pusieron en marcha durante la elección del 5 de junio, ya que también comenzaron a distribuir millones de pesos a los electores, recursos que no se sabe de su procedencia, aunque muchos aseguran que después de la denuncia esgrimida por el legislador Porfirio Muñoz Ledo, acusando al presidente de México de tener relaciones peligrosas con el narcotráfico, ya se puede imaginar de dónde vinieron.
Otros más consideran que esos millones de pesos, repartidos para la compra de conciencias, son de los recursos que la 4T le ha esquilmado a estados y municipios, a universidades y diversos programas que fueron eliminados previamente por los mismos elementos de Morena en el país.
Además, echó a funcionar la maquinaria de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) para perseguir a la gente y amedrentarla, principalmente a quienes son considerados por el Gobierno federal como parte del bloque opositor que está en contra de dicha administración.
En medio de este tremendo saqueo económico a los mexicanos, perpetrado por López Obrador y sus esquiroles del partido de su propiedad, se han llevado entre las patas todo aquello que representaba beneficio para la gente.
Es decir, se dejaron de hacer inversiones en la salud, condenando a los enfermos de cáncer, diabetes y otros males a quedarse sin la atención adecuada, sin medicamentos, principalmente a los núcleos empobrecidos que anteriormente eran atendidos en el Seguro Popular, desaparecido por la cuarta transformación.
Se interrumpieron las inversiones para brindar mayor seguridad a las familias del país, permitiendo que se incrementara el poderío de las bandas criminales que siguen haciendo de las suyas con sobrada impunidad.
También se le arrebataron recursos a las universidades, mandando a la fregada la educación en México, donde los centros educativos se encuentran destruidos en su mayoría, sin los servicios más elementales para la atención de los alumnos que al aminorar la pandemia Covid-19 tienen que retornar a clases presenciales, aunque en edificios saqueados o vandalizados, sin agua ni energía eléctrica.
Con la finalidad de guardar recursos para que los morenistas pudiesen repartirlo en medio de la ilegalidad electoral y que ello les pudiese representar triunfos en las urnas, dejaron de atender como debiera la pandemia de covid-19, representando una grave responsabilidad gubernamental después de que se pudieron evitar miles y miles de muertes por esa causa.
Se puede advertir, entonces, que el triunfo de Morena, el pasado domingo 5 de junio, estuvo viciado de origen, que se aplicaron métodos del pasado con la finalidad de que López Obrador conservara su ‘Maximato’, como aquel que en los años 30s fuera creado por Calles hasta que Lázaro Cárdenas lo desterró.
La 4T ha manipulado conciencias y seguirá apostándole a la corrupción, la impunidad, la compra de votos y el acarreo, las amenazas de quitarle a la gente lo que le ha regalado, pues para ellos es más importante conquistar el país, aunque después se encarguen de destruirlo, tal como ya se observa en la gran mayoría de entidades y municipios gobernados por Morena.
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