Es ya noticia nacional el comunicado que dirigió a los mexicanos el presidente de la República Andrés Manuel López Obrador (AMLO) sobre el regreso a clases presenciales en el país después de casi 16 meses de virtualidad obligada en el mejor de los casos por la pandemia de covid-19 que, además de las alarmantes cifras de muertes y contagiados, provocó estragos en el sector educativo con consecuencias imprevisibles, ante la incapacidad gubernamental y el de por sí atrasado sistema educativo nacional que solo se ha ocupado al menos en los últimos 21 años en la preparación de obreros calificados para vender su fuerza de trabajo al gran capital sin posibilidad alguna de prepararse y contribuir al desarrollo de México en la creación de investigadores y científicos que tanta falta nos hace para estar a la altura de los países de primer mundo teniendo todos los recursos humanos, naturales y económicos para hacerlo.
Al presidente no le interesa la educación popular ni mucho menos el futuro de las nuevas generaciones pues dichas acciones llevan al precipicio a todos los jóvenes mexicanos en edad de estudiar. Regresar a clases en las escuelas, dicen los estudiosos sin vacunas, sin condiciones de higiene e infraestructura educativa, son una incongruencia opuesta al discurso oficial de AMLO de primero los pobres, situación que debe combatirse por el estudiantado nacional con inteligencia, energía y decisión, pues son ustedes quienes están llamados a encaminar al país por el camino del progreso para todos.
Me parece importante y necesario poner en contexto la situación que se vive en Aguascalientes estado que se sitúa en el centro del país con 11 municipios, entre ellos Real del Llano catalogado en su mayoría como rural, que se encuentra a solo 30 minutos de la capital aguascalentense el más pobre y atrasado según el Inegi y el Coneval (2015) con 20,245 habitantes y solo el 3.35% tiene acceso a internet. En esas condiciones adversas por el regreso a clases con escuelas abandonadas, sucias, vandalizadas y hasta plagadas de animales ponzoñosos esperan 1,207 jóvenes inscritos en el nivel medio superior sin contar los cientos de niños del nivel básico que asisten a escuelas que no tienen luz o sanitarios dignos o más aun transporte para llegar a sus centros educativos ¿Dónde está pues el compromiso real del gobierno de la 4T y sus esbirros? ¿Por qué un municipio tan grande y con tantos jóvenes solo tiene 5 escuelas preparatorias y dos universidades que alberga a jóvenes en su mayoría foráneos? ¿Por qué el Gobierno federal invierte en jóvenes que no trabajan y tampoco estudian? Estos indicadores oficiales nos describen una situación desgarradora para los trabajadores de menos ingresos sin que haya alguien en el gobierno que busque verdaderamente cambiar el rumbo de miseria por uno más humano, próspero y más equitativo.
Hace días se escuchó en la prensa nacional y local que jóvenes adheridos a una organización estudiantil llamada FNERRR se manifestaron en las ciudades más importantes del país en demanda de la vacuna contra covid-19 y la falta de atención a sus centros de estudio a días de las declaraciones de López Obrador en torno al regreso a clases; las acciones tomadas por esta organización deben ser el primer paso para exigir que se vacune a los estudiantes pues se estima según el Inegi que en México hay 30.6 millones de jóvenes de entre 15 y 29 años que representan el 27% de la población total del país y decir que son estos el furo de México es una frase imprecisa pues no son el futuro si no el presente, porque la mayoría de ellos estudian, trabajan y forman parte de la economía del país sin contar que 1 de cada 6 jóvenes se encuentra sin trabajo debido a la crisis por el coronavirus, razón de más para aplaudir su iniciativa y solidarizarse con su lucha no solo en nuestro estado si no en cada rincón de México
La situación por la que atraviesa el país es aún más crítica, pues estamos como dice el refrán mexicano a años luz de una educación real, al servicio de los trabajadores. La calidad de las escuelas y la enseñanza impartida en ellas agravadas por la pandemia han colocado a nuestro sistema educativo como uno de los peores a nivel mundial. Según datos del instituto mexicano para la competitividad “millones de estudiantes podrían egresar de sus estudios con conocimientos equivalentes a dos grados académicos menores” esto a sabiendas de que el conocimiento con el que egresan los estudiantes de nivel básico es ya de por si deficiente.
Es, sin lugar a dudas, necesaria los dos niveles de la lucha social estudiantil; el primero la lucha económica que busca mejores condiciones estudiantiles como prestaciones para profesores, aulas y laboratorios, becas y material artístico cultural y deportivo; una vez ganadas estas demandas hay que continuar con el segundo nivel, la verdadera lucha eficaz y trascendente la verdaderamente revolucionaria donde el principal actor es el profesor, tarea que debe hacer suya y asimilar: formar y educar al hombre nuevo, a su conciencia, sensibilidad y voluntad, haciéndolo mejor con sentimientos y pensamientos más elevados capaz de ayudar a sus semejantes a vivir una vida más plena.
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