Hace días escuchaba en los diferentes medios de comunicación una nueva locura que se le ha venido a la cabeza al presidente Andrés Manuel López Obrador, y a la distinguida secretaria de Educación, Delfina Gómez, la noticia de que quitarían las Escuelas de Tiempo Completo, así como hizo cambios en los planes y programas de nivel básico, pero en esta ocasión el señor eliminó un programa que beneficiaba a estudiantes, maestros y padres de familia.
Su argumento, otra vez, fue que en las Escuelas de Tiempo Completo había corrupción, que los apoyos no llegaban directamente a las escuelas beneficiadas y que encontraron anomalías en el uso de los recursos públicos. Con este nuevo cambio, el presupuesto que anteriormente era destinado a este programa ahora pasará al programa la Escuela es Nuestra, dedicado a mejorar la infraestructura de los planteles.
El Programa de Escuelas de Tiempo Completo (PETC) era una estrategia educativa encaminada a generar ambientes educativos propicios para mejorar las condiciones de aprendizaje y el desarrollo de competencias de los alumnos de las escuelas de educación pública de nivel básico. El programa fue creado durante el gobierno del expresidente Felipe Calderón, e inició con 6 mil 708 planteles de primaria y secundaria, cifra que en el sexenio de Enrique Peña alcanzó los 25 mil 134 planteles de educación básica.
El Universal informó que Gómez anunció que eliminarán las Escuelas de Tiempo Completo, con lo que 3.6 millones de niños y jóvenes perderán su apoyo de educación, deporte y alimentación. Lo anterior lo dio a conocer la SEP mediante la publicación de un acuerdo en el Diario Oficial de la Federación (DOF), en el que también aparecieron las Reglas de Operación del nuevo programa La Escuela es Nuestra (LEEN), para este 2022.
En conferencia de prensa, la secretaria explicó que la decisión se tomó tras hacer una valoración y determinar que se daría prioridad a aquellas instituciones educativas que necesitan recursos para garantizar el derecho al regreso presencial a clases. La funcionaria hizo un llamado a los críticos de la desaparición del programa Escuelas de Tiempo Completo, y los invitó a visitar las comunidades lejanas de Chiapas, Yucatán, Guerrero, Chihuahua y Oaxaca, para que se den cuenta de las necesidades de infraestructura que tienen las escuelas de esos estados, como si ella las conociera al dedillo, como si ella ya se hubiera ensuciado las zapatillas al recorrerlas todas.
Como padres de familia sabemos y entendemos que es prioritario invertir en infraestructura educativa y adecuar de condiciones necesarias para que los alumnos tengan una educación de calidad, y darle la atención a esas escuelas que tienen esas necesidades, por ello la Escuela es Nuestra debe enfocarse principalmente en que el recurso que se asigne sea ocupado para esa situación.
Sin embargo, el desaparecer las Escuela de Tiempo Completo; como ya lo ha manifestado el propio presidente en su rueda de prensa, es un duro golpe a la economía de muchas familias, pero, sobre todo, no se está haciendo un cambio verdadero que vaya enfocado a mejorar las condiciones de aprendizaje y el desarrollo de competencias de los alumnos.
Esta decisión causa inquietud y, por qué no, alguna molestia en los padres de familia que no miran con buenos ojos la decisión tomada por estos políticos de la 4T, que solo miran el beneficio de unos cuantos, sin importarles que cada día miles de alumnos abandonan las aulas para ir a trabajar y ayudar a sus familias a llevar un plato de comida a su casa.
La organización Mexicanos Primero condenó la decisión de la SEP y explicó que, con el regreso a clases presenciales, las escuelas de tiempo completo tenían la posibilidad de combatir “la desnutrición y malnutrición”.
Asimismo, indicó que estas escuelas representan la oportunidad de que los estudiantes recuperen aprendizajes académicos y aseguró que la decisión de la SEP no tiene ningún enfoque específico que priorice la atención a los problemas que obstaculizan un pleno regreso a las aulas.
Para muchos padres y madres de familia, este tipo de escuelas con actividades adicionales y el acceso a alimentos era lo que les permitía tener uno o más trabajos a la vez para mantener y llevar el sustento diario a sus familias. Ahora con este cambio, miles de familias se ven afectadas y, a su vez, afectan los derechos de las niñas y niños de todo el país.
Con estos cambios que está haciendo el presidente y la titular de Educación nos damos cuenta, una vez más, que su locura vas amas allá de garantizar el bienestar de miles de estudiantes. Y qué decir de las comunidades que están muy alejadas y en completo olvido, allá donde rara vez reciben una visita del supervisor, del ATP, del director general o donde el maestro tiene que caminar varios kilómetros para poder llegar a su centro de trabajo. Yo me preguntó ¿Ahí también llegará el Programa le escuela es Nuestra?
Claramente se vislumbra un panorama de incertidumbre para todos aquellos estudiantes de nivel básico que no tienen la forma de recibir un desayuno completo en su casa que le brinde los nutrimentos necesarios para su desarrollo y que tienen que esperar hasta llegar a la escuela para alimentarse, o que el alimento que recibían en la escuela era de los primeros que consumían al día.
Esta decisión es un agravió para las escuelas que se ubican en regiones con un grado de marginación muy alto. ¿Los mexicanos nos quedaremos de brazos cruzados?
Ya lo dijo Carl Sagan, “cada estudiante debería tener desayuno y comida gratis en la escuela. Si los presos la tienen ¿Por qué los futuros doctores, ingenieros, licenciados y artistas no?”
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