MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Únete a los tuyos, ¡tienes un mundo nuevo que ganar!

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Después de una hora de batallar frente a la máquina anhelante de la visita de Calíope, decides salir -como de costumbre- a visitar a los tuyos, los más humildes, la gente de tu comunidad. Y ellos te escuchan, atentos, esperanzados. Están de acuerdo contigo, es verdad, la vida es así, difícil, “pero debe cambiar, para beneficio de nosotros, de los más pobres”. 

“Es cierto. Fíjese que…” 

Y así, sin más, sin pensarlo, sucede: se intercambian los papeles. Ahora tú escuchas. Ella te enseña. Te toca aprender. Aprendes del dolor ajeno, del testimonio de vida. Y tu convicción se consolida.

“Mi esposo está enfermo, tiene una hernia y se la tienen que operar porque le está creciendo. Trae una sonda, lo tienen que operar para unirle un tubo que le metieron porque ya no tiene tripas, se las sacaron porque lo que le salió de la vesícula se las destrozó. Trajo un dolor muy fuerte que le duró cinco días; es que la vesícula se le reventó. Le decían que no era nada, que iba a pasar, pero cuando ya no aguantó más lo tuvieron que operar, pero ya el líquido le había quemado el intestino. Lo operaron, pero le dejaron una hernia, así, chiquitita, menos de un centímetro; ahora ya mide como diez centímetros y ahí donde la tiene la piel se ve transparente, como de cachora. Le sigue creciendo; ya se le está yendo hacia la espalda. El doctor dice que urge operar, pero que le conviene conectarle el tubo para que de una vez le hagan las dos operaciones. Dice el doctor que se le tienen que aplicar unas como radiaciones, con un particular le sale en 12 mil, pero se lo dejan en 10 mil pesos, es para que se le ablande la piel y le quede suavecita para que se pueda manipular fácilmente al realizar la operación. Le tienen que aplicar la radiación y hasta un mes después ya lo pueden operar. Así que, entre más rápido, mejor… ¿De dónde vamos a sacar los 10 mil pesos…? Yo tengo unas borreguitas, son siete, unas ya están listas para parir; ya le dije a un muchacho que me dé 10 mil por ellas, no le hace que yo le pierda, pero ya me urge el dinero… ¿Usted cree…? ¿Cómo le vamos a hacer…?”

Le es imposible continuar. Un nudo aprieta fuertemente su garganta y en sus ojos se agolpan unas lágrimas que pugnan por salir y ella se esfuerza en retener. Su nuera procura calmarla; le pregunta si tomó su pastilla (para los ataques epilépticos); ella asienta con un movimiento de cabeza, no puede articular palabra y te da la espalda.

Aprendes también que él trabaja como velador desde los 17 años, que -a pesar de su estado- no lo pensionan porque no ha cumplido los sesenta años de edad (tiene 58), que así, sin guardar el necesario reposo, sale todos los días a trabajar de las 5 de la tarde a las 8 de la mañana (15 horas) a cambio de 230 miserables pesos, que si le dan incapacidad es sólo momentánea, que no deja de ir a trabajar “porque faltan sólo dos años para obtener la pensión y, si me retiro antes, ¿de qué vamos a vivir?” Que ella (su esposa), su hija y su nuera, caminan todos los días dos horas para ir a pizcar maíz y dos horas de regreso con el costal al hombro. “¿Y cuánto ganan?”, “¡Mmm…! Ni 50 pesos…”

Evocas la nota a que hiciste refrencia: “El 1% de México acumuló, en 2020, 31% de toda la riqueza nacional” (sinembargo.mx). Y la de milenio.com: “AMLO se reúne con empresarios del Consejo Mexicano de Negocios”. Y la de proceso.com.mx en que leíste las declaraciones del presidente: “No van a aumentar los impuestos, quedó muy claro. No vamos a llevar a cabo ninguna acción que afecte al sector privado, al contrario, estamos poniéndonos de acuerdo para trabajar juntos y seguir avanzando”.

Bajo estas circunstancias, cómo podría ella -y los millones de mexicanos que viven y sufren como ella- no estar de acuerdo contigo, cuando les dices: “Es imprescindible un gobierno verdaderamente emanado del pueblo que obligue a que paguen más impuestos los que ganan más, recurso que debe ser utilizado en obras y servicios para los que menos tienen, tales como vivienda, escuelas, centros recreativos, hospitales; un gobierno que garantice el  empleo a todas las personas que estén en edad de trabajar, con un salario digno, suficiente para satisfacer todas las necesidades del trabajador y su familia.”

Sí. La realidad empuja a millones de mexicanos a escuchar y seguir tu ideal para hacerlo suyo. El ideal del movimiento que tiene 47 años luchando contra la pobreza. El ideal de la organización de los pobres de México. “¡Adelante antorchista, únete a los tuyos! ¡Tienes un mundo nuevo qué ganar!” 

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