Los resultados de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del INEGI, correspondiente al periodo abril-junio del 2022, indican que la población ocupada en el país aumentó en más de 1.3 millones de personas respecto a los primeros tres meses del año. Sin embargo, ese avance lo explica en un 77 por ciento el repunte de la ocupación en la informalidad. Mientras la ocupación informal se incrementó en un millón de personas, la formal solo creció en poco más de 300 mil.
De acuerdo con estos mismos datos, en este periodo, la suma de las personas en todas las modalidades de empleo informal fue de 32 millones, lo que representó 55.7 por ciento de la población ocupada. Esta suma supera el nivel registrado en febrero de 2020, antes de la pandemia, cuando la población ocupada en la informalidad era menor: 31.4 millones de personas.
Esta brecha laboral, que contempla a las personas desocupadas, a las sub-ocupadas y a las inactivas disponibles para trabajar, representó el 21.7 por ciento de la población económicamente activa, que, si bien es cierto, es menor al 52.9 por ciento alcanzado en mayo del 2020, en el peor momento de la crisis sanitaria, aún está por arriba del 19.8 por ciento registrado antes de la pandemia.
En Durango existen 715 mil 539 duranguenses en situación de pobreza, de esta cifra 79 mil 603, se consideran en pobreza extrema, según la definición de extrema pobreza, son los que sufren de dos o más carencias sociales, pero principalmente que el salario del trabajador no alcanza para darle los tres alimentos diarios a su familia, en situación de vulnerabilidad por ingreso se consideran a 228 mil 828 personas, quiere decir que su salario apenas le alcanza para medio llevar la vida.
De acuerdo a la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, Durango redujo su informalidad en el segundo trimestre del año, pasó del 52 al 50.2 por ciento y de 29 mil 375 desempleados a 27 mil 284, también redujo su tasa de desocupación a 3.3 por ciento.
La informalidad en Durango, según la encuesta antes mencionada, es del 50.2 por ciento, esto significa que la mitad de los trabajadores están en este sector y la otra mitad en la formalidad y que uno de cada dos trabajadores tiene algún tipo de seguridad social ya sea IMSS o ISSSTE al cierre del segundo trimestre del año.
Aunque las cifras del ENOE revelan datos positivos en materia de ocupación laboral, siguen siendo cifras alarmantes pues uno de cada dos trabajadores está en la informalidad, ya que ni siquiera se pueden comparar con los datos en los empleos formales e informales de 2016 en el mismo periodo, que este último se ubicaba en 48.5 por ciento.
“México es el país de la OCDE en donde se dedican más horas al trabajo. Datos de 2019 muestran que los mexicanos, en promedio, trabajan 2 mil 137 horas al año; mientras que los países de la OCDE tienen un promedio de mil 730 horas. Es decir, que en México se trabaja 23 por ciento más horas”. (El Financiero, 20 de agosto de 2022).
Los datos son evidentes, muestran claramente de que la recuperación económica de la que tanto presume el presidente Andrés Manuel López Obrador no es como tal, pues la economía no ha alcanzado los niveles que tenía hasta antes de la pandemia.
Los trabajadores informales son los principales afectados, pues ellos no cuentan con contratos de empleo seguros, prestaciones laborales, protección social o representación de los trabajadores, etc., y por ello, viven en una constante inquietud, pues están expuestos a pago de salarios fuera de tiempo, a incumplimiento en el pago, con bajos salarios y empleo inestable. La economía de muchas de las familias que sobreviven en la informalidad, depende, en mucho, de las remesas que envían los migrantes que parten de sus pueblos en busca de empleo con todas las consecuencias que ello acarrea.
Para cambiar esta situación de las condiciones actuales de la clase trabajadora, es necesario cambiar el modelo económico actual, es posible llevar por el camino del desarrollo a México, pero para eso es necesario, poner el poder en manos del pueblo y a la cabeza líderes populares con conocimientos rigurosos de la economía y bajo la dirección de verdaderos estadistas que pongan por encima los intereses de los mexicanos.
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