Ya en tiempos de la civilización griega, la música y el arte eran parte indispensable del hombre. El dios Apolo solía ser representado con una cítara o lira, como expresión del dios de la música. Los primeros concursos de canto que registra la historia datan de igual manera de la Antigua Grecia, donde con cursaban con cantos corales acompañados con música de fondo de cítara y pandereta. De igual manera, durante las festividades dionisíacas, los griegos participaban del baile, canto, rituales y teatro. Esto fue del 1200 a.C. al 146 a.C.
Los romanos conservaron y adaptaron toda la riqueza del bagaje cultural de los griegos y se encargaron de transmitirlo a las generaciones actuales, a través del carro de la historia. Las demás civilizaciones de la antigüedad, Mesopotamia, China, Egipto, Fenicios, de igual manera, desarrollaron el gusto por la música, el baile y las artes en general, de manera que son parte connatural de los hombres, crear y desarrollar el canto como expresión directa de su estado anímico y espiritual.
Durante el periodo del renacimiento, en el viejo continente se universaliza y se elevan todas las bellas artes a niveles superiores de la humanidad; sin embargo, es en esta etapa de la humanidad en que se adquiere una fuerte monopolización de las bellas artes por las elites sociales. Se reservan las clases dominantes el casi exclusivo rol de guardianas y promotoras del arte y cultura, deformando así, el verdadero origen popular del conjunto de bailes, danzas, cantos, poesías y demás artes.
La instauración del capitalismo mundial, como nuevo orden económico en el que todo aparece como un inmenso arsenal de mercancías (ahora incluida la cultura), ha dado un paso equivocado al supeditar la capacidad creadora del hombre al nuevo dios dinero. Se cuentan por miles los concursos y eventos culturales de música, canto, baile y danza, al igual que las nuevas generaciones de artistas que palidecen ante una nueva cultura de lo fugaz. Hoy en día las modas pasajeras han acaparado los grandes escenarios y teatros del pueblo.
Por esta razón, el Movimiento Antorchista ha impulsado, desde sus orígenes, el trabajo cultural a nivel de las masas populares. Promueve entre miles de artistas, obreros, campesinos, estudiantes, profesionistas, niños y jóvenes del país el Concurso Nacional de Voces, que este año llega a su edición número 10, y que es un encuentro que precisamente tiene como finalidad promover el canto como arma de educación cultural en medio de tanta música chatarra, es un canto al pueblo, que ante lo duro de la vida pierde de vista con frecuencia la basta cultura mexicana del canto, la música, el baile.
La X edición del Concurso de Voces de Antorcha se realiza este 24 de septiembre en el auditorio Gota de Plata en Pachuca, Hidalgo. Es único en su tipo por el significativo esfuerzo de que no tiene financiamiento de gobierno y, además, por estar dirigido a la clase trabajadora mexicana, no a las elites financieras del país.
Es así, como el Movimiento Antorchista contribuye con sus modestos esfuerzos a conservar el gran legado de los cantautores como Agustín Lara, Jorge Negrete, José Alfredo Jiménez, entre muchos otros. Desde aquí hacemos extensa la invitación a todo el país para que no se pierda de tan hermoso evento.
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