MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

¿Y el Fonden?

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Nuestro país, por su posición geográfica, está expuesto a diversos desastres geológicos e hidrometeorológicos de diferentes magnitudes y de manera constante, así la nación puede verse afectada por la erupción de un volcán, terremotos, maremotos, tsunamis, huracanes, incendios, inundaciones, deslaves, y devastadoras sequias que exigen a la población, pero sobre todo a los gobiernos de los tres niveles, estar siempre en alerta, pues aunque no se pueden evitar, si se puede generar una cultura de prevención, de tal manera que los efectos y el impacto sea el menor posible, ya que todo se traduce pérdidas humanas y en dinero. 

La creación del Fondo de Desastres Naturales (FONDEN) y sus fideicomisos para la reconstrucción de infraestructura y de prevención, fueron el resultado de múltiples análisis de expertos y del gobierno en turno a finales de los años 90, pues México ya había atravesado por una situación muy difícil con el terremoto de 1985, terremoto que marcó un antes y un después en la cultura de protección civil. 

Ya con las malas experiencias por no contar con un fondo que sirviera en lo inmediato para hacer frente a los desastres, nuestro país poco a poco fue creando un “colchón financiero” que estaba listo para cuando se necesitara, además, de que los sistemas de información alertaban a la población con más exactitud ante tales eventos, el objetivo era cuidar la integridad de las personas. 

Así, del 2000 hasta el 2018, nuestro país ha vivido eventos catastróficos como el huracán “Stan” del año 2005, que impactó con mayor fuerza a Chiapas, Oaxaca, Puebla e Hidalgo, estados que reportaron decesos, el saldo oficial fue de 98 muertes; en el año 2013 sufrimos el impacto de los ciclones “Ingrid” y “Manuel”, dejando un saldo mortal de 119; para el año 2017 se registraron los sismos del 7 y 19 de septiembre, dejando sin vida a 457 personas, según datos del Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred). 

En su informe del 2012, la Secretaria del Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) señaló los impactos de las sequias registradas entre 2000 y 2003, en 2009, y entre 2011 y 2012. Entre los años 2000 y 2003, 18 estados sufrieron por la sequía, de los cuales Chihuahua, Sinaloa, Zacatecas, Veracruz y Sonora fueron los más afectados. De acuerdo con el Centro Nacional de Prevención de Desastres se estima que las pérdidas económicas a nivel nacional ascendieron a más de 1 800 millones de pesos, además de que casi un millón de hectáreas de cultivo fueron afectadas y se perdieron más de 13 mil cabezas de ganado. 

En 2009, la sequía fue el segundo fenómeno hidrometeorológico que causó mayores pérdidas en el país: 152 333 personas resultaron afectadas, los daños ascendieron a 3 081 millones de pesos y la superficie afectada de cultivos y pastizales fue de 384 540 hectáreas. Las entidades con mayor superficie afectada fueron Baja California, Chihuahua, Coahuila, Zacatecas, Michoacán, Guerrero, Oaxaca, Chiapas, Quintana Roo y Yucatán.  

Como se observa en los datos oficiales, los desastres naturales afectan a millones de personas, a la economía nacional, y para eso fue creado un fondo económico para que el impacto fuese menos severo, aunque inevitable, pero eso no le importó a nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), pues haciendo uso de su investidura, tacho este recurso como fuente de corrupción, para él, ese fondo que servía para hacer frente a los desastres naturales era dinero mal invertido y decidió cancelarlo el 21 de octubre de 2021, junto con otros 108 fideicomisos más.  

Ahora que estamos atravesando por una tragedia en el estado de Guerrero, en particular en el puerto de Acapulco, donde “Otis”, el peor huracán en la historia del Pacífico mexicano, destruyó en tres horas este importante destino turístico y varios municipios de la Costa Grande de Guerrero. La devastación ha puesto en entredicho la actuación de las autoridades y ha multiplicado las preguntas sobre si debieron actuar antes y si se pudo haber hecho más para evitar la tragedia. 

Aquí es donde, como sociedad debemos cuestionarnos y cuestionar al gobierno de la 4T, si valió la pena haber desaparecido el FONDEN y dejar a las familias mexicanas indefensas ante los desastres naturales, esperemos que nuestro jefe del ejecutivo reaccione y reconsidere, por todo lo que está pasando, revivir estos fideicomisos, que como ya se vio, no son un capricho de los gobiernos anteriores, es la respuesta para poder hacer frente a las tragedias por la que ha pasado nuestro país.  

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