MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

¿Y la Cherokee, apá?

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ésa era la pregunta que el niño (de un famoso y conocido comercial) le hacía a su padre después de que éste le mostraba grandes extensiones de tierra que le heredaría después y que, si bien es cierto, para el niño no dejaban de tener valor, en realidad lo que a él más le importaba era hacer uso de la camioneta que quería manejar. ésa era la prioridad en ese momento.

El ejemplo se puede aplicar a la coyuntura actual, en la que el licenciado Andrés Manuel López Obrador, durante la campaña como ahora que es virtual presidente electo, prometió y está prometiendo cambios en la política económica que, según él, traerán beneficios a todos los mexicanos. Alguna de las medidas propuestas no tiene discusión, de aplicarse, en algo beneficiarían a algunos sectores de la población hacia la que van dirigidas; por ejemplo, el aumento del apoyo a los adultos mayores, becas a una parte del sector estudiantil, el aumento en el monto de algunos programas asistencialistas; seguramente también será bien visto y aceptado reducir el salario a toda la burocracia mexicana, combatir la corrupción, etc. Todo eso y más ayuda, auxilian, pero no es lo esencial, no es lo que se requiere en las condiciones actuales.

Por eso, la pregunta es: ¿y los salarios señor presidente electo?

Sí, los mexicanos ven bien y les conviene que se ejecuten algunas de las acciones esbozadas antes de la campaña, y que ahora se dice se van a ejecutar; sin embargo, lo que verdaderamente beneficia, en lo inmediato y en lo futuro, es el hecho de que se aumente el salario a los trabajadores mexicanos.

Es archisabido que en México se pagan los peores salarios de América Latina y, muy probablemente de los peores del mundo, solo haciendo la comparación entre México y Estados Unidos, puede verse que en México el salario mínimo es de 88.30 pesos diarios mientras que en EE. UU. es de mil 200 pesos por la misma jornada de 8 horas. Los antorchistas hemos dicho que el salario de los mexicanos es un verdadero insulto a las clases pobres de nuestro país y que debería aumentarse no en un 100%, sino, cuando menos, entiéndase bien, a la mitad que se gana en Estados Unidos, es decir 600 pesos diarios. Pero tal aumento, hasta ahora, es prácticamente impensable pues la Comisión Nacional de Salarios Mínimos solo ha autorizado aumentos que medio nivelen el salario con la inflación y que, por lo tanto, solo implican aumentos miserables que no sirven para nada y el Gobierno Federal nunca se ha atrevido a obligar a los empresarios a mejorar sustancialmente el salario de los trabajadores.

El gobierno electo recientemente ha declarado que va a proponer dicho aumento, pero no ha expresado hasta la fecha, en qué monto o en qué porcentaje.

Los antorchistas hemos planteado que en México se debe establecer una política de impuesto progresivo, en la que paguen más quienes ganan más y paguen menos quienes ganen menos, pero es evidente que una política de este tipo afectaría y seriamente las ganancias de los grandes banqueros, industriales y empresas nacionales y transnacionales. Lo cierto es que, hasta donde sabemos, esta medida no ha sido ni siquiera esbozada por el presidente electo.

Sería ingenuo pensar que los poderosos económicamente están preocupados por cambiar verdaderamente la situación económica de nuestro país dado que ellos son los principales beneficiarios, por esa razón seguimos planteando que cuando menos hasta ahorita sigue vigente la tarea de organizar a las masas más pobres de este país para que sean ellas las que, por ser las principales afectadas realicen un cambio de modelo económico que realmente los beneficie. En el proceso electoral que acabamos de pasar, tal pareciera que solo cambiamos a unos individuos por otros, o de "capataz".

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