“Pero no cedió todavía,
porque el tener poderío sobre los hombres
es una cosa muy dulce
y no se deja fácilmente”
Mediz Bolio
43 de 106 alcaldes yucatecos buscan la reelección para 2021, 43 ediles buscan repetir el cargo junto con varios diputados y funcionarios que nuevamente están en la pelea por el poder, y que en estas épocas de elecciones, a pesar del covid-19, buscan desesperadamente el voto de la población.
Y están, también, algunos alcaldes que, aunque no se anotaron nuevamente en la boleta, están impulsado a un integrante de la familia para que compita por el cargo, es el caso del municipio de Pero, donde la abanderada por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), Wendy Roxana Domínguez Carrillo, es esposa del actual alcalde, Édgar Calderón Sosa, y algunos otros ejemplos donde se busca permanecer cercano al poder.
Sin duda alguna, es una decisión descarada y cínica por parte de los ediles o funcionarios, que durante 2020, poco o nada hicieron por el pueblo yucateco, al igual que las autoridades estatales y federales que continúan siendo cómplices de que la marginación y pobreza crezca y se generalice en el estado.
La doble contingencia en 2020, pandemia e inundaciones, afectó gravemente a Yucatán y a la economía de miles de familias humildes, pues de 1 millón 21 mil habitantes en pobreza, paso a 1 millón 180 mil pobres en el estado, que hoy forman parte del umbral de pobreza, y que del 41 pasa al 45%, la población que sufre algún tipo de carencia y está en pobreza, sin embargo, este número pudo haberse evitado, ésta ascendente cifra es producto de la falta y de las malas políticas de los gobernantes que poco implementaron para impedir la propagación del virus, pero además, de las malas condiciones en que las autoridades han mantenido a los yucatecos durante años.
Durante muchos años, el estado yucateco y sus funcionarios no han sido capaces de asegurar el progreso, y la calidad de vida que merecen las familias yucatecas, y ésta pandemia vino a desenmascarar las precarias condiciones que viven miles de familias. La doble contingencia denuncia a un Estado que se sigue preocupando sólo de sus bolsillos, mientras deja en el abandono a los campesinos y trabajadores yucatecos, “que se rasquen con sus propias uñas, para su regreso a la normalidad”.
Se sigue teniendo un estado débil con la sociedad, que no crea las condiciones de bienestar que la ley otorga a los mexicanos, para que tengan una vida digna, con empleo y buenos salarios, vivienda digna, servicios básicos, etc., que en la doble contingencia, el estado fuera el aliado de las familias yucatecas que les permitiera el quédate en casa seguro, evitando los contagios al salir a la calle y la falta de alimentos por el desempleo. Pero durante años están condiciones infrahumanas han continuado, pues no han aparecido de la noche a la mañana, enumero algunas de ellas:
En 2019, 428 mil yucatecos se encontraban en condiciones de pobreza alimentaria, si hace dos años, miles de familias apenas tenían para comer, ahora en 2020-2021 donde el primer recurso se destina a la alimentación.
Yucatán, uno de los estados donde los empleos son de los peor pagados, y con menos prestaciones, ejemplo, el de la construcción, uno de los más golpeados por la pandemia, de estas, aproximadamente hay 38 mil personas que se dedican a la albañilería, y un 60% no cuenta con seguro social.
El 80% de los pensionados y jubilados, viven en pobreza, según investigaciones de Gina Villagómez Valdés, investigadores de la UADY.
El campo yucateco se encuentra en peligro, no solo por las inundaciones de este año, sino que desde hace seis años no hay semillas y se han reducido los apoyos al campo, ha señalado el comisario ejidal, Manuel Jesús Balam Arceo.
Con o sin pandemia, ésta era la realidad del estado yucateco, y ahora ¿cómo se atiende la pobreza alimentaria y los otros rubros del hogar, la educación, la salud, etc.? ¿Cómo le hicieron los 38 mil albañiles y alarifes durante la pandemia, si no podían trabajar, y menos cuentan con un respaldo económico? ¿Los apoyos al campo en estas épocas?
Las autoridades del estado poco hacen para cambiar las condiciones de pobreza para los yucatecos, poco, para que ante una situación así, la gente pueda mantenerse en sus casas, sin riesgo a morirse de hambre. No asombra que esta indiferencia a cambiar las cosas, se replique con mayor crudeza y que desde las cúpulas del poder todo esto se permita, que varias autoridades están en el poder para enriquecerse del erario público, lo sabemos los mexicanos.
Sin embargo, ya es tiempo de cambiar las cosas, de seguir permitiendo que autoridades sólo busquen el poder para llenar sus bolsillos. La avaricia tiene cara en Yucatán, y deja tras de sí un rastro de marginación y pobreza en el estado, que ya no se puede seguir permitiendo.
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