Si bien sabemos que los impuestos recaudados por parte del gobierno en turno, como son el Impuesto Sobre la Renta (ISR) que, en el caso de los trabajadores, es el dinero que directamente retiene el patrón del salario para entregarlo al Estado por el hecho de tener trabajo formal; el Impuesto al Valor Agregado (IVA), es decir, el pago que hacemos al Gobierno al consumir cualquier producto o servicio, llámese como se llame; así como otros impuestos que pagamos y que el Estado recauda mediante el cobro de tenencia vehicular, predial, “servicios” públicos, agua potable, luz, pavimentaciones, etc. Recaudación que, en teoría, debería ser administrada de forma “correcta” para que, a cambio, la población pueda obtener una “mejor calidad de vida”.
En este sentido podemos afirmar que nuestros impuestos deben ser dirigidos para mejorar los sistemas de salud, educación, seguridad, transporte, ciencia y tecnología, arte y cultura, infraestructura y servicios públicos y demás áreas de la vida social en donde la población requiere que se le atienda. Pero también esos recursos que llegan a las arcas del Gobierno se ocupan para el pago de salarios de todos los trabajadores al servicio del Estado, del aparato burocrático, sí, especialmente a esas personas que nos atienden cuando nos acercamos para realizar algún trámite administrativo, alguna petición, en busca de alguna medida que ayude a mejorar los servicios en nuestras colonias; a aquellos funcionarios públicos que deberían estar para velar por nuestra seguridad (pero que en realidad nos reprimen), a los que están encargados de impartir justicia laboral, etc., es decir, que nuestros impuestos también sirven para pagarle a esos “trabajadores” del Estado.
Llama la atención la administración de la jefa de Gobierno de la Ciudad de México (CDMX), la doctora Claudia Sheinbaum, por cómo está conduciendo las finanzas públicas, pues en su informe del tercer trimestre del presente año no gastó todo lo programado para el egreso que tiene proyectado y autorizado gastar. La CDMX tenía programado gastar 179 mil 580 millones de pesos, pero su presupuesto ejercido fue de 149 mil 160.4 mdp; es decir, 30 mil 419.6 mdp menos. A simple vista, para quienes no conocen algunos conceptos de las finanzas públicas, podría pensarse que fue un ahorro importante o que la corrupción no llega a las puertas de la 4T y por eso hasta les rinden los recursos; pero el informe que entregó la Secretaría de Administración y Finanzas (SAF) al Congreso de la Cuidad no es más que un informe maquillado para ocultar las corruptelas que en la actual administración existen.
¿Por qué me atrevo a afirmar que se trata de un informe maquillado para ocultar dichas corruptelas en la CDMX? Las autoridades capitalinas maquillaron el gasto no ejercido, que en estos temas de finanzas públicas se le conoce como subejercicio, es decir, dinero que no gastaron en alguna entidad pública que así lo requería; con el argumento, según la propia SAF, que se trata de un “gasto comprometido”, concepto nuevo que pretende ocultar o eliminar de un plumazo el llamado subejercicio. Sin embargo, ni sumando lo ya gastado con el “gasto comprometido” alcanza para cubrir esos 30 mil 419.2 mdp faltantes. Por ejemplo, en el caso de la salud justificó 75 millones en “gastos comprometidos”, pero en realidad faltan de entregarse mil 516 mdp, su programado por erogar es de 9 mil 989 millones pero en realidad solo gastó 8 mil 473 mdp; otro ejemplo lo encontramos en la Secretaria de Seguridad Ciudadana que justifica 190 mdp en “gastos comprometidos” pero de igual modo le faltan por gastar mil 975.2 mdp; y así nos podemos ir con todas las secretarías y dependencias gubernamentales donde encontraremos una serie de irregularidades e inconsistencias sobre esos 30 mil 419.6 mdp que sobran en los gastos de egresos en la CDMX y que son una clara evidencia de la corrupción que existe en la administración que dirige la doctora Sheinbaum.
Según la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria estos recursos no gastados deben de ser devueltas a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), para que desde ahí esos recursos sean redirigidos en favor del interés nacional. Ahora bien, ¿lo hará así la administradora de los capitalinos? No creo, pues la doctora está acostumbrada, si no a tener otros datos sí a manipular y engañar a la ciudadanía; recordemos que en informes pasados afirmó y aseguró que no había subejercicio en el caso del Metro de la CDMX, pero que los datos en concreto desmentían la postura de la jefa de gobierno.
Pregunta obligada, ¿existe en verdad una correcta austeridad republicana?, ¿en verdad existe en la 4T transparencia en el manejo de los recursos públicos que se obtienen del pago de nuestros impuestos?, ¿cómo será el siguiente informe de la jefa de Gobierno de la CDMX? Y sobre todo, ¿por qué no se hicieron esos gastos si ya estaban contemplados y autorizados para su ejercicio?, ¿cuánta medicina no hace falta, cuántos enfermos y fallecidos por la Covid-19 han dejado de atenderse por falta de recursos económicos, cuánta falta de mantenimiento requieren las escuelas, cuánta gente no necesita vivienda, cuántas colonias no necesitan alguna infraestructura para mejorar sus servicios, por qué sabiendo todo eso la jefa de gobierno no utilizó oportuna y eficazmente esos recurso, será que ya está haciendo su colchoncito para impulsar sus aspiraciones presidenciales rumbo a las próximas elecciones de 2024 y mientras más aprieta a la gente humilde más probabilidad tiene, mediante sus programas asistenciales, de incrementar sus adeptos?
A mi juicio debemos de ser críticos y vigilantes con este y todos los gobiernos pues son, nada más y nada menos, que los responsables de administrar el dinero que con esfuerzos pagamos a través de los impuestos. No nos dejemos engañar y exijamos que en verdad se apliquen en favor de la población humilde y no para servir a los mezquinos intereses económicos y políticos de los arribistas de siempre.
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