El día 22 de octubre, el municipio de Metlatónoc, Guerrero, recibió la visita del presidente de la república, el licenciado Andrés Manuel López Obrador, en un evento que contrasta en mucho por lo que tanto ha predicado, hecho que varios de los asistentes pudimos constatar de manera personal. Haciendo gala a su prédica de la famosa austeridad, el mandatario del Ejecutivo federal se trasladó por tierra en una suburban de la ciudad de Tlapa a la cabecera municipal del municipio de Metlatónoc, retrasando su llegada por casi dos horas y media, puesto que el evento se convocó para las cuatro de la tarde y él llegó a las seis y media.
En cierta medida es comprensible su retraso en virtud que, durante nuestro viaje pudimos observar, que a lo largo del camino de Tlapa a Metlatónoc, había varios grupos de manifestantes que, en su mayoría, aprovechando el paso del presidente, salieron a exigir sus necesidades como: obras, escuelas, claves de escuelas, reconocimiento a sus derechos laborales. Ya en la cabecera municipal, en medio de la lluvia, observamos un número muy reducido de ciudadanos que esperaban el arribo del presidente. Aproximadamente a las cuatro y media de la tarde, arribó la gobernadora del estado de Guerrero, licenciada Evelyn Cecia Salgado Pineda, acompañada con parte de su gabinete y pasadas las seis y media llegó López Obrador, a quienes lo estaban esperando, apenas les brindó unos instantes sin bajarse de su camioneta, para enseguida, aunque algunos aún se sostenían de su camioneta, se encaminó al lugar del evento, donde sólo pudieron entrar aquellas personas que estaban en una lista para tal efecto, es decir, el evento fue muy selectivo, a puerta cerrada, se intentó reducir la posibilidad de alguna manifestación (así lo comentaba un integrante del equipo de logística en un parte verbal de daba a su superior), provocando con ello que quienes acudieron con la esperanza de saludar o hasta de conocer en persona al presidente o simplemente escuchar sus propuestas no pudieran hacerlo, en una calle llena de vallas metálicas quedaron los de a pie, los humildes los pobres, lo que querían que fuera el presidente quien les recibiera sus peticiones, quienes pretendían estrechar su mano, cosa realmente imposible puesto que el señor presidente ingresó al lugar del evento dentro de su camioneta y las solicitudes las recibió una señorita que por cierto nunca se supo el número telefónico de “atención ciudadana” para poder darle seguimiento a las peticiones.
Gentilmente, sus operadores instalaron un altavoz en la calle para poder escuchar el evento en general, un evento lleno de discursos que muy poco o nada coinciden con la realidad, un discurso repetitivo, lleno de informes y de cifras que ponen en alto a la cuarta transformación, un discurso sin resultados que realmente se reflejen en la vida diaria de los mexicanos.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario