Vivir en los tiempos de la 4T, parece el título de una película hollywoodense, futurista, una en la que se han cortado todos los apoyos para la subsistencia del campo, de los pequeños empresarios, de las madres solteras, de los estudiantes, fondos para desastres naturales, para servicios y obras y un largo etc. En efecto, vivir en los tiempos de la 4T parece una película de terror.
Sin embargo, hay quienes, aún con las limitaciones existentes se han encargado no sólo de subsistir sino de honrar la vida, como lo dijese Eladia Blázquez en su canción que pertenece a esta homónima frase.
Desde tiempos inmemoriales, el arte ha acompañado al hombre en la expresión de sus sentimientos, de sus ideas, de sus pensamientos. La idea del mundo se resumía en una obra artística que se gestó a través del arte parietal, en las pinturas rupestres y en las figuras de arcilla casi en tamaño real de bisontes y búfalos. Más tarde, el hombre empezó a percutir piedras y palos a un ritmo marcado para poder seguir expresándose.
La música nace ahí, de los primeros sonidos guturales y percusiones. Más tarde esta se convierte en una conexión íntima entre los hombres y sus deidades. En la antigua Grecia, por ejemplo, el ser músico era sinónimo de un ser distinto, superior en muchos aspectos, pues lograba la conexión espiritual entre este mundo y el espiritual; al mismo tiempo, es a través de los cantos entre trovadores y juglares como las batallas épicas pasan de región a región y de ciudad en ciudad.
La música ha sido pues, un lenguaje puramente humano que encuentra eco en todo corazón e intelecto capaz de ser empático a los sentimientos universales y, en ocasiones, más selectos. La evolución de la música pertenece, en buena parte, al pueblo trabajador, por ejemplo, los orígenes del blues y del jazz, se encuentran en las jornadas arduas de trabajo a la que eran sometidos los algodoneros que, oscura la piel y henchido el corazón en penas, empiezan a sincronizar el ritmo del trabajo y a pintar sobre este con un matiz nostálgico, la melodía que acompaña al trabajo.
En México, por ejemplo, la música que llega de otras regiones, encuentra eco en el ánimo del pueblo y a reproducirse con el ingenio que caracteriza a los propios mexicanos “Si a tu ventana llega un burro flaco, trátalo con desprecio porque es austriaco” rezaba el verso arreglado por el ingenio mexicano ante el rechazo a un nuevo imperio, de aquí en adelante, vemos una proliferación musical en México como en muy pocos países, se compone por ejemplo la canción romántica mexicana, el bolero, la canción ranchera, el danzón, el vals… y adaptaciones a géneros extranjeros que querían robar empatía al oído mexicano. Y así podríamos dar pruebas y pruebas del ánimo que siempre ha acompañado al hombre trabajador en paralelismo con la música, pero nuestro análisis sería estéril sin antes poder hacer referencia a las cualidades espirituales que siembra en el hombre el escuchar y practicar música de calidad.
Sabemos que el hombre que practica esta bella arte, es un hombre culto, visionario, sensible, inteligente y que la práctica de la música en colectivo hace que pueda potenciarse el trabajo en conjunto. Poder evocar estos sentimientos en el hombre es, sin duda, una tarea ardua, una tarea que los antorchistas hemos aceptado y cumplido desde el origen de nuestra organización.
Hoy, y ante la pandemia ocasionada por la covid-19 y la mayor, la de la 4T, se vuelve indispensable el poder sembrar en el pueblo el ánimo de una nación valerosa, alegre, inteligente y sensible y, sin duda, estos elementos se ven sintetizados (aunque no únicamente aquí) en la música de nuestro país.
Recordar a Gonzalo Curiel, a José Alfredo Jiménez, a Agustín Lara, a Consuelo Velázquez, etc. Es poder recordar esta época en la que, nuestra música era muestra de gran intelecto y sensibilidad, la música mexicana es reconocida a nivel nacional por su belleza, por su complejidad, por su armonía y por su letra tan sentida y poética. Aquellos que se siguen levantando temprano, en tiempos de la 4T, sabiendo que el mundo mejor depende de sus acciones: los antorchistas, en plena pandemia, también hacemos música.
¿Por qué? Porque sabemos que, a través del arte, y en particular, a través de la música, podemos seguir elevando las cualidades que evoca la actividad artística, para convertir al hombre en un ser distinto, en un ser superior, sólo aquellos que tienen plena conciencia de la justeza de su lucha en virtud de la creación del hombre nuevo, se atreven a soñar tan alto.
Los invitamos este 25 de septiembre a sintonizar la 9na emisión del Concurso Nacional de Voces, que en esta ocasión se realizará de forma virtual, a través de la página oficial del Movimiento Antorchista Nacional, Antorcha sigue cantando ante la adversidad, porque nos atrevemos a soñar en alto, porque sabemos que el futuro es nuestro ¡Que nadie falte compañeros! Cantemos con la seguridad del ave en sus alas, cantemos con la seguridad de nuestra organización en su unión, en su fraternidad y en su lucha, que nadie se lo pierda.
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