MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Antorcha cumplió: Chimalhuacán es un lugar digno para vivir (I/III)

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Luego de la desecación del desaparecido Lago de Texcoco, en la década de los años setentas y ochentas, comenzó la explosión demográfica en la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM), principalmente crecieron desordenadamente los municipios del oriente del Estado de México: Nezahualcóyotl y el viejo Chimalhuacán. Este último, considerado por mucho tiempo como el municipio urbano más marginado y pobre de la época. Sin embargo, desde el año 2000 y durante 21 años, sus habitantes lucharon incansablemente, junto con la organización social conocida como Antorcha, para convertir a Chimalhuacán en un lugar digno para vivir.

En aquellos ayeres, me platican mis padres y abuelos, existió una grave crisis en el campo propiciada por un débil programa de apoyo agrario y, por tanto, el abandono por parte de ejidatarios. Miles de personas migraron de diversos estados de la república hacia el entonces Distrito Federal, en busca de un empleo y, por tanto, también de un lugar para vivir. Es así como se poblaron los dos municipios mencionados, además de los de Chalco, Chicoloapan, Ixtapaluca, La Paz y Texcoco, los cuales de por sí tenían problemas para brindar servicios básicos a su población nativa, los cuales se agudizaron con la llegada de nuevos pobladores. Es más, incluso hasta la fecha, miles de mexiquenses que habitan esos municipios todavía carecen de agua potable, drenaje, pavimentos, electrificación, etc., etc.

Para la década de los noventas, era evidente el contraste en urbanización y desarrollo entre Chimalhuacán y Neza, al que el gobierno estatal le inyectó gran cantidad de recursos a pesar de que este nació del primero. Neza, aunque hoy evidenciado por su falso modelo de planeación, ya contaba con pavimentos y algunos servicios y Chimal se encontraba en la miseria total: sin drenaje, sin agua potable, con calles llenas de basura y perros muertos a cada paso; polvorientas y lodo en tiempos de lluvias, sin escuelas, sin electricidad, no había nada, sólo había miseria y caciques.

Es aceptado que a partir del año 2000 Chimalhuacán tuvo un cambio radical en el modelo de la forma de gobernar y, por tanto, en el desarrollo en infraestructura urbana y social que experimentó gracias a una visión de gobierno colectiva, inclusiva y que aplicó políticas sociales que impulsaron el desarrollo del territorio y sus residentes, a pesar de los graves problemas que enfrentó por haber estado muchos años en l vil abandono. Hay estudios, como los del Gabinete de Comunicación Estratégica (GCE) del analista Liébano Sáenz en el que se muestran aciertos de los trienios antorchistas que superaron en calidad de satisfacción de servicios a alcaldías de la Ciudad de México; o el libro de “Marginación urbana. El caso del oriente mexiquense” de Pérez Zamorano, (2010), donde se comprueba con datos comparativos que con la llegada de Antorcha al gobierno se benefició a la gente y el libro “Chimalhuacán: de ciudad perdida a municipio modelo”, del periodista Alejandro Envila, en el que se registran todos los avances en infraestructura, cultura y calidad de vida que en solo 21 años alcanzaron los chimalhuacanos.

Tan solo dejo el siguiente dato: antes de que llegara Antorcha al gobierno municipal, solo estaba pavimentado el 5 por ciento de más de 2 mil vialidades que tiene la localidad. Hoy por hoy, después de 21 años, Chimalhuacán tiene el 96% de sus calles con pavimento o asfalto, además de áreas verdes, guarniciones y banquetas. Basta ver la avenida del Peñón, la vialidad principal donde actualmente se puede ver una ejemplar planeación vial: la circulación es cómoda, cuenta con señalamientos, con puentes peatonales, camellones con bellos árboles y por ahí corre el Mexibús que va al metro Pantitlán, el cual es un transporte rápido, seguro y barato; nada que ver con la otrora avenida llena de montañas de tierra, basura, caminos de terracería por donde circulaban los llamados “chimecos”, que eran camiones viejos que ponían en riesgo la vida de la gente.

Actualmente Chimalhuacán cuenta con desarrollo social, educación, cultura, deporte, servicios de calidad como agua, drenaje, electricidad, lugares de recreación, todo conseguido con la lucha del pueblo.

Los detractores de Antorcha dicen que “todo se hizo mal y que cualquiera puede hacer pavimentos”, yo les pregunto ¿Los antecesores de Morena y sus operadores -y que ahora ostentan la camiseta de Morena-, ¿qué hicieron en 21 años? Todos sabemos que no hicieron nada… bueno sí hicieron: se dedicaron a lanzar veneno y bravuconadas. Estoy seguro que van a querer colgarse las medallas que no le corresponden, pero los chimalhuacanos tenemos memoria y no debemos olvidar quién fue el artífice del desarrollo de Chimalhuacán y quién hizo el trabajo para tener un municipio digno, habitable y bonito. En próximos años el pueblo de Chimalhuacán deberá ser muy inteligente, analítico y juzgar con serenidad lo hecho por Antorcha y compararlo con lo que intentará hacer Morena con el ayuntamiento.

En fin. Esta primera parte de tres, es un breve balance histórico de lo ocurrido en un lapso de tiempo de cincuenta años en el municipio. Lo dije en unos cuantos renglones, se dice fácil, pero han pasado muchas cosas en la historia, hay que recordar algunos antecedentes para comprender cómo Chimalhuacán pasó de ser una demarcación en desgracia a un lugar digno para vivir y en un polo de desarrollo en la zona oriente mexiquense. #TeCumplimosChimal.

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