Recién iniciada la fase tres de la pandemia del coronavirus, que la Secretaría de Salud han determinado como la más peligrosa en la que se puede expandir de manera rápida y exponencial el número de contagiados y de muertos, estas son las cifras oficiales hasta el día de hoy: 1,069 defunciones y 11,633 contagiados; en Sinaloa suman, 61 y 573 respectivamente, cifras por demás cuestionadas por la opinión pública y algunas autoridades como el gobernador de Baja California, Jaime Bonilla, quien asegura que la cifra de muertos es mayor en la entidad que gobierna, que la que anuncia el gobierno federal a través de su subsecretario de salud Hugo López-Gatell, hay pues, manipulación de cifras que ocultan una realidad más grave y que el gobierno de López Obrador quiere ocultar.
También, a estas alturas no se ha surtido al cien por ciento a los hospitales y al personal médico de todo el país, del equipo e insumos especiales que requiere el tratamiento adecuado del coronavirus, y con esto expone a éstos últimos a contagiarse y poner en peligro su vida, cuestión que los mexicanos debemos condenar y exigirle al presidente de la República que de una vez por todas cumpla con su deber: salvaguardar la vida de todos los mexicanos y, en especial a los encargados de velar por nuestra salud. También siguen sin aplicarse las pruebas suficientes para detectar a los contagiados y aislarlos del resto de la población. Ante tal realidad, hay voces de especialistas en la materia, que aseguran consecuencias más graves para la población de nuestro país, por no haberse tomado a tiempo las medidas correctas recomendadas por Organización Mundial de la Salud (OMS) y, todo porque el señor presidente de la república, siguió a pie juntillas la política de Donald Trump, respecto a la pandemia, es decir, no le dio importancia y ahora el tiempo nos rebasó.
En los hospitales de Sinaloa, la situación no es diferente, ha habido manifestaciones de médicos y enfermeras en el hospital del ISSSTE, en el de La Mujer, en el Seguro Social, exigiendo precisamente el equipo especial para proteger su salud y, también han hecho evidente la falta de insumos para los pacientes. En estas condiciones deplorables entramos a la tercera fase del coronavirus y, como dice el pueblo, "que Dios nos agarre confesados", pues, el sistema de salud no garantiza las condiciones óptimas para médicos y pacientes.
En Sinaloa a pesar de todo el aislamiento en que se encuentra la población y, las medidas que las autoridades locales han tomado (algunas ya rayan en el toque de queda, por ejemplo, en el municipio de Navolato y Choix y el centro histórico de la capital del estado), no vemos al gobierno federal y estatal solidarizándose con las familias de menores ingresos, que en Sinaloa suman cientos de miles. A nivel nacional el Coneval registra 91 millones de pobres, de los cuales 48 millones viven en pobreza extrema y, del total de la población económicamente activa (PEA), el 60 por ciento trabaja en la economía informal, motivos por los cuales no tienen los recursos suficientes para enfrentar la pandemia, en los aspectos de salud y alimentación de sus familias. Los dos niveles de gobierno que manejan mayor presupuesto, el federal y estatal, se han limitado a llamar a la gente a "guardarse en su casa", pero, sin darle ningún apoyo en efectivo o en especie. Hay desesperación en millones de hogares, ya que sus hijos piden comida y no tienen manera de proveerla, lo poco que tenían ahorrado ya se les acabo, para ellos el "quédate en tu casa" es un verdadero viacrucis, estamos ya en el umbral de una tragedia peor que el coronavirus: la hambruna.
Los gobiernos federal, estatal y aún los municipales, no quieren ver este clamor, o más bien, fingen ignorarlo, algunos de sus funcionarios con los cuales hemos tenido contacto, solo se reducen a decir que saldremos adelante con los apoyos de los programas que maneja la Secretaría de Bienestar, pero, si echamos cuenta de manera precisa, vemos que estos solo cubren a 22 millones de mexicanos en el mejor de los casos, ya que hay muchos a los que les dieron las tarjetas pero nunca recibieron un depósito.
El Movimiento Antorchista Nacional lleva más de tres semanas exigiendo a lo largo y ancho del país, a través de los medios de comunicación, un programa alimentario nacional para garantizar la comida de las familias de menos recursos y que están en la línea de la pobreza. Por respuesta hemos obtenido el silencio, la indiferencia y la burla de los que gobiernan, que creen que estamos pidiendo imposibles, pero no es cierto, en primer lugar nuestra petición tiene una base real y basta con que la autoridad acuda a cualquier colonia popular o poblado rural y se dará cuenta que lo primero que piden los vecinos es apoyo en comida; en segundo lugar, si pedimos que se instrumente este programa es porque no solo creemos si no que afirmamos que exclusivamente el gobierno federal y los gobiernos estatales, tienen los recursos suficientes para hacerle frente a esta necesidad, ya que concentran los dineros de los impuestos y puedes reorientar el gasto, cancelando o posponiendo proyectos de infraestructura como el Tren Maya, a Refinería de Dos Bocas, el Corredor Transístmico, el Aeropuerto de Santa Lucía, deberán hacerlo, pues está en juego la salud y la vida de millones de mexicanas y mexicanos.
Desde este espacio exhortamos al presidente de la república y al gobernador Quirino Ordaz Coppel, a que asuman de manera plena su responsabilidad social, a este último gobernante, públicamente le solicitamos reciba en audiencia una pequeña comisión de sinaloenses organizados en el Movimiento Antorchista, para exponerle de viva voz esta situación, no está bien que nos descalifique, nos ignore, haga como que ni nos ve ni nos oye por el solo hecho de alzar la voz por los que menos tienen, tanto derecho tienen los pobres de Sinaloa, como la clase empresarial para ser escuchados y atendidos, pues también pagan sus impuestos directos e indirectos y por tanto, es justo su reclamo de atención a sus necesidades. Esperamos que el gobernador haga honor a la distinción que algunas encuestas le han hecho, al mencionarlo como uno de los mejores gobernadores del país. Aquí opera la cita bíblica "por sus hechos los conoceréis".
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