Generalmente el surgimiento de movimientos ciudadanos busca generar contrapesos sanos y necesarios en cualquier escenario democrático; sin embargo, en México estos movimientos han sido considerados como fuerzas de choque que amenazan la prevalencia de un gobierno que ve enemigos a cualquiera que no coincide con él y se rompe el ambiente propicio y de bienestar para el desarrollo de la democracia, y en el contexto actual agreguemos la pandemia que vino a recrudecer los cuestionamientos sobre la gobernanza y la gobernabilidad.
Desafortunadamente en la actualidad el gobierno de México, se encuentra inmerso en un contexto por demás conocido; el hartazgo, la desilusión y la recurrente corrupción proveniente del sistema político, un desafío no superado del actual presidente de México que era acabar con la inercia que por décadas fue el motor de una corrupción inherente al sistema. Hoy por hoy queda demostrado que la corrupción, el nepotismo y la impunidad son inherentes al sistema, no al partido ni quien ostenta el poder.
Además el exceso de exposición del presidente López Obrador en las llamadas mañaneras ha generado una amplia división entre la opinión pública, una sólida polarización y una constante apertura de frentes de confrontación con diversos sectores de la población. Desde las estancias infantiles, la Guardia Nacional, el NAIM, el Tren Maya, la sociedad civil, el avión presidencial y los temas de debate que se abren día a día, la población observa con incertidumbre la falta de política pública, pero la constante campaña aparentemente discursiva no cesa.
Las afirmaciones, descalificaciones, acusaciones, señalamientos y fricciones con la prensa, la ciudadanía y los liderazgos estratégicos de la vida nacional mexicana, hacen más complejo el escenario público. Y el panorama se ha tornado más complejo con los más de 220 mil muertos por covid-19, la creciente ola de violencia en el país, el desempleo desmedido y con instituciones frágiles que luchan por sobrevivir.
Seguimos, cuando a la “izquierda” en el afán de convencer a la masa trabajadora promete idílicamente sin sustento científico y no le alcanza para cumplir sus compromisos de gestión, ya sea por incapacidad, por falta de visión responsable, basada en la ciencia económica con sentido social o porque la inercia del sistema actual los sigue arrastrando; y si el gobierno aparentemente de izquierda busca callar los reclamos y cuestionamientos de una sociedad desgastada, que ante la falta de opciones, de proyectos viables y de liderazgos auténticos, se puede caer nuevamente en la trampa del “es mejor malo por conocido, que bueno por conocer.” Desgastando la esencia de la verdadera izquierda. Así mismo, las características sui generis del México de hoy requieren creatividad en las soluciones, creatividad que vaya más allá de "tecnocracia vs dinosaurios vs políticas del pasado".
El pueblo opina y en cierta medida decide que políticas considera justas y que le desagrada, sin importar la etiqueta. El pagar menos impuestos, la baja inflación es de su agrado, la falta de empleos y desarrollo económico no.
Debemos aprender la lección, reflexionar y actuar en consecuencia; la lección que nos están dando nuestros gobernantes improvisados de morena, ante una evidente falta de soluciones en casi todo por no decir todos los ámbitos del gobierno federal, cero desarrollo económico que se refleja en la falta de fuentes de empleo para todo el país, falta de atención a la población en el sector salud interno y externo y con la pandemia provocada por la covid-19, los problemas de salud se desbordaron contagiados, muertos y una economía en decadencia, etc. Todo esto le ha costado a México crecimiento económico, empleos, huida de capitales, atractivo como destino de inversión y miles de millones de dólares en indemnizaciones y renegociaciones.
En detrimento del desarrollo económico, político y social el presidente Obrador tiene un profundo desdén por la tecnología, la ciencia y la técnica. Prefiere lo arcaico y lo que le dicta su intuición, que lo moderno. Y en consonancia en el diálogo político y la autocrítica al interior y al exterior del partido están prohibidos. La misma intolerancia y alineación del partido en el poder son impuestas en ellos. El ejecutivo "tira línea" y esta es seguida como doctrina, como verdad absoluta, sin cuestionamiento alguno.
Esto no puede continuar México necesita de un auténtico equilibrio en los tres poderes máximos de la nación, Ejecutivo, Legislativo Y Judicial, los mexicanos necesitamos salir a votar pensando en equilibrar estos poderes con el voto razonado, analizado y por supuesto es posible; Morena ya no, no más Morena, no lo merecen, no saben gobernar, necesitamos un rumbo distinto que nos lleve a la cúspide, a una realización económica y social que nos permita competir sanamente con los países de primer mundo; se tiene las condiciones para tal hazaña, contamos con riquezas naturales bastas y recursos humanos con preparación suficiente para hacerlo, solamente necesitamos de gobernantes capaces, sensibles y humanistas, donde todos los sectores de la sociedad participen y sean beneficiados justa equitativamente.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario