El trabajo cultural que se hace en México es totalmente insuficiente. Las grandes mayorías no tienen acceso cotidiano a las bellas artes. Esto no es accidental: así está planificada en nuestro país la difusión cultural; para que le toque lo menos posible a las masas.
El presupuesto que se destina a las áreas encargadas de hacer esta labor no es el que se requiere para masificarla. Para este año, por la decisión del presidente de la república, que tanto habla de que la fortaleza del país está en nuestra cultura, en nuestras raíces, y por aprobación del pleno de la Cámara de Diputados, el presupuesto del Ramo 48, Cultura, es de 16 mil 574 millones de pesos, pero: “En términos reales, es decir, ya quitando el efecto de la inflación, se trata de un recorte del 3.8 % en comparación con lo destinado hace seis años, en 2018, el último año de Peña Nieto” (Animal Político, 11 de septiembre de 2023).
La misma fuente informa que “el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal), del que dependen múltiples escuelas y museos en el país como el Conservatorio Nacional de Música, también tendrá un recorte en términos reales de hasta un 17 %” en comparación con el Gobierno anterior.
Algún día los antorchistas lograremos que quienes todo producen, quienes todo crean con sus manos, sudor y esfuerzo, disfruten de la riqueza que ellos mismos produjeron, incluida la cultural.
El presupuesto que asignaba al Ramo 48 la administración anterior no era, ni de lejos, el necesario, pero el Gobierno actual está profundizando la crisis cultural. Según Paulina Castaño, del Centro de Análisis e Investigación Fundar, “el monto total para Cultura representa apenas el 0.19 % del presupuesto federal total, cuando la Organización de las Naciones Unidas recomienda el 1 % a las naciones adheridas a la Carta Cultural Iberoamericana. Para cumplirla se requeriría un presupuesto de más de 90 mil millones de pesos.” (Proceso, 20 de noviembre de 2023).
Además, Castaño dice que para que el Estado garantice el derecho a la Cultura, tiene que asignarse un mayor presupuesto y distribuirse equitativamente, de tal manera que todos los mexicanos podamos acceder a bienes, servicios y manifestaciones culturales. Creo que este planteamiento de la investigadora es clave, y muchos que pensamos como ella estamos de acuerdo, pues es muy poco el contacto que la gente del pueblo tiene con las artes que provienen de él mismo y que pocos, muy pocos, se ocupan de regresársela.
El maestro Aquiles Córdova Morán explica en su libro Poesía y lenguaje que los estudiantes, amas de casa, trabajadores del campo y de la ciudad, la gente más modesta del país, pues, no tiene contacto con el arte porque este se vende en teatros, auditorios, escuelas o escenarios de distinto tipo que cobran para poder tener acceso a ellos.
Asimismo, dice, porque al pueblo no se le ha educado para disfrutar las manifestaciones artísticas que muestran las creaciones de la sensibilidad humana al más alto nivel sino que, por el contrario, se le llena de basura cultural, como música de muy baja calidad y se le presentan de día y de noche “artistas” que pretenden ser modelos de vida del pueblo con la clara intención de vender ropa, calzado, estilo de vida y todo lo que se pueda que promocionen sus ídolos, al consumidor desprevenido. ¡Qué razón tiene, maestro! En la época del reguetón, el corrido tumbado y el narcocorrido.
El Movimiento Antorchista, con sus modestos recursos, combate desde hace medio siglo este problema que, como ya se vio, no es del interés del Gobierno remediar: difunde la cultura de manera gratuita y forma artistas altamente preparados que despiertan con sus ejecuciones la sensibilidad y el gusto de las masas populares por el verdadero arte. Nuestros Grupos Culturales Nacionales (GCN) que llevan todo el año a muchos rincones del país funciones de baile, danza, música, teatro y declamación, han logrado los mejores resultados para despertar al pueblo en este terreno.
Cuando las ideas del Movimiento Antorchista en torno al arte se apliquen desde la Presidencia de este país, habrá un esfuerzo formidable de recursos económicos y humanos para cultivar masivamente el gusto por las artes, a despecho de sus aristocráticos dueños de ahora.
Algún día lograremos que quienes todo producen, quienes todo crean con sus manos, sudor y esfuerzo, disfruten de la riqueza que ellos mismos produjeron, incluida la cultural.
Hoy, por lo pronto, de acuerdo con nuestra convicción, nuestros GCN estarán en el centro de Culiacán, y en la Plazuela 27 de septiembre de Los Mochis, 14 y 20 de marzo respectivamente, para que la gente más modesta, y el público en general, claro, puedan disfrutar de hermosas poesías, la vigorosa Danza Azteca que rezuma ansias de lucha y de victoria, grandes interpretaciones de la música popular en las voces de Wences, Betty y todos nuestros grandes cantantes, el musical y sublime Huapango de Moncayo; el vértigo rítmico de los bailes de Chihuahua; el siempre alegre y orgulloso folclor sinaloense y jocosas piezas teatrales. Paladeemos, pues, desde ahora y el día indicado, el suculento platillo que para todo Sinaloa traen estos auténticos artistas populares. ¡Que nadie falte!
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