En el México de nuestros días y en el que nos tocó vivir, rigen las leyes de la economía capitalista; todos los bienes y servicios se producen pensando en el mercado más que en la satisfacción de las necesidades humanas, y en la búsqueda siempre de obtener utilidades con la venta de las mercancías producidas.
En el sistema económico moderno, los que carecen de tierras, edificios, maquinaria o capital para comerciar y especular no tienen otro camino que el de emplearse al servicio de los que sí los poseen; de esta manera están impulsando, lo sepan o no y les guste o no, a ayudar a que acrecienten su riqueza los dueños del capital.
En una palabra, rigen, de manera objetiva, tan real como la ley de la gravedad, las leyes económicas enunciadas magistralmente por Carlos Marx en su obra inmortal El Capital: vivimos en una economía mercantil en la que no puedes acceder a ningún bien o servicio, por más que lo necesites para ti o para tus seres queridos, si no cuentas con dinero en el bolsillo o en una tarjeta plástica, y el comerciante que te lo vende o el propietario de la fábrica que lo produjo te lo acercan en busca no de que te alimentes con la tortilla, te quites el frío con la cobija o protejas tus pies con el calzado, sino anhelando justamente el billete o la moneda de tu bolso, o el saldo de tu cuenta, porque del precio que pagues esperan, si todo sale según sus planes, quedarse con un beneficio o ganancia, cuanto mayor sea ésta, mejor aunque tengan que valerse de los más sucios recursos para conseguirlo.
Como escribiera don Cristóbal Colón en una carta enviada desde Jamaica en 1503, “¡Cosa maravillosa es el oro! Quien tiene oro es dueño y señor de cuanto apetece. Con oro, hasta se hacen entrar las almas en el paraíso”. Ya desde la antigüedad se denuncia al dinero como moneda corrosiva de su orden económico y moral; así, en la Grecia del siglo V a. C., Sófocles, el gran poeta trágico escribió en su Antígona: “No ha habido entre los hombres invención más funesta que la del dinero: ella devasta las ciudades, ella saca a los hombres de su casa, ella los industria y pervierte sus buenos sentimientos, disponiéndolos para todo hecho punible, ella enseñó a los hombres a valerse de todos los medios y a ingeniarse para cometer toda clase de impiedad”.
En efecto, muchos seres humanos se valen de cualquier medio, cometen cualquier impiedad para conseguir dinero, devastan ciudades y sacan a los hombres de sus casas. No se conforman, en su hambre insaciable de utilidades, con estrujar a los trabajadores la mayor plusvalía posible, atropellando las leyes económicas al pagarles con el salario su fuerza de trabajo por debajo de su valor real, que no es otro que el suficiente para que sus familias solventen las necesidades de alimento, vivienda, servicios, descanso y recreo, educación y cultura, salud, comunicación, etc.; después de la explotación en la fábrica, el trabajador es víctima de todos los demás sectores de las clases dominantes, entre ellos los casatenientes que, como ya se dijo, no se tientan en el corazón para sacarlos de sus casas. El sistema se cuida de que ninguna mercancía se venda por debajo de su valor; ninguna, a excepción de la fuerza de trabajo del obrero, al que siempre se le escamotea el precio de lo único que posee, su capacidad de trabajar.
Hay productos, en cambio, que tramposamente se ofertan muy por encima de su valor, especulación que en el caso de la vivienda raya en el robo, en el crimen. Buen ejemplo de ello es la Zona Metropolitana de Tijuana, que, de acuerdo con el Índice de Precios de la Vivienda en México, que publica la Sociedad Hipotecaria Federal (SHF), registró la mayor alza en este indicador durante 2021; con una variación del 10.5 por ciento frente al año anterior, arriba del 8.5 por ciento (ya de por sí muy alto) que aumentó el precio de la vivienda a nivel nacional. En el mismo sentido el presidente de la asociación de profesionales inmobiliarios, Fermín Kim, señaló que del año pasado al presente estamos “hablamos de un 20 por ciento de aumento en costo de rentas”, un porcentaje similar calculó este empresario para el encarecimiento de la tierra en Tijuana de 2021 a 2022. Sin embargo, al revisar el aumento en el costo de la vivienda tijuanense en los últimos cinco años, un análisis del Centro de Estudios Económicos de Baja California con datos de la Sociedad Hipotecaria de Vivienda encontró que el costo de una casa o patrimonio incrementó en 94 por ciento, ¡casi al doble!
Baja California es ya el estado fronterizo con mayor rezago en vivienda, según el mismo estudio que calculó en 475 mil las viviendas que hacen falta en el estado, subrayando que el número seguirá incrementándose por el deterioro salarial y la inflación galopante que sufrimos. A la especulación del suelo para vivienda contribuyen en buena medida los ejidos bajacalifornianos, al respecto el director del Instituto de Vivienda bajacaliforniano, Saúl Osnaya, dijo que más del 70 por ciento del suelo en el estado es ejidal y se cuentan por decenas de miles los lotes y viviendas irregulares en los siete municipios de la entidad.
A la problemática de vivienda en el estado y en todo el noroeste de la república debe agregarse que mientras faltan viviendas para las familias trabajadoras, suman también decenas de miles las casas construidas con fondos de los y para los trabajadores a través de Infonavit que se encuentran en el más triste de los abandonos, según la delegada de dicho instituto en Baja California, Ana Lizeth Gómez, son casi 40 mil las viviendas abandonadas, la mayoría localizadas en Mexicali y en Tijuana.
Y a todo esto, ¿Cuál es la respuesta a esta problemática del gobierno de la mal llamada cuarta transformación, que dice estar en contra de las políticas neoliberales y que prometió que su prioridad serían los pobres y, todavía más, que abatiría el rezago de vivienda para los trabajadores en todo el país? Pan con lo mismo. Lo mismo que hicieron los últimos gobiernos panistas y priistas, pero empeorado y agravado. Cada año AMLO y su gobierno invierten menos recursos para la vivienda popular: en 2018 se etiquetaron 2 mil 792 millones de pesos para invertirse en programas de vivienda, pero en 2020, fueron solo mil 483 millones de pesos, 14 por ciento menos que en 2019 y prácticamente la mitad que en 2018.
La complicidad de las autoridades del Infonavit para favorecer a las inmobiliarias entregándoles a precios de remate las viviendas abandonadas en fraccionamientos de todo el país, ha llegado hasta el cinismo en Mexicali, en donde la presidenta Norma Bustamante embarga las viviendas abandonadas en fraccionamientos de ese instituto por adeudos con la administración municipal, para después entregárselas ya no tanto a los inmobiliarios o fraccionadores sino sobre todo a sus compadres y cómplices políticos y de negocio, muchos de ellos emanados de las recientes administraciones panistas en el estado y en el municipio para que éstos desalojen a las familias que las ocupan y que esperaban el tan prometido “programa de vivienda social” para adquirir la casa que les ofertaría con facilidades el propio municipio una vez embargada. Pero ¡menuda sorpresa!: las casas que ha recuperado el municipio, como ya quedó dicho, se las vende a sus compinches para que éstos las vendan a precios muy superiores a través del propio Infonavit.
No leyó usted mal, el municipio embarga al Infonavit, vende a precios de risa las casas en paquete a sus cuates, para que ellos las vendan con el gran negocio que representan los créditos del propio Infonavit. Un verdadero saqueo al erario, el neoliberalismo corregido y aumentado con la cuarta transformación y la enésima burla y el enésimo saqueo contra el pueblo trabajador. Si no te organizas y luchas, si no te informas y reflexionas a fondo sobre tu situación, pueblo de México, seguirás pensando que tus verdugos son tus benefactores. Por nuestra parte seguiremos haciendo la denuncia de las trapacerías de los demagogos que nos gobiernan y llamando al pueblo a que se decida a enfrentarlos y encabezando su lucha.
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