A tres años de gobierno de Morena y la implementación de sus programas federales, que propuso el presidente Andrés Manuel López Obrador como la panacea de muchos males de México, la operatividad de estos sigue siendo muy mala.
Y me referiré aquí, específicamente, al programa de becas universales Benito Juárez, para estudiantes de bachillerato. Este es un apoyo que se le brinda a todos los estudiantes del nivel medio superior, sin ninguna discriminación, solo por el hecho de ser estudiantes y estar inscritos en el programa.
Sin embargo, para recibir el apoyo, los estudiantes tienen que llenarse de paciencia. Pues el medio que se estableció para el registro y el cobro es digital. Los estudiantes deben consultar en una página, si su estatus es activo; es decir, si fue seleccionado, y en segundo lugar deben agendar una cita en las oficinas centrales para llevar su documentación y validen su registro, y el último paso es recoger su aviso de cobro, (un documento que les sirve para canjear su pago) o darse de alta en la aplicación de banco azteca y así cobrar el monto.
Se lee muy sencillo y fluido, pero las páginas oficiales para eso están increíblemente lentas, y ese es el único medio para agendar una cita. Solo los domingos se abren nuevos espacios para citas, y por lo visto no es suficiente. De manera que los estudiantes pasan noches enteras tratando de agendar una cita; y digo noches, porque alguien les dijo que de noche es más rápida la página y ellos está confiados en eso.
El otro inconveniente, que mis estudiantes me han platicado, es que no hay oficinas de atención en Manzanillo, sino hasta la ciudad de Colima, o sea que, cuando por fin logren sacar su cita, deberán asistir hasta Colima a entregar sus documentos, lo que les generará un gasto mínimo de 800 pesos, pues les piden ir acompañados por sus padres o tutores; y si a eso le agregamos que los padres tienen que perder un día de trabajo, el costo incrementa. La pregunta aquí es, porque no habilitar una oficina que brinde atención aquí en Manzanillo, pues no creo que sean pocos los usuarios, si cuando menos hay 15 bachilleratos públicos, aproximadamente.
Pero ojalá el problema solo fuera operativo. ¿En verdad las Becas Benito Juárez resuelven los verdaderos problemas de los jóvenes? Para empezar, tendríamos que definir cuáles problemas. Pero no hace falta ser un experto para distinguirlos, solo se necesita mirar los fenómenos que ocurren en nuestra sociedad, en el día a día, y podremos identificarlos.
Por ejemplo, la inseguridad, un problema grave en nuestro estado que no deja de afectar, sobre todo a la población más joven. Tan grave que ahora se establecen mesas de tomas de muestra de perfil genético en los municipios de Colima, Tecomán y Manzanillo. Así lo leí en el periódico: “Candelaria Huerta Pizano, representante del Colectivo Solidario de Búsqueda de Personas en Colima, hizo un llamado a quienes tienen un familiar no localizado, a participar en la toma de muestras de perfil genético que se realizará en todo el estado del 3 al 8 de diciembre”, (https://elcomentario.ucol.mx/), dijo también que después seguirán con una campaña de identidad humana, para los cuerpos que están en fosas comunes.
Que triste realidad, antes había mesas de atención para dar despensas, ahora para ayudar a encontrar a tus desaparecidos. Esto es una verdadera tragedia, muy lamentable, y son los jóvenes los más afectados.
Pero la educación de los jóvenes tampoco es un caso resuelto, pues está claro que nos falta mucho. Tan solo en los planteles rurales que conozco, por ejemplo, siguen sin resolverse cuestiones elementales como el servicio de internet, la adquisición de libros de texto, material didáctico o el servicio de biblioteca, o los laboratorios de informática y de ciencias experimentales, faltan espacios para que los jóvenes practiquen el deporte. Ahora sucede cosa chistosa, el alumno trae su bolsa con dinero de su beca, pero se pasea en una escuela sin materiales básicos para su educación. Que ironía.
Tampoco resuelve el problema económico de los jóvenes, pues está claro que muchos de ellos colaboran con el ingreso familiar y deben trabajar, pero aun teniendo la beca deben hacerlo, pues no les alcanza para cubrir sus gastos mínimos de alimentación, educación, calzado y vestido. Días atrás me compartió una alumna, que su beca con un monto de alrededor de 10 mil pesos, (porque no había podido cobrarla desde el año pasado, por lo que ya expliqué arriba), lo destinará a apoyar a su abuelita en los pagos de deudas, y el resto lo usará para comprar un celular que necesita. Pero por nada del mundo piensa salirse de trabajar, pues sin ese ingreso no podría con sus gastos, así lo manifiesta.
Según el IMCO, ocho millones de 865 mil 540 jóvenes, forman parte de la población económicamente activa, y la mayoría lo hace en el empleo informal, y el 44.8 por ciento recibe el salario mínimo. (imco.gob.mx). Todos aquellos que combinan su actividad laboral con la actividad académica, en su mayoría tienen resultados óptimos en su rendimiento escolar. La calidad en su educación disminuye inevitablemente. Y eso lo puedo probar, pues además de los problemas cotidianos, se han sumado muchos otros como ansiedad, depresión.
Los jóvenes de México requieren, además de dinero para ellos, una educación de calidad, la garantía de seguridad pública para ellos y sus familias, la posibilidad de practicar el deporte y la cultura. Los programas federales de López Obrador deben considerar esto, de lo contrario solo estamos hablando de una muy mala inversión, pues los resultados así lo gritan.
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