La alimentación saludable, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), debe iniciar desde que nacemos hasta el final de nuestra vida para prevenir formas de malnutrición y dolencias como la diabetes, el cáncer y otras enfermedades no transmisible, para ello, enlista los consejos prácticos para “una alimentación saludable” en los que resalta: 1) comer al menos 400 gramos o cinco porciones de frutas y verduras al día porque reduce el riesgo de desarrollar enfermedades no transmisibles y ayuda a garantizar una ingesta diaria suficiente de fibra dietética (tales como lentejas, alubias, maíz, mijo, avena, trigo o arroz moreno no procesados).
2) Al menos 400 gramos (o sea, cinco porciones) de frutas y hortalizas al día, excepto papas, batatas, mandioca y otros tubérculos feculentos. 3) Menos del 30 por ciento de la ingesta calórica diaria procede de grasas. Las grasas no saturadas (presentes en pescados, aguacates, frutos secos y en los aceites de girasol, soja, canola y oliva) son preferibles a las grasas saturadas (presentes en la carne grasa, la mantequilla, el aceite de palma y de coco, la nata, el queso, la mantequilla clarificada y la manteca de cerdo), y las grasas trans de todos los tipos, en particular las producidas industrialmente (presentes en pizzas congeladas, tartas, galletas, pasteles, obleas, aceites de cocina y pastas untables).
4) cocinar al vapor o hervir, en vez de freír; reemplazar la mantequilla, la manteca de cerdo y la mantequilla clarificada por aceites ricos en grasas poliinsaturadas, por ejemplo, los de soja, canola (colza), maíz, cártamo y girasol; ingerir productos lácteos desnatados y carnes magras, o quitar la grasa visible de la carne; y limitar el consumo de alimentos horneados o fritos, así como de aperitivos y alimentos envasados (por ejemplo, rosquillas, tortas, tartas, galletas, bizcochos y barquillos) que contengan grasas trans de producción industrial, entre otras.
Y aunque los consejos son muy buenos, la realidad para las familias mexicanas es tan complicada ya que adquirir los productos para una “alimentación saludable” se aleja mucho del sustento económico que adquieren pues apenas y se gana para “el pan de cada día”.
Ante esta situación, como bien refirió la periodista Citlalli López Velázquez, “aunque en cifras, la inflación en el estado de Oaxaca continúa en picada, en la realidad, los oaxaqueños aseguran que sigue sin tocar fondo”.
Esto tras revelarse que de acuerdo con el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), al cierre de mayo, México se colocó en 5.84 por ciento a tasa anual mostrando un descenso con lo que la inflación tocó su menor nivel desde agosto del 2021, cuando reportó una tasa de 5.59 por ciento anual. En el caso de la ciudad de Oaxaca se ubicó en 6.572 por ciento, uno de los más bajo desde hace más de un año, sin embargo, productos principales de la canasta básica como el frijol, el huevo y la leche, son algunos de los de mayor consumo, acumularon en ese lapso incrementos importantes.
Esto último se explica debido a los mismos datos del INPC donde detalló que, a lo largo de un año, los aceites y grasa vegetales comestibles registraron un alza de 10.9 por ciento, el agua embotellada 17.1 por ciento, azúcar 26.402 por ciento, café soluble 15.8 por ciento, chocolate líquido para preparar bebida 20.5 por ciento, frijol 11.3 por ciento, galletas 10.9 por ciento, huevo 15.8 por ciento, leche pasteurizada y fresca 12.35 por ciento, tortilla de maíz 17.9 por ciento y tostadas 15.2 por ciento, por citar algunos productos de la canasta básica alimentaria.
Las acciones de la OMS, como un organismo especializado de las Naciones Unidas, han llegado a “instar a los gobiernos a fomentar la alimentación saludable en los establecimientos públicos” donde por ejemplo el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS, explica: «Los establecimientos públicos que atienden a toda la población, incluidas las personas más vulnerables, deben ser lugares que fomenten una alimentación equilibrada y donde se eviten los alimentos perjudiciales. Los gobiernos han de dar ejemplo velando por que los alimentos que se sirven y se venden en los establecimientos públicos ayuden a alimentarse saludablemente y a salvar vidas. No se deben destinar fondos públicos para adquirir alimentos que resulten en dietas dañinas».
Pero en México y Oaxaca ¿sus gobiernos hacen algo al respecto? Pues sucede que en 2018 surgió un discurso de que el principal mal en nuestra patria era la corrupción y que, por tanto, tras la llegada de un nuevo gobierno eso se acabaría, pues las políticas de la Cuarta Transformación bastarían, es más, con solo tener a un presidente honesto.
Sin embargo, la realidad, como el agua sobre el aceite, sacó a relucir que, tras cinco años de un gobierno de la 4T nada ha cambiado. Así vemos cómo las familias mexicanas, al enfrentarse a situaciones difíciles debido a la inflación, el Gobierno Federal sostenido por Morena no ha puesto en marcha programas que incentiven una “alimentación sana” como lo aconseja la OMS y mucho menos hablemos de apoyos directos para las familias más humildes como eran las despensas.
En Oaxaca, la situación no parece distinta, pues a seis meses de la llegada de la Primavera Oaxaqueña al poder, al mando de Salomón Jara Cruz, la inseguridad, el empleo informal, las manifestaciones y protestas, entre otras, han ido en aumento y las acciones del nuevo gobierno lejos de ser alentadoras se pierden entre la ola de aspectos negativos.
Queda claro, entonces, que tras el experimento de una Cuarta Transformación, y una “Primavera Oaxaqueña” o como quiera que se le autonombre, la solución de los oaxaqueños no llegará en tanto no se unifiquen las fuerzas sociales y hagan frente a las dolencias del país, con proyecto de nación completo en el que cada mexicano tenga una responsabilidad y al mismo tiempo beneficios cambiando su entorno social.
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