El Movimiento Antorchista Nacional es una organización que existe desde hace casi 50 años en México; pasamos de ser una treintena de antorchistas, en 1974, a ser más de dos millones de agremiados hasta hoy día; somos, sin temor a equivocarme, la organización más grande y mejor estructurada de todo el país. Y, ¿cómo hemos hecho esto? Veamos.
Nuestra dirigencia nacional está a cargo de Aquiles Córdova Morán, uno de los hombres, de todo el país, más inteligentes, lúcido y muy bien preparado, que ha hecho posible que Antorcha siga firme y avanzando; además, contamos con un Comité Ejecutivo y una Dirección Nacional compuestos por los mejores hombres y mujeres antorchistas que tienen sobre su espalda toda la responsabilidad de su área de trabajo.
Somos la única organización en todo el país que ha podido impulsar su actividad financiera con mucho esfuerzo y dentro de la ley, a tal grado que, nos permite ser política y económicamente independientes de las autoridades gubernamentales, a diferencia de otras organizaciones que no se atreven a exigir a las autoridades solución a las demandas de la gente que representan, simplemente porque el gobierno los mantiene.
Los activistas principales de Antorcha trabajamos incansablemente, un día sí y otro también, con las capas más desprotegidas, tanto del campo como de la ciudad, para que se organicen y luchen por sus necesidades elementales; al mismo tiempo, las educamos para que tengan conciencia de clase y, por ende, sean más conscientes ante los problemas políticos, económicos y sociales por los que atraviesa nuestro país, es decir, los antorchistas somos el pueblo pobre organizado y consciente de su lucha por un mejor país.
El trabajo de los antorchistas es en campo, nuestros activistas viven en las colonias, en los pueblos, muy cerca de las escuelas o fábricas donde trabajan, esto nos permite conocer a pie juntillas los problemas que viven a diario los colonos, campesinos, estudiantes, obreros, amas de casa, es decir, del pueblo trabajador en general, porque estamos allí con ellos los 365 días del año.
No somos una organización electorera, como muchas que existen en nuestro país, que sólo se forman al calor de las elecciones políticas, como seguro aparecerán en estos tiempos muy cercanos a las elecciones de 2024. Estas organizaciones sólo tienen el propósito de impulsar a fulano o a perengano para algún puesto de elección popular, pero una vez pasado el tiempo de las campañas políticas, ganen o pierdan, se alejan de la gente, echando por la borda todo lo que le prometieron. No, ¡Antorcha no es así! ¡Nosotros sí somos una organización revolucionaria y bien estructurada!
Así que, compañeros y amigos, Antorcha nació para defender los intereses del pueblo trabajador, así lo hemos hecho desde Baja California hasta Quintana Roo desde nuestra fundación. Pero nuestra lucha no es bien vista por los enemigos del progreso, ha sido constantemente atacada, pues al ver perjudicado sus intereses los que se creen dueños del poder político, se lanzan como bestias todos los días por diferentes medios, para propagar estiércol contra Antorcha y contra sus líderes. Los voceros de los poderosos exigen sin ningún sustento real que el peso de la ley caiga contra los líderes antorchistas, a quienes acusan de lucrar con las necesidades de la gente humilde.
Una de las principales mentiras lanzadas en nuestra contra es la de promover invasiones; es decir, que a la mala nos hacemos extensiones de tierras para crear asentamientos irregulares para luego adquirir jugosas ganancias. Pero nosotros afirmamos y podemos demostrar que nuestra organización nunca ha fomentado la formación de colonias irregulares ni tampoco las invasiones.
Sin embargo, es revelador que nuestros acusadores nunca presenten pruebas de las acusaciones que nos lanzan; si las tienen, como dicen ¿por qué nunca han presentado una sola de ellas ante las instancias de justicia para que éstas inicien las investigaciones correspondientes contra los malvados líderes invasores que se aprovechan de las necesidades del pobre? Es sencillo, porque no las tienen.
Nuestros detractores, al no tener elementos que sustenten sus acusaciones, se reducen a lanzar mentiras en la prensa o en los diferentes medios de comunicación con el fin de desprestigiarnos o peor aún, usan grupos de choque que intimidan, golpean y son capaces de hasta asesinar a los antorchistas con tal de hacerlos desistir de su lucha.
Un ejemplo claro es lo que sucede en la colonia “La Antorcha”, del ejido Puerto Rico, municipio de El Carmen, Campeche, donde mercenarios a sueldo, algunos disfrazados de colonos, han golpeado, apuñalado y herido de bala a activistas y colonos de “La Antorcha” con el vil pretexto de que, los antorchistas lucran con las necesidades de la gente, sin demostrar sus dichos.
Actúan con total impunidad porque, según ellos, tienen el apoyo y respaldo del presidente municipal, Pablo Gutiérrez Lazarús y de la novena regidora, Francisca Zárate López. ¿Qué tan cierto es eso? No lo sabemos, tampoco ha habido un pronunciamiento de las autoridades en comento para desmentir lo que dicen estos individuos, y, como dice el dicho popular, el que calla otorga.
Así que, no nos sorprendemos de que estos agresivos personajes sean protegidos por las autoridades municipales que, al no querer resolver, no sólo la demanda de la regularización de la colonia “La Antorcha”, sino tampoco ninguna de las obras y servicios que le faltan a la misma, opten por utilizar mercenarios a sueldo para agredir y acosar a los activistas y colonos.
Compañeros activistas y colonos de Campeche, no desistan en su lucha por mejorar las condiciones de la colonia la Antorcha, su lucha es justa. Los antorchistas del sureste y del país estamos sabedores del problema por el que hoy atraviesan por la insensibilidad de las autoridades locales y los respaldamos.
Estamos listos y pendientes de su llamado para que juntos como un solo hombre y con la ley en la mano, exijamos a las autoridades campechanas: ¡Alto a las agresiones en contra de los antorchistas! ¡Ni un ataque más! ¡Castigo a nuestros agresores y solución a nuestras demandas!
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