La catástrofe ambiental que se vive en el Valle del Mezquital y particularmente en Tula, es un tema recurrente en los distintos medios de comunicación, pues su impacto en la calidad de vida de sus habitantes es notorio y preocupante. Esta región es una de las más importantes para Hidalgo, por su nivel ecosistémico, por su biodiversidad, y, sin embargo, sufre un gran deterioro ambiental debido a la contaminación generada por las industrias, el cambio de uso de suelo, la ganadería, y la agricultura, así como por la defaunación y deforestación.
Una refinería, una termoeléctrica y un corredor industrial donde abundan las cementeras las cuales generan el 40 por ciento de la producción nacional han sido la combinación explosiva para hacer de esta región “la cloaca más grande del país por la cantidad de aguas residuales e industriales”, de acuerdo con Refugio Choreño, de la Fundación para el Desarrollo Integral Apaztle. Agrega que desde hace décadas se ha comprobado con evidencias de laboratorio que toda el agua de la cuenca presenta elementos extremadamente dañinos para la salud humana, desde patógenos hasta metales pesados como, plomo, cadmio y cobre, entre otros.
Según las autoridades de los tres niveles de gobierno, poco hacen al respecto, muestra de ello es la contaminación en la presa Endhó que lleva décadas, autoridades han decidido ignorar el problema, dejando a la deriva a más de 50,000 habitantes de la región del Valle del Mezquital.
La deforestación y defaunación también preocupa, pues en esta región se tiene registro de que el 60 por ciento de la flora y fauna están en este rango de riesgo o extinción local. De este problema se suele culpar a la población quienes utilizan la madera en la cocina tradicional y orillados por la necesidad, cazan la fauna y extraen la flora para obtener ingresos de su venta. Sin embargo, no hay empleos suficientes con salarios dignos que eviten esta situación. Y del apoyo del gobierno a los habitantes, poco se ve; incluso diversos ejidatarios han denunciado que ejidos y tierras comunales del Valle del Mezquital, que con el gobierno anterior les dotaban de recursos para la reforestación, hoy son menospreciados.
Así, la población de la zona del Valle del Mezquital vive expuesta a graves problemas de salud y en el olvido de los tres niveles de gobierno no sirven a las masas trabajadoras y favorecen a las empresas en su afán de lucrar con los recursos naturales y la explotación de los trabajares.
Sin un modelo económico sustentable, que garantice el bienestar de toda la población y al mismo tiempo un mundo limpio y sano; las masas trabajadoras continuarán aportando su salud y sus vidas para alimentar el hambre voraz de ganancias de las grandes industrias.
Es necesario que el pueblo organizado, tome el poder político y ponga en práctica una estrategia integral de protección al ambiente y los recursos naturales, regulando a las corporaciones empresariales, y aplicando los recursos necesarios del gasto público (y de las propias empresas) dirigida y operada por profesionales honrados y técnicamente competentes. Es decir, se necesita un gobierno popular que ponga los intereses del pueblo por encima de los del sector empresarial.
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