El gobierno de la 4T es el gran responsable de que en México se ahonde la pobreza y la desigualdad, aspectos que evidentemente habrán de continuar intactos mientras el país siga siendo gobernado por Andrés Manuel López Obrador.
Ello, debido a que la Reforma Fiscal promovida por el Gobierno federal es una perfecta farsa, una total vacilada típica de los emanados de las filas del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) que de ninguna forma remediará los grandes males que aquejan a las mayorías de mexicanos, al tener la misma eficacia que las estampitas milagrosas y los amuletos de la suerte contra la covid-19.
Si el pueblo elige como sucesor de López Obrador a otro de la 4T, las necesidades y carencias que se tienen podrían volverse eternas, sin que aparezcan por algún lado las soluciones a tan enorme tragedia nacional, donde se pueden percibir la miseria extrema y hambruna, la pobreza, la inseguridad, la falta de eficientes servicios médicos y hospitales adecuados, el desempleo, entre otros que siguen cabalgando entre los mexicanos como Jinetes del Apocalipsis.
De tal manera que la estabilidad y paz sociales están en riesgo debido a la excesiva e irracional concentración del ingreso y a la desigualdad y pobreza que crecen proporcionalmente, arrojando el consenso mundial de que el gran reto del sistema capitalista, es frenar la desmesurada concentración de la renta nacional y proceder a un reparto más equilibrado del ingreso para bajarle presión a la inconformidad y a la polarización crecientes, que hacen temer una explosión social de grandes proporciones.
Los antorchistas hemos dicho que la pandemia de covid-19 ha desnudado como nunca la concentración de la riqueza y las crecientes desigualdad y pobreza de las mayorías y ha vuelto indispensable la discusión de las posibles vías de solución.
Pero aunado a ello, hemos advertido que la equivocada política social y económica llevada a cabo por los promotores de la 4T ha contribuido en mucho al incremento de los graves problemas que se tienen en México, de lo cual evidentemente son los grandes responsables, ellos lo saben, pero a pesar de eso no rectifican sino al contrario, ahora promueven una Reforma que seguirá lastimando la economía del pueblo de abajo, no así la de los grandes capitales.
Frente a la nueva acometida del gobierno lópezobradorista en contra de sus propios compatriotas se puede hablar de dos opciones; una revolución anticapitalista que expropie las grandes empresas industriales y comerciales, los bancos, el transporte y las comunicaciones, y ponga todo este complejo económico bajo control directo de los obreros.
Con tal medida se impediría, en primer lugar, la apropiación privada de la riqueza social y eliminaría automáticamente hasta la mera posibilidad de concentración de dicha riqueza.
Otra más efectiva, sería la aplicación de una reforma fiscal a fondo, progresiva y redistributiva de la renta nacional, con objeto de visualizar las características y condiciones que debe reunir para no dejarnos engañar con la demagogia y en su momento, exigir y defender el tipo de reforma que queremos y necesitamos los menos favorecidos de este país.
Se podría decir que es el único camino, si no deseamos una explosión social destructiva ni aventuras “revolucionarias” sin brújula y sin timonel, donde se obligue a los más ricos a redistribuir la renta nacional mediante esta vía pacífica y racional.
Lo más preocupante es que López Obrador y sus asesores hacendarios siguen promoviendo una Reforma Fiscal que podría quedar en una artera persecución en contra de quienes menos tienen, de las clases trabajadoras y demás que estarán condenados a pagar mayores impuestos y por consecuencia a ver mermada su ya de por sí endeble economía.
Los ricos no estarán teniendo problema alguno porque pueden subsistir con esa medida, a diferencia de las clases medias y pobres de México que nuevamente están siendo engañados por la 4T con supuestas acciones salvadoras de la economía nacional que no le sirven a los de abajo.
En un lenguaje más claro y directo: una reforma así es una farsa, una vacilada. Por lo visto, la pobreza y la desigualdad seguirán intactos mientras gobierne López Obrador; y si el pueblo elige como sucesor a otro de la 4T, sus necesidades y carencias corren el riesgo de volverse eternas.
En nuestras manos está la salvación o condena definitiva. Debemos saberlo desde ahora para no permitir que se sigan promoviendo medidas que reman en nuestra contra, que seguirán lacerando nuestra economía, aún estamos a tiempo de hacerlo y de colocar el bloque preciso que impida la continuidad de atentados por parte de Morena y su gobierno, hacia los mexicanos.
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