MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Aranceles, cara consecuencia de la 4T

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El presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, Donald Trump, impone sus reglas no sólo en su país, sino en muchos otros, como Canadá y México. Pero esto no es nuevo: a partir del fin de la Segunda Guerra Mundial, ha usado su poder económico y militar para someter e imponer sanciones a los países que no se alinean con sus intereses.

Los pretextos que utiliza son la violación de los derechos humanos, el trasiego de drogas de todo tipo y el terrorismo.

Conocedor de las graves debilidades de nuestro país en manos de la 4T, Donald Trump, seguro de su política canallesca y rapaz, ha obligado al gobierno de Claudia Sheinbaum a cumplir todos sus caprichos.

El colmo es que el mismo gobierno de los Estados Unidos, erigido en juez mundial, mientras amenaza y sanciona a algunos países, ha alentado, financiado y protegido a regímenes dictatoriales en América Latina, Medio Oriente, África y Asia, sin contar las múltiples invasiones y golpes de Estado cometidos con la intervención de la Agencia Central de Inteligencia para el sometimiento y la subordinación de los gobiernos.

Un claro ejemplo de esto son los recientes acontecimientos en Ucrania, donde Estados Unidos, durante el periodo de Joe Biden, y la Unión Europea han utilizado a un popular comediante de televisión, convertido en presidente, Volodímir Zelenski, para cercar militarmente y hacerle la guerra a Rusia a través de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, con “donativos” por más de 382 mil millones de dólares en armamento.

Pero a partir de enero, con la llegada de Donald Trump a la presidencia, este, además de humillarlo y evidenciarlo públicamente ante el mundo llamándolo “un dictador sin elecciones”, busca recuperar su “inversión en la guerra” mediante un acuerdo para que Ucrania le ceda a Estados Unidos las llamadas “tierras raras”, que contienen diecisiete elementos químicos, como titanio, litio, berilio, manganeso, uranio, níquel, etcétera, esenciales para las industrias de reactores nucleares, armas, teléfonos celulares y baterías.

Ante los graves problemas financieros por los que atraviesa Estados Unidos, con un déficit comercial en 2024 —al importar bienes por 3.29 billones de dólares y exportar sólo por 2.08 billones, lo que genera un déficit de mil 212 billones de dólares—, casi la mitad de la diferencia entre importaciones y exportaciones corresponde precisamente a los tres países a los que Trump ha decidido castigar: China, México y Canadá. Esto ha llevado a Trump a reaccionar agresivamente contra otros países del mundo. “Esto es importante; vamos a hacer a Estados Unidos rico de nuevo”, repite continuamente.

Es así como, conocedor de las graves debilidades de nuestro país en manos del gobierno de la 4T —los acuerdos comerciales con otros países, la migración de mexicanos y latinoamericanos en busca del sueño americano, la producción y comercio de drogas, principalmente fentanilo, que llega a Estados Unidos, y la negociación y entrega de territorios al narcotráfico a cambio de votos—, el republicano Donald Trump, seguro de su política canallesca y rapaz, ha obligado al gobierno de Claudia Sheinbaum a cumplir todos sus caprichos.

Entre ellos, el plan “Quédate en México”, que implica impedir que los inmigrantes crucen la frontera y aceptar a todos los deportados; la ubicación de diez mil elementos de la Guardia Nacional y el Ejército Mexicano a lo largo de la línea fronteriza del norte y otra cantidad importante en los límites con Belice y Guatemala para inhibir el paso de inmigrantes; la entrega inmediata de 29 reos de los principales cárteles de México, ubicados en los principales centros penitenciarios; y, sobre todo, la aceptación sin chistar de la imposición abusiva de aranceles del 25 % a las mercancías mexicanas.

La presidenta Sheinbaum y su 4T, entregados, no tienen más que obedecer tan pronto como Trump les truene los dedos, más allá de entonar algunas estrofas del himno nacional, llamar a la “serenidad y paciencia” o convocar a “todos al Zócalo” para justificar su errática política y su complicidad con el crimen organizado.

Los mexicanos, en cambio, organizados y conscientes, debemos estar dispuestos a la verdadera defensa de nuestra soberanía y nuestra patria. ¡Podemos!

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