Todos sabemos lo que ha sido llevar un año y medio de pandemia, dos ciclos escolares en los que se han perdido más que clases: padres y madres de familias perdieron sus empleos y los que lo mantienen, han tenido que duplicar o triplicar su jornada laboral para cubrir los gastos, maestros que batallan con la tecnología y con sus estudiantes para hacerles llegar la información, estudiantes que pasaron de año y que no conocen sus escuelas, o peor aún, que han tenido que abandonar sus estudios para abonar al ingreso familiar. Pero haber reanudado clases presenciales en un momento en donde el país se encuentra atravesando una tercera ola de contagios provocada por la variante Delta que afecta principalmente a los más jóvenes y a quienes aún no se han vacunado, es un claro ejemplo de la ineficacia e ineptitud del gobierno morenista en materia de educación y salud.
Se cumplen ya dos semanas del regreso a clases de manera presencial y ya se tienen los primeros datos que nos dicen cómo se desarrollará y culminará este ciclo escolar 2021-2022, y como todos esperábamos no son nada alentadores. Primero, veamos lo que las autoridades federales tienen en sus datos respecto al regreso a clases en estas primeras dos semanas; de acuerdo con el diario El Financiaro, en su versión digital, en una declaración la titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Delfina Gómez Álvarez mencionó que, “hemos detectado 88 casos de covid-19 en las escuelas, lo que representaría un 0.06 por ciento. Sin embargo, cabe hacer la aclaración que, de estas 88 escuelas, solamente 39 han cerrado de manera temporal (…), sería un 0.03 por ciento lo que se ha cerrado. Eso nos da un buen indicio de que todo lo que se está haciendo en este esfuerzo está bien”.
En el estado de Veracruz las cifras son homólogas, de acuerdo a diversos medios de información y a la Secretaría de Educación de la región, son aproximadamente 6 escuelas en todo el estado que se han visto en la necesidad de cerrar sus puertas debido a los contagios de uno o dos estudiantes y maestros, además de los casos sospechosos de los mismos, dando como resultado un satisfactorio regreso a clases presenciales. Sin embargo, la realidad es otra. De acuerdo con la Secretaría de Salud federal, se informa que al corte del domingo 12 de septiembre, México suma 3 millones 511 mil 882 contagios del virus SARS-CoV-2 y 267 mil 748 decesos a causa del virus desde el inicio de la pandemia. Hacernos pensar que de toda esa cifra de muertes y contagios que se viene acumulando desde antes del regreso a clases presenciales y que después de que los más de 25 millones de estudiantes a nivel nacional regresaron a clases solo el 0.03 por ciento se ha contagiado y que en el estado de Veracruz solo entre 5 y 10 estudiantes han contraído el virus es quererse burlar de nuestra inteligencia.
En el estado de Veracruz son cientos de miles de estudiantes que regresaron a clases presenciales en las peores condiciones posibles. De acuerdo con la Federación Nacional de Estudiantes Revolucionarios “Rafael Ramírez” (FNERRR) son más de 20 centros escolares que han tenido que cerrar sus puertas debido a que se han presentado más de 5 contagios por escuela. Estos datos demuestran que, como todas las cifras que nos dan por parte de las autoridades, se manejan con toda la intención de verse beneficiados y hacer ver que las acciones que realiza la 4T van viento en popa.
A todo esto, las autoridades se han limitado a posar para la foto y hacer declaraciones que, más que ser verdad, rozan en la desfachatez y el descaro. En el arranque del inicio de clases el pasado 30 de agosto, el gobernador Cuitláhuac García Jiménez dijo que era necesario el regreso a clases de manera presencial: “no podemos reproducir un sistema injusto educativo que solo privilegia el conocimiento para la élite que tuvo en estas circunstancias las mejores condiciones para aprender que para el hijo del campesino”, y se ha dado a la tarea de posar con traje de jardinero limpiando las escuelas donde estudió. Por su parte, el secretario de educación del estado, Zenyanzen Escobar García, estuvo paseando y prestando “ayuda” a algunas escuelas de la capital que fueron afectadas por el huracán Grace para que estuvieran en las mejores condiciones y así regresar seguros de forma presencial.
Todos los estudiantes regresaron a escuelas que durante el tiempo que ha durado la pandemia permanecieron cerradas y sin darles mantenimiento, salones en donde toman clases grupos de hasta 50 jóvenes, escuelas donde para una matrícula de 280 estudiantes están destinados solo dos baños o peor aún, escuelas donde la escases de agua potable impide realizar la primera medida de sanidad: lavarse las manos continuamente. Ejemplos concretos los podemos ver en la escuela primaria “Rafael Ramírez” o en el jardín de niños “Anton S. Makarenko” de la ciudad capital del estado, que no cuentan con agua potable para que los pequeñitos puedan lavarse las manos constantemente y así prevenir los contagios.
Las enormes brechas de desigualdad no hicieron más que ensancharse durante la pandemia. El gobierno no ha dado un impulso real a la educación y a la reactivación de las clases de forma presencial, no ha beneficiado a las escuelas con internet de banda ancha y de costos accesibles, no ha invertido en la capacitación de los docentes no solo en cuestiones de protocolos sanitarios, sino también de como reincorporar a todos los niños y jóvenes a sus actividades diarias y atender todos los problemas que ha dejado la pandemia, como la pérdida de seres queridos o trastornos de salud mental, no invirtió en infraestructura educativa y así tener mayores espacios al aire libre. Es necesario que exijamos mejores condiciones educativas para nuestros hijos ante la actual contingencia, unir la fuerza del pueblo humilde de México y así acabar con la irracionalidad y malas decisiones de la 4T. No solo está en juego la vida de nuestros seres queridos, sino el destino de un país más justo y equitativo para todos nosotros.
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