MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

CRÓNICA | “Yo sí me vengo a estudiar a Teco”

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Les cuento. La mayoría de los chavos llegó a las 6:00 de la mañana y otros minutos después. Se subieron a la camioneta y buscaron su lugar junto a un amigo o conocido. Yo tomé un asiento en medio. Mi amiga Yoreli se fue en el asiento del copiloto, porque ella no se duerme.

En media hora me quedé dormido. Después de mi siesta ya íbamos pasando Izúcar de Matamoros, eran como las 7:30. Algunos iban platicando, otros con sus audífonos escuchando música y otros durmiendo. No había ni una novedad. Volví a dormir y desperté como una hora más tarde, tal vez ya era como a las 8:30, pasábamos por el crucero de Las Palomas.

Después de eso empecé a hablarles. Uno de ellos me contó que su sueño era conocer las pirámides de Egipto junto con su padre, otro que quería conocer el mar, otro que probablemente se mudaría a Estados Unidos (EE. UU.), pues había nacido ahí y tiene la doble nacionalidad. Fue una niña la que me compartió el sueño de visitar Egipto, se me hizo un propósito muy lindo y le conté que en alguna ocasión visité la pirámide de El Sol en Teotihuacán. Repentinamente, alguien preguntó: ¿Ya mero llegamos?, lo primero que se me vino a la mente fue la escena donde burro le pregunta a Shrek lo mismo. Y respondí: ya casi, faltan como 15 minutos y todos los que venían despiertos echaron gritos de alegría. 

Ya casi eran las 9:00 y alguien gritó: ¡Eh, llegamos!, y el resto en coro lo repitió. Paramos la camioneta y todos bajaron de prisa; empezaron a estirar las piernas y a tomarse selfis de inmediato. 

Ahí estaba Elí Rojano, otro activista, él los aglutinó y empezó el recorrido por Tecomatlán. Primero explicó el significado del nombre y los llevó a conocer el magnífico Arco de Bienvenida, explicó los detalles de la construcción y relató cómo fue hecha. Además de narrar la historia plasmada en las columnas se detuvo a detallar escenas históricas y los personajes inmortalizados, cosa que contribuyó a hacer más satisfactorio para los chicuelos contemplar la obra.

Más tarde como a las 9:40 fuimos rumbo a la Villa Estudiantil donde me tocó explicarles qué era, su funcionamiento y más detalles que estoy seguro de que les interesaron porque estaban atentos. En un mirador de los que tiene la villa se juntaron algunos y les mostré, señalando, dónde se ubica el CBTA 110 y el instituto Tecnológico, desde ahí se veían inmensos y con mucha vegetación. De esa muestra un niño dijo: “yo sí me vengo a estudiar aquí”.

A las 10:00 de la mañana desayunamos tortas con jugo que nuestros compañeros de Atlixco nos echaron. Ya eran las 10:20 y tomamos rumbo al templo de San Pedro Apóstol, los muchachos recorrieron el parque que está detrás y a un costado, antes de entrar fuimos a ver el palacio de la presidencia municipal y la explanada, un área muy limpia y bien conservada. 

Entramos al templo y ahí nuevamente Elí hizo de guía turístico, narró como el templo fue reconstruido y como fueron reacondicionados los adornos del interior. Tomamos unas fotografías en grupo, y siendo a las 11:00 nos dirigimos a la Plaza Monumental de Toros para ser parte de la ceremonia de clausura de las escuelas de nivel medio superior y nivel superior. 

Primero apareció la banda de guerra que impresionó a los jóvenes por su disciplina, siguiendo con un bonito programa cultural en un primer bloque. Fue como a las 12:30 de la tarde cuando el ingeniero Aquiles Córdova Morán, quien fue el padrino de generación, habló sobre la agudizada crisis del modelo económico neoliberal y sus consecuencias sobre los mexicanos y ciudadanos del mundo; terminó el discurso y siguió el segundo bloque del programa cultural y el vals de los graduandos, posteriormente recibieron sus constancias. 

Ya era como a las 3:00 pm y ante el calor de la mixteca nos fuimos al balneario Ixcóatl, donde, sin pensarlo, muchos se zambulleron en la refrescante agua. Yo, como no sé nadar, solo me quedé sentado. Jugaron y nadaron por bastante tiempo y a las 5:00, la maestra Érica fue por la comida y regresó con unos sabrosos tacos de arroz con huevo hervido, agua de limón, refrescos y algunas frituras de esas que te dejan los dedos amarillos y apestosos. 

Comieron y ya satisfechos querían regresar a nadar, pero ya no se pudo porque podían empacharse como decimos coloquialmente. En ese momento empezaron a caer gotitas del chipi chipi con amenaza de tormenta. Tuvimos que recoger las cosas y ellos se fueron a vestir con ropa seca. 

A las 6:30 de la tarde, ya todos estaban a bordo de la camioneta y empezamos el retorno. Les compartí las fotografías que les tomé y, durante los primeros 30 minutos empezaron los recuentos de las experiencias, comentaban: “A mí me gustó más el arco”, “Yo quiero un tecomate para tomar café”, “El parque está muy verde, así debería ser mi colonia”, “Las albercas están bien chidas, ¿viste el clavado que me aventé?” y más y más experiencias de lo bien que se la pasaron. 

Uno a uno iba cerrando los ojos para dormir por el cansancio, yo aguanté como media hora, me puse los audífonos y puse la canción de “Alma enamorada”, de Chalino Sánchez y me dormí.

Como a las 8:30 de la noche llegamos al Centro Cultural y Deportivo “La Concha”, donde los recogieron sus padres o sus tutores. Y así fue el primer viaje de estos jóvenes a Tecomatlán, visto desde mis ojos. 

Concluyo con esto que dijo la maestra Hersilia Córdova Morán: El proyecto de un país más justo y con condiciones dignas son urgentemente necesarios para todos; y los jóvenes deben formar parte de la gran columna que la sostendrá.

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