Hace tres meses, se levantó la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU), correspondiente al tercer trimestre de 2022. Su objetivo es realizar estimaciones en torno a la percepción de la gente sobre la seguridad pública en su ciudad. Los resultados de la encuesta tienen representatividad nacional en el ámbito urbano; como se podía esperar fueron los siguientes: en septiembre de este año, 64.4 por ciento de la población de 18 años y más consideró inseguro vivir en su ciudad; el 70.5 por ciento de las mujeres y 57.2 por ciento de los hombres consideraron que es inseguro vivir en su ciudad; las ciudades con mayor porcentaje de población que se siente insegura fueron: Fresnillo, Irapuato, Naucalpan de Juárez, Zacatecas, Ciudad Obregón y Colima, con 94.7, 91.3, 90.8, 90.7, 90.1 y 86.6 por ciento, respectivamente.
Según datos oficiales, noviembre de 2022 cerró con un total de dos mil 071 homicidios dolosos; la cifra representa una disminución de 7.6 por ciento respecto del mismo mes de 2021, el promedio diario de asesinatos terminó en 69, el más alto hasta ahora fue en octubre, con 80 por día, aquellos con mayor número de crímenes de este tipo fueron el tres de noviembre, cuando se contabilizaron 91; el seis, con 83 homicidios dolosos; el cuatro, con 82, y el 29, con 81.
El tres de noviembre hubo 13 asesinatos tan solo en Guanajuato, el estado que encabeza el ranking de ese rubro en todo el país.; para el Poder Ejecutivo federal estos datos son alentadores; sin embargo, para el resto de la población estos datos son maquillados y el numero de decesos es mayor; las personas ven como parte del paísaje mexicano el que haya muertos en cualesquiera de sus clasificaciones, sin que exista verdaderamente un plan para si bien no erradicarlos al menos disminuirlo lo más posible y no sólo celebrar que ya son dos muertos menos por día.
En una nota de CNN se da a conocer un recuento en materia de seguridad en los cuatro años de gobierno actual, con datos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (Inegi), la cual menciona que la tasa de homicidios en México se ha mantenido estable y alta durante los años del gobierno de Andrés Manuel López Obrador en el poder: fue de 29 homicidios cada 100,000 habitantes (36,685 muertes) en 2018, y de 28 cada 100.000 habitantes en 2021 (35,625).
En la década de 1990, la tasa de homicidios en México comenzó un descenso hasta llegar en 2008 por debajo de los 10 asesinatos cada 100.000 habitantes. Sin embargo, a partir de ese momento volvió a subir hasta un primer pico de 24 asesinatos cada 100.000 habitantes en 2011, que tras un descenso temporal fue superado en 2017. Desde entonces se mantiene en niveles altos.
Si lo analizamos como continente, los datos de la ONU dicen que la tasa de homicidios de México es una de las más altas de América Latina, sólo es superada por El Salvador, Honduras y Venezuela. Gran parte de la violencia tiene relación con el narcotráfico y con la política de abrazos, no balazos; el presidente no ha podido detener las guerras territoriales del crimen organizado que han plagado a México durante gran parte de las últimas dos décadas; un dato que llama mucho la atención es que en las elecciones legislativas, de junio de 2021, Morena pierde el control absoluto de la cámara baja del Congreso de la Unión, pero en los meses anteriores a ese evento, se presentan actos violencia los cuales incluyen asesinatos de políticos. Según un informe de la consultora de gestión de riesgos Etellekt, 102 políticos fueron asesinados en la campaña electoral en septiembre de 2021, de esos, 36 eran candidatos a cargos públicos y hasta agosto de este año se han registardo 15 asesinatos de periodistas en México.
Aún faltan dos años para el relevo en la silla presidencial, pero para el presidente el proceso de sucesión es una prioridad, pues de ello depende la continuación de su proyecto, obviamente el gasto principal tiene que estar dirigido a la campaña, mientras la población tiene que irse acostumbrando a los actos de violencia, todo por el capricho de alguien que buscó tantas veces el poder y cuanto lo encontró se le nublaron las ideas, es cierto que el poder corrompe; violencia, pandemia, inflación, mientras tenemos que acostumbrarnos, o decidirnos a no permitir que esto continúe, decidiendo quien nos gobernará, por eso por lo pronto en estos cuatro años no hay nada que celebrar para el ciudadano común.
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