Estamos a pocos días de culminar este 2022, un año más con Morena y Andrés Manuel López Obrador al mando del país, haciendo y deshaciendo aquello que ellos consideran (o eso manifiestan públicamente) mejor para la nación y sus habitantes. Con sus consignas y promesas de que primero serían los pobres y que todas las medidas implementadas serían en beneficios de los más humildes.
Pero terminamos un 2022 con un recorte de cinco mil millones al INE (preludio de un ataque que se concretó a finales de este año), recortes en el sector agrícola, el paso de la austeridad republicana a la pobreza franciscana que supuestamente generaría ahorros de millones de pesos, un presupuesto propuesto por López Obrador ante la cámara, al cual, (casualmente de la misma forma que en el reciente PEF 2023) no se le movió ni una coma por parte de los diputados, donde se le daba un incremento del 73 por ciento al presupuesto para las obras necesarias para culminar el Tren Maya, un aumento del 174 por ciento a los recursos destinados al Tren del Istmo de Tehuantepec, un 47 por ciento más a la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana y un 70 por ciento extra a la Guardia Nacional.
Se apostó a un incremento en los apoyos directos, a costa de obras y servicios para la gente y sus colonias. Teniendo la fuerza y las condiciones para, si esa era su intención, llevar a un mejor puerto las condiciones de vida de todos los mexicanos, es menester que analicemos cuales son las circunstancias con las que cerramos este año lleno de promesas y mañaneras color de rosa.
Revisando uno de los elementos fundamentales que rigen la condición de vida para cualquier familia de bajos recursos económicos, el Coneval registró, desde el segundo trimestre de 2022, un incremento anual en el valor monetario de la canasta básica del 12.6 por ciento en el ámbito rural y 12.0 por ciento en el urbano, por lo que, a más de dos años, en 22 estados de la república no se ha logrado reducir la pobreza laboral a los niveles pre pandemia, esto significa que el ingreso laboral recibido en los hogares no alcanza ni siquiera para satisfacer las necesidades alimentarias mínimas de sus integrantes. Estas cifras reflejan a millones de mexicanos que se duermen sabiendo que al día siguiente deberán levantarse a trabajar por un salario que no alcanza para quitarles siquiera el hambre.
Según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, se calcula que para finales de 2022, México tendrá 58.1 millones de pobres, es decir, dos y medio millones más que hace dos años y 6.1 millones más que al principio del mandato de Andrés Manuel López Obrador. Estos datos nos dejan como el segundo país con más pobreza de América Latina, solo por detrás de Honduras.
Son datos que, según investigadores como Araceli Damián, presidenta del Consejo de Evaluación de la Ciudad de México, están lejos de ser los que reflejen la realidad que vive el país, llegando a ser incluso el doble de los reportados por estas instituciones debido a que muchas veces los indicadores medidos son imprecisos.
"En México, existe un aproximado de 100 millones de personas que padecen algún grado de pobreza, o sea 8 de cada 10 mexicanos", dice Damián.
La investigadora asímismo, indica que el pago de impuestos en México es muy regresivo porque los ricos pagan muy pocos impuestos y estos son absorbidos mayormente por la clase media mexicana. Pero no es la única voz que critica este aspecto.
Máximo Jaramillo-Molina, economista y cofundador del Instituto de Estudios sobre Desigualdad, afirma que los malos resultados en materia de combate a la pobreza obedecen a una política social regresiva y más neoliberal que la de sus antecesores, siendo los más ricos los que reciben mayores subsidios, en detrimento del apoyo que les podría haber llegado a los sectores mas desprotegidos.
En fin, pues, el 44 por ciento de la población mexicana no solo despedirá el año 2022 más desgastada económicamente, menos esperanzada, más endeudada y militarizada, sino que también recibirá el siguiente año tronándose los dedos esperando que al mandatario nacional no se le suban nuevamente los aires de falso mesías y tenga nuevas ocurrencias para modificar las ya inestables instituciones públicas, que realice nuevas modificaciones a la ley, que su propuesta de alza del salario mínimo, por demás deficiente e inadecuada para la inflación actual, afecte más la economía de sus hogares en lugar de ayudarla a amortiguar los golpes de la situación económica nacional e internacional.
Viene 2023 y las condiciones no están para cruzarnos de brazos. Necesitamos enteraros de la realidad que ellos no quieren que conozcamos y trabajar para cambiarla. Que este siguiente año nos reciba más unidos y hermanados, educados y organizados con el Movimiento Antorchista para poder hacer realidad aquella promesa que dio al aire el que hoy por hoy es un enemigo acérrimo del pueblo. Es nuestro único camino.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario