El Monitor de Sequía de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) confirmó que, debido a la sequía y los incendios forestales que azotan a todo el territorio de Jalisco, los 125 municipios del estado carecen de agua.
Con esto, Jalisco entró entre los ocho estados más secos del país, compitiendo con Coahuila, Aguascalientes, Colima, Durango, Zacatecas, Nayarit y Nuevo León.
El reporte de la Conagua se dio en medio del megacorte del Sistema Intermunicipal de Agua Potable y Alcantarillado (SIAPA) por cuestiones de reparación, con lo cual dejó sin el servicio de agua a más de mil colonias populares pertenecientes a los municipios del Área Metropolitana de Guadalajara (AMG). Pese a que hace días culminaron los trabajos del SIAPA, hasta el momento en varios puntos del AMG, sigue sin llegar agua.
La problemática es añeja y se necesitan más que reparaciones para resolver la escasez de agua. El agua es una necesidad de la población no sólo de Jalisco, sino de todo el país para cubrir sus necesidades básicas, pero los afectados por el desabasto del vital líquido necesitan informarse para no caer en las maniobras y argucias de los encargados de garantizar el derecho al agua de todos los mexicanos.
Por ejemplo, el director de la Conagua, Germán Martínez, en entrevista con un medio de circulación nacional, tras afirmar que “no hay presupuesto que alcance para atender todas las necesidades de agua en México” y sin poder dejar de echar la culpa a administraciones anteriores de la crisis hídrica, ni siquiera por un minuto, defendió los recortes presupuestales que impuso el presidente Andrés Manuel López Obrador para agua y saneamiento.
Asimismo, nadie se puede detener ante la defensa que hacen los fanáticos de AMLO quienes, para librarlo de la responsabilidad que tiene, argumentan que la falta de agua se debe a la naturaleza y el mandatario nada puede hacer.
Los mexicanos que buscamos acabar de raíz los flagelos sociales que azotan al pueblo de México, tenemos la obligación de recurrir a las opiniones de los expertos para encontrar salidas seguras. Los especialistas, al analizar el problema del agua sostienen que ciertamente, es complejo porque involucra factores atribuibles al cambio climático, fenómeno global que, obviamente, exige soluciones también globales: al aumentar las temperaturas aumenta la evapotranspiración y las pérdidas en cuerpos de agua y canales de distribución; aumentan las sequías. Pero esto solo viene a agravar problemas de fondo.
Respecto a la problemática, desde mi punto de vista, se da una explicación acertada en una investigación dirigida por Elisa Savelli, de la Universidad de Uppsala, Suecia que fue publicada por el diario El Universal en su edición del pasado 10 de abril, bajo el título “Piscinas de los ricos dejan sin agua” a los pobres, denuncia estudio”. El texto destaca que las desigualdades sociales provocan crisis hídricas urbanas, incluso más que factores medioambientales o el aumento poblacional. Las élites urbanas consumen agua en exceso para su ocio personal, como llenar sus piscinas, regar sus jardines o lavar sus coches.
En dicha investigación se advierte que las élites ricas, con grandes piscinas y césped bien cuidado en sus casas, están dejando a las comunidades más pobres sin acceso básico al agua en ciudades de todo el mundo. Este estudio demuestra los estrechos vínculos entre la desigualdad social, económica y medioambiental, concluyen los autores.
Los investigadores destacan que en la actualidad, los esfuerzos por gestionar el suministro de agua en las ciudades con escasez de agua se centran sobre todo en soluciones técnicas, como el desarrollo de infraestructuras hídricas más eficientes.
Estas estrategias reactivas, centradas en mantener y aumentar el suministro de agua, son insuficientes y contraproducentes. En su lugar, un enfoque más proactivo, dirigido a reducir el consumo insostenible de agua entre las élites, sería más eficaz. En última instancia, todo el mundo sufrirá las consecuencias a menos que desarrollemos formas más justas de compartir el agua en las ciudades.
Considero que el mandatario federal no podrá acusar la investigación de ser conservadora o de que los investigadores son fifís y están en contra de su gobierno, pues Suecia ha sido referente para publicitar su sistema de salud del Bienestar, que todos sabemos cómo está.
En efecto, en el neoliberalismo, la expresión más brutal del capitalismo todo convierte en mercancía y el agua no podía ser la excepción, en donde incluso el Estado abandona su obligación de proveer agua limpia para todos, pero es obligación del gobierno aplicar un extenso programa de construcción de represas para uso agropecuario, así como, invertir recursos para una mayor reutilización del vital líquido, el reciclaje y la cosecha de agua de lluvia.
El Estado mexicano, debe recurrir en mayor medida a la reutilización del recurso vital, al reciclaje y la cosecha de agua de lluvia. Instalar plantas desalinizadoras, recientemente empleadas en países con escasez de agua dulce, como Israel, líder mundial. Modernizar la infraestructura hidráulica, mediante un aumento significativo del gasto público en construcción, equipamiento y mantenimiento de sistemas de conducción y distribución urbanos, en presas y canales, y plantas tratadoras de aguas residuales.
Pero está claro que el gobierno morenista está imposibilitado para emprender tales acciones. La 4T, plantea en el ejercicio presupuestal para 2024, un recorte drástico en agua potable y saneamiento.
No queda otra alternativa, frente al desabasto de agua, que el pueblo organizado y educado es el que debe exigir soluciones. Esta es la salida.
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