El método de prometer una cosa y hacer otra es muy vieja. Durante el largo período en que el PRI tuvo el poder absoluto del país, fue una constante en las campañas electorales la de hacer promesas de solución a las necesidades de la gente con tal de llegar al puesto deseado, pero una vez conseguido venían los tiempos de sufrimiento y decepción para el pueblo. Por ejemplo, era frecuente la promesa de que no iban a subir los precios de los artículos de consumo y terminaban aumentando. Por eso se convirtió cultura general de los mexicanos decir que los políticos “siempre prometen lo mismo”. Y sí, después de más de cien años, el pueblo de México sigue sufriendo eso y más.
Hoy en día esa política sigue vigente, y con la llegada al poder, de Andrés Manuel López Obrador, un viejo priista, la práctica ha tomado mayor brío y ya hay funcionarios de otros partidos que empiezan a seguir el ejemplo del señor de palacio. Hoy, el engaño a la gente es más abierto, las mentiras se dicen de a dos por una; lo que ocurre en las mañaneras es un ejemplo claro de esto, que se informan cosas que no tienen ningún respaldo en la realidad. Por ejemplo, en las últimas semanas la violencia en el país se ha disparado, todos los días hay ejecuciones, seguido hay masacres, pero cuando se le cuestiona al presidente sobre esta situación simplemente se lavas las manos diciendo que eso no es cierto, que todo marcha bien, que la política de abrazos, no balazos, está funcionando a la perfección y que no piensa cambiarla. Cuando se le presentan pruebas irrefutables de que sus dichos son mentiras, se encoleriza y empieza a lanzar ataques y amenazas a los que lo cuestionan, y esto no es más que una intolerancia total a la exigencia de la población de mejores resultados.
Esta bonita forma de gobernar ya parece pandemia, porque rápidamente ha contagiado a otros gobernadores —aunque muchos ya lo traen en la sangre— que se empiezan a comportar de la misma manera, con una intolerancia agresiva al reclamo popular. Hace poco se viralizó en las redes y en los medios los dichos del flamante gobernador de Nuevo León quejándose de las quejas de la gente. Ante el micrófono, con una pose similar al de la mañanera, Samuel García, de Movimiento Ciudadano, respondió a los que se quejaban de que no había agua ni luz en el estado, y como ya saben quién, empezó por deslindarse y echarle la culpa al Bronco, ex gobernador. Y remató con lo siguiente: dijo “si la ciudadanía va a señalar, que señale bien, porque ahora resulta que también es mi culpa que no haya luz... como si yo manejo la CFE, y ahora resulta que la mentada de madre es porque no hay agua, como si a mí me toca el abasto del agua ¡pues no señores!”. Terminó por echarle la culpa a la CFE y a la CONAGUA. Una muestra más de la intolerancia y rechazo al clamor popular. ¡Pues sí señor! También le toca. Que alguien le diga al señor gobernador de Movimiento Ciudadano cuáles son sus obligaciones.
El pasado 14 de junio, cientos de estudiantes acudieron al Palacio de Gobierno de Hidalgo con la intención de ser recibidos en audiencia por el todavía gobernador priista Omar Fayad para solicitar atención y resolver la petición de subsidio, que por seis años no han recibido, y que se otorgaba como apoyo a los jóvenes estudiantes que viven en albergues estudiantiles. Ante una petición tan justa y necesaria, lo que haría un buen gobierno es escuchar y dar solución favorable y razonable a dicha petición, pero eso no sucedió con el gobierno de Hidalgo. En lugar de atender a los estudiantes, lo que dio como respuesta es la represión y encarcelamiento de los jóvenes, la policía golpeó a estudiantes y maestros, secuestró las unidades de transporte que los llevaba.
Estas escenas de espanto, en donde se manda a un piquete de policía a reprimir una manifestación pacífica como si se tratara de la detención de grandes narcotraficantes, es una prueba más de la intolerancia y rechazo a la lucha del pueblo. El gobernador Omar Fayad ha sido calificado como uno los peores a nivel nacional, que tiene sumido a 50.9 por ciento de hidalguenses en la pobreza.
Hoy nos avisan nuestros compañeros de aquél estado que la escalada de represión de Omar Fayad va en aumento, pues este día (17 de junio) ha agredido a nuestro compañero Domingo Ortega, presidente de la “Cooperativa Antorchista de transporte público del Valle”, privándolo ilegalmente de la libertad. No lo permitiremos poque ningún delito ha cometido y no descansaremos hasta verlo libre y sin cargos. Pero allí tiene usted bien claras las consecuencias del ejemplo de López Obrador: son de diferentes partidos, pero actúan igual. Vea: https://fb.watch/dICvlvvOIP/
Gobernantes de tres partidos diferentes, pero con la misma actitud ante el reclamo popular. Estos funcionarios, cuando anduvieron en campaña les prometieron de todo a la gente. Dijeron que eran las mejores opciones para llevar a buen rumbo a sus gobernados. López Obrador prometió que, por el bien de México, primero los pobres, fueron los primeros, pero en pasar al olvido.
El gobernador Samuel García en campaña dijo que lo iban a conocer por dar la cara por Nuevo León, pero sus recientes declaraciones contradicen esas palabras, es el primero en negar solución a los problemas de Nuevo León. Cada día va quedando más claro que en México no existe todavía un verdadero partido de los humildes. Los que existen actualmente, Morena, PRI, PAN, Movimiento Ciudadano no representan al pueblo, son representantes de la burguesía. Formar un verdadero partido del pueblo es una tarea que está pendiente, una tarea urgente si no queremos seguir gobernados por partidos políticos que demostraron en los hechos ser enemigos del México.
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