MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Don Quintiliano Hernández Reyna, ¡un ejemplo de lucha!

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Originario de San Luis Potosí del poblado el Palmar Primero, que pertenece al municipio de Mexquitic de Carmona, la búsqueda de una vida mejor para su familia lo llevó hasta la frontera, después se casó y con la unidad y la organización de sus compañeros campesinos lucharon por la tierra, pues no contaban con ella, eran jornaleros, peones que salieron a trabajar lejos de sus pueblos. 

Lograron que les entregaran tierra en el municipio de Abasolo, Estado de Tamaulipas, dónde se formó el N.C.P. Nicolás Bravo. Más tarde se inició una lucha para tener una vivienda digna en su poblado, y la posibilidad de vivir de la explotación de su parcela.

Esta pequeña zona que abarca los municipios de Abasolo, parte de Jiménez y Soto la Marina, cuenta con riego y es una zona productora de maíz, que contrasta con municipios a su alrededor, pues la preparación del terreno para la siembra es la misma y todos los trabajos de cultivo del maíz, son la vida diaria de cientos de campesinos que viven de la agricultura. 

Es una agricultura tecnificada que utiliza maquinaria agrícola, semillas mejoradas, insecticidas, herbicidas, fertilizante líquido y cuya cosecha es recibida en grandes bodegas (recibas) que son quienes adquieren el grano, fijan el precio y comercializan el maíz.

Estas empresas controlan la siembra, pues son quienes proporcionan desde la semilla mejorada, hasta todos los insumos e incluso la maquinaria para el beneficio del terreno y del cultivo. Lográndose a diferencia de otros municipios del Estado un rendimiento 4.72 toneladas por hectárea, esto permite una gran actividad en la zona a lo largo del año y que las familias tengan trabajo y asegurado un sustento.

Sin embargo, esto ha cambiado, actualmente la situación es más que deplorable, ya que se terminaron los apoyos que reciben los campesinos por parte del gobierno como: Procampo, Producción para el Bienestar, Precios de Garantía a Productos Alimentarios Básicos, Sanidad e Inocuidad Agroalimentaria, entre otros programas que entregaba la SADER. 

En este desarrollo de la región y del Nuevo Centro de Población “Nicolás Bravo”, destaca la actividad y la lucha de Don Quintiliano Hernández Reyna quien tiene una familia de 5 hijos y con su deseo de mejorar sus condiciones los impulsó a estudiar, pero el poblado solo contaba con secundaria.

Efrén y Nancy, dos de sus hijos tienen que trasladarse hasta la cabecera municipal (Abasolo) para poder terminar sus estudios de preparatoria en el Centro de Bachillerato Tecnológico Industrial y de Servicios N. 208 y al terminar, trasladarse hasta la capital (Cd. Victoria) para estudiar su licenciatura. Esto es posible gracias a que ingresan a la Casa del Estudiante "Gral. y Prof. Alberto Carrera Torres" que les proporciona alojamiento y alimentación, así como apoyo académico y formación en actividades artísticas: poesía, música, danza. Ambos terminaron su licenciatura uno en la Normal y el otro en la UAT; él como Lic. en Matemáticas y ella como Lic. en Informática, pero la formación que les dio su padre Don Quintiliano y su madre Doña María Daría Vázquez, les permitió organizarse en Antorcha Campesina y dedicar su tiempo y esfuerzo en la construcción del Movimiento Antorchista Nacional, así como sus padres, quienes fueron los fundadores del grupo antorchista del N.C.P. Nicolás Bravo y los demás de la zona, encabezando el programa de lucha para la transformación de su poblado, municipios y región. 

·      Apoyos a la producción: A) fertilizante, semillas mejoradas, B) proyectos productivos.

·      La vivienda, terreno, mejoramiento, servicios básicos.

·      Apoyos a la canasta básica o sustento diario. 

·      Infraestructura

·      Educación; Don Quintiliano fiel a su deseo de que se eduquen los jóvenes (no solo sus hijos) encabezó la lucha por un bachillerato, lográndose crear el Colegio de Bachilleres Lic. Benito Juárez García, así como la construcción, primero de un aula, después de otras dos, enseguida y con el apoyo de los diputados antorchistas, el centro de cómputo y su equipamiento. 

Todo esto después de una larga y difícil lucha contra la estructura educativa gubernamental y municipal que siempre ha buscado descarrilar dicho programa de lucha.

Decisiva fue en esta lucha, la claridad y deseo profundo de transformación de Don Quintiliano, incluso exponiendo su salud y vida, enfrentó en su momento las acciones necesarias para que esta escuela fuera una realidad.

En el programa de lucha que deben continuar impulsando sus compañeros antorchistas y el poblado en general vive y vivirá este gran corazón que por su deseo de cambio y de una vida mejor para los suyos y para el pueblo en general, seguramente agotó sus recursos físicos y ha dejado de latir, pero deja un gran legado: los campesinos pobres, los campesinos medios, jornaleros, peones, deben organizarse y luchar, por la infraestructura de sus pueblos, por mejorar el bienestar de sus familias, por educar a sus hijos y a los jóvenes, y en esta lucha, aprender a reconocer la necesidad de crear una herramienta, un arma poderosa que les permita unirse con los obreros y luchar por dirigir los destinos de la patria, su patria que requiere de estos esfuerzos y esta entrega. 

Compañero Quintiliano: ¡Salud y hasta pronto! 

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