Como es sabido, estamos a punto de que termine el sexenio de la mal llamada Cuarta Trasformación, que presumió al inicio, con bombo y platillo, que “primero los pobres”. Los datos actuales del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), arrojan que el 52.8 por ciento de los mexicanos vivimos en la pobreza; es decir, 68 millones 640 mil. Además, de 2018 a 2021, se sumaron 3.8 millones de personas a esas cifras, pero ya en 2023, en la actual administración del presidente Andrés Manuel López Obrador, esa cantidad de mexicanos que no se encontraban en situación de pobreza, hoy día ya engrosan las cifras de pobres.
Mencionare algunos aspectos que contradicen lo que Andrés Manuel López Obrador vocifera desde la tribuna de sus mañaneras, que los pobres son su prioridad, pero los hechos lo contradicen, veamos: México fue la única economía que no aumentó el gasto para mitigar los estragos de la pandemia. También, el 17.2 por ciento de la población mexicana está en pobreza extrema; es decir, que 22 millones 160 mil mexicanos no pueden satisfacer ni siquiera sus necesidades básicas de alimentación, agua potable, techo, sanidad, educación o acceso mínimo a la información, esto significa que, además de pobres y de ocupar el segundo lugar económico en América Latina y el 15 a nivel mundial, el curso normal del sistema económico y político en nuestro país nos tiene ignorantes.
La crisis actual de pobreza lacerante, por la que atravesamos los mexicanos, suma cada día a más gente a sus filas. Los severos problemas económicos, según especialistas en el tema, amenazan con graves disturbios sociales a lo largo y ancho de nuestro país. Urge que el pueblo trabajador se eduque y se organice con el fin de cambiar su situación de miseria, que trabaje y luche por un país más justo en el que toda la riqueza creada por los trabajadores se reparta equitativamente entre todos los mexicanos, por un país donde sus habitantes vivan en hermandad y prosperidad.
¿Por qué argumento esto? Francamente los programas sociales del bienestar de la 4T carecen de transparencia en su operación ni reducen la pobreza, al contrario, ésta ha aumentado debido a que las familias no tienen acceso a la salud, alimentación ni educación.
El gobierno de la Cuarta Transformación (4T) desvaneció los programas dirigidos a la mitigación directa de carencias de niños, jóvenes, adultos y adultos mayores; mujeres y hombres en condiciones de vulnerabilidad social y económica. Los recursos públicos destinados a aliviar la pobreza en anteriores gobiernos, en el sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) fueron reorientados a modo de apoyos con becas monetarias, principalmente para jóvenes estudiantes, y no estudiantes sin empleo, así como otros destinados a adultos mayores a partir de los 65 años y personas con discapacidad.
Sobre los programas sociales del bienestar, del gobierno de la 4T, evaluaciones de organizaciones especializadas advierten problemas de transparencia en su operación e incapacidad para alcanzar el objetivo para el cual fueron creados; mientras la pobreza ha aumentado no solo por la caída en los ingresos de las personas, sino también por la reducción en su acceso a satisfactores básicos en salud, alimentación y educación.
Especialistas exponen que, en realidad, los programas de la 4T no cubren al 95 por ciento de los hogares del país como asegura el presidente (el total de casas es de 35.2 millones, según el Censo 2020); y tampoco están beneficiando a los más pobres, como indica el doctor en Economía, Gonzalo Hernández Licona, fundador y exsecretario ejecutivo del Consejo Nacional de la Política de Desarrollo Social (Coneval), en su trabajo ¿Por qué ha crecido la pobreza?
En un texto de febrero de 2022, divulgado en la revista Letras libres, se menciona que, solo tres de cada 10 hogares se recibe algún apoyo del actual gobierno; y que, para el 10 por ciento de la población en mayor pobreza, la atención bajó de alrededor del 60 por ciento, en 2018, a menos del 40 por ciento, en 2020. Por donde se le vea, excepto para los ojos del gobierno, actualmente los más pobres reciben menos recursos que antes. Contrario a lo que pregona López Obrador, no ha habido tal interés hacia los más pobres, ya sea por descuido, ignorancia o porque las prioridades son otras.
Bajo este panorama, así como el sol no puede taparse con un dedo, los errores perpetrados por el titular del Poder Ejecutivo federal no se pueden anular con discursos huecos, llenos de necedad moral, de mentiras y de excusas, echando culpas a gobiernos pasados. Esta situación se tiene que resolver de alguna manera.
El Movimiento Antorchista nació hace poco más de 49 años y durante todos estos años ha trabajado y luchado tesonera, honrada y limpiamente por organizar y educar al pueblo más humilde y trabajador para así llevarlo a mejores destinos. Sí, luchamos para que el pueblo trabajador se le retribuya lo que está creando con sus propias manos para beneficio de México y que no sufra las condiciones terribles de insalubridad, de falta de la vivienda, de educación para sus hijos, de salud, pues muchas veces ni siquiera puede curarlos por falta de recursos y no puede garantizar ni siquiera la alimentación y otras injusticias más.
Las condiciones de los pobres de México ya no son las mismas de cuando nuestro movimiento se formó, en 1974, pero la coyuntura actual de creciente hambre y pobreza nos exige unir fuerzas, unir todas las manos posibles y luchar con ahínco para revolucionar a nuestro país. Educarnos políticamente para dejar de ser engañados.
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