MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

El clamor de las madres mexicanas

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Efectivamente, la seguridad para sus hijas e hijos es el clamor general que las madres de todo México exigen. Y no es para menos. En particular, el estado de Morelos se ha caracterizado por la terrible inseguridad que se vive día a día: ocupa el segundo lugar en feminicidios a nivel nacional (El Sol de Cuernavaca, julio 2022) y el nada honroso quinto lugar a nivel nacional en lo que va del 2023 en los secuestros y desapariciones forzadas. Las madres lloran y sufren por sus familiares desaparecidos y por sus muertos, que la violencia les ha arrebatado.

Este sufrimiento las ha orillado a levantar la voz por encontrar a los suyos, exigiendo seguridad y justicia, así como respuestas claras y convincentes de las autoridades encargadas de hacer las investigaciones. Sin embargo, resulta que las personas a cargo no responden, o lo hacen muy lento, a los justos reclamos de los familiares de las víctimas, volviendo más tortuoso el camino que miles de mujeres han emprendido para encontrar la verdad de los hechos. Un alivio real a su sufrimiento, lejos de los festejos de un solo día, sería el recibir una sonrisa de sus hijos llegando a casa y llegar con vida.

Dicha tragedia no es la única dificultad a la que se enfrentan las mujeres y madres mexicanas. En el campo laboral, datos recientes nos revelan que el 45 % de las mujeres son asalariadas. Sin embargo, el salario que reciben es menor que el de los varones: las mujeres ganan 87 por cada 100 pesos que reciben los hombres. En otras palabras, mientras que las trabajadoras ganan 7837 pesos al mes los hombres ganan 9 000 (El Economista, febrero 2023).

La incorporación de las mujeres al trabajo asalariado de las mujeres no se presenta como un alivio para las mujeres en esta sociedad capitalista. Su origen tiene que ver con la disminución del poder adquisitivo del salario del varón jefe de familia, que cada día alcanza menos para adquirir los productos de la canasta básica, con el consiguiente aumento de la pobreza de la familia. Tal situación orilló a la madre –y en muchos casos a la familia completa– a vender su fuerza de trabajo.

Además, el hecho de que las madres se hayan incorporado al mercado laboral ha traído como consecuencia el descuido (y en no pocos casos el abandono de los hijos e hijas), pues esta sociedad no brinda alternativas sociales de cuidado y educación de los pequeños. La situación se agudizó durante el periodo del gobierno lopezobradorista, pues las pocas guarderías que existían fueron cerradas, mientras las madres quedaron desamparadas (en especial las madres solteras). No menos extenuante es el trabajo doméstico, otra esclavitud a las que las mujeres están atadas sin remuneración alguna. Finalmente, el aumento de la pobreza es otro factor de sufrimiento. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) informa que, de 2018 - 2022, se sumaron a las filas de la pobreza 6.1 millones de mexicanos, y que afectó con mayor virulencia a las mujeres.

Así las cosas, habría que preguntarse, ¿podemos festejar tranquilamente este Día de las Madres que con tanto bombo y platillo se anunció año con año? Esta fecha se ha convertido, como tantas otras, en un día para comercializar todo tipo de productos e incrementar las grandes ganancias de los más ricos de este país y del mundo entero, mientras los pobres mordemos el anzuelo para caer en el consumismo.

Por ello, hoy dedico mi colaboración a ustedes madrecitas: profesionistas, obreras, amas de casas, emprendedoras, comerciantes… Pero muy especialmente a las que hemos abrazado la lucha por un mundo mejor, a todas ustedes que no aceptan las cosas como están, que un día es de lucha y el que sigue también, vaya mi abrazo fraterno y solidario, porque la verdadera liberación de la mujer no será en este sistema, y el país nos necesita.

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