Llegó el fin de los Juegos Olímpicos celebrados en la histórica ciudad de París, ese lugar donde en 1871 el pueblo se levantó por primera vez para tomar el poder político y gobernar brevemente con un espíritu socialista. A ese período de la historia se le conoce como Comuna de París.
Reiteradamente se ha dicho que las Olimpiadas son un lugar de concordia y muy distante de las ideologías o temas políticos; sin embargo, hoy vemos el cinismo en el manejo de esta justa deportiva, demostrando que en el fondo es solo un mecanismo de los países occidentales para demostrar al mundo su supremacía.
El “movimiento olímpico moderno” se ha postrado a los designios del imperialismo: a través de las Olimpiadas bendice la hermandad de las élites burguesas y militares y les limpia la imagen a pesar de que han promovido guerras, invasiones e impulsado dictaduras.
Francia siempre ha sido punta de lanza como sociedad, es un emblema significativo para la insurrección de los pueblos del mundo: fue el primer país del mundo en instaurar un sistema democrático burgués; en 1789 estalló la Revolución Francesa que, bajo las consignas de libertad, igualdad y fraternidad, logró derechos civiles al poner fin a la era de la monarquía y del oscurantismo, mejor conocida como Edad Media.
No obstante el entusiasmo del pueblo francés ante el nuevo sistema económico y social por el que dieron la vida millones de personas, a la vuelta de muy pocos años se dio cuenta de que dicho sistema también generaba una clase privilegiada mientras mantenía a la gran mayoría de la población en la miseria, marginación y manipulada en prácticamente todos los aspectos de la vida.
Hoy vemos con claridad que la clase gobernante del mundo, o sea, la burguesía, ha manipulado a la sociedad con el fin de justificar la exclusión de deportistas rusos con el pretexto del conflicto entre Rusia y Ucrania, pero sin tomar en cuenta ni explicar que Rusia se puso en acción para defender a los ucranianos del fascismo y las agresiones estadounidenses contra Rusia.
Muchas veces se ha hablado acerca de que el deporte no tiene nada que ver con la política. Sería bueno tener esa “imparcialidad” para que todos los deportistas del mundo pudieran participar en los eventos internacionales sin que se les juzgue por las acciones de sus gobiernos, pero ya sabemos que el Comité Olímpico Internacional (COI) actúa a conveniencia de los intereses de los países que se sienten dueños del planeta.
En los recién terminados Juegos Olímpicos de París, deportistas de Rusia y Bielorrusia fueron excluidos por el conflicto con Ucrania, pero si el COI está tan indignado, ¿por qué no vetó la participación de deportistas de Estados Unidos, Israel y Arabia Saudita, que son agentes de guerra y de conflictos armados en varios puntos del mundo?
Aquí se evidencia esa manera injusta de juzgar a conveniencia de sus intereses. ¿O acaso no saben de los miles y miles de niños y civiles que Israel y su cómplice Estados Unidos han asesinado?
El “movimiento olímpico moderno” se ha postrado a los designios del imperialismo: a través de las Olimpiadas bendice la hermandad de las élites burguesas y militares y les limpia la imagen a pesar de que han promovido guerras, invasiones e impulsado dictaduras.
Basta ver el inventario de sedes para darnos cuenta de quién lleva la batuta en los Juegos Olímpicos; en la mayoría de ocasiones se han celebrado en ciudades del norte global, con excepciones como México (1968), Moscú (1980), China (2008) y Brasil (2016), debido a grandes exigencias, pero en países desfavorecidos por el capitalismo es prácticamente imposible organizar una justa olímpica.
El contraste de estos Juegos Olímpicos 2024 es la reivindicación de pueblos que han sido humillados públicamente, como Palestina, que con ocho deportistas representó a su patria; también fue el caso de Cuba, que logró nueve medallas quedando en la posición 32 del mundo, por encima de México, que solo tuvo cinco y quedó en la posición 65 del medallero.
Enhorabuena al deportista cubano Mijaín López Núñez, quien rompió récord en París al ganar medallas de oro en cinco Juegos Olímpicos consecutivos. Con orgullo dedicó su triunfo al revolucionario pueblo cubano que ha resistido los embates comerciales y el ciberacoso de Estados Unidos.
Además, dijo que agradecía por siempre al comandante Fidel Castro Ruz, porque gracias a él el pueblo de Cuba conoció el deporte de alto rendimiento y lo implementó como una política de Estado que hoy tiene grandes resultados, a pesar del bloqueo económico que la isla enfrenta desde hace seis décadas.
El medallero de los Juegos Olímpicos de París 2024 quedó de la siguiente manera: Primer lugar, Estados Unidos con 40 oros, 44 platas, 42 bronces: 126 medallas en total; segundo lugar, China con 40 oros, 27 platas, 24 bronces: 91 medallas totales; el tercer lugar lo ocupó Japón con 20 oros, doce platas, trece bronces: 45 medallas totales.
Eso demuestra la hegemonía imperialista, y si no fuera por el esfuerzo que hacen países como China, las cosas pintarían peor para los pueblos del mundo.
El Movimiento Antorchista Nacional quiere que el deporte en México sea un derecho al que todos puedan acceder, que sea equitativo y que haya condiciones para todos los que quieran practicarlo.
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