MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

El día en que San Pedro se enamoró de Tecomatlán

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En una plática de sobremesa, y a sus 93 años, doña Adelaida Cecilio Vázquez recuerda viejas historias escuchadas en su infancia, pero entre el mar de relatos que vienen a su memoria, tiene una historia muy presente que escuchó, hace bastantes años, de los labios de su madre. El día en que San Pedro Apóstol se enamoró de Tecomatlán.

Con una voz ronca y cansada por los años, tía Adela, como la conoce mucha gente, narra la historia muy a su manera…

Una tarde, después de llegar de la siembra y al calor de los tizones del bracero, mi madre nos contó que un día, proveniente de México, llegó una peregrinación a pie, pues en esos tiempos no había carros para ir hasta allá. A esa peregrinación la acompañaba una hermosa imagen de San Pedro Apóstol, cuyo destino tenía la comunidad de San Pedro Ocotlán, donde los mayordomos contaban orgullosamente que estaba destinado a ser el santo patrón de su parroquia.

La procesión llegó como a las 7:00 de la noche, por lo que debido a la inseguridad y la lluvia de esos días decidieron quedarse a descansar en la iglesia de Tecomatlán, para seguir su camino al día siguiente.

La noche lluviosa corrió y pronto llegó el amanecer de un nuevo día, los hermanos peregrinos se alistaron para continuar su viaje.

Cuatro peregrinos tomaron a San Pedro, uno de cada esquina y empezaron a andar, pero a cada paso que daban notaron que la imagen pesaba más y más, y antes de llegar a los límites de Tecomatlán no pudieron más. Tuvieron que detenerse para cambiar de cargadores, pero a pesar de que lo intentaron viejos y jóvenes, débiles y fuertes no pudieron continuar su andar. La lluvia se vino encima y tuvieron que regresarse a la iglesia del pueblo.

“Mi madre me dijo que lo intentaron dos días, pero que no lograban poner un pie, fuera de los límites del pueblo”, y después de dudas y miedo decidieron hablar con el párroco de la iglesia, después de pensar y pensar, el cura dijo que San Pedro se había enamorado de Tecomatlán por eso no se quería ir.

Tras varias pláticas, los peregrinos decidieron dejar a San Pedrito donde él quería estar, pues los designios de lo divino se deben respetar. Todo el pueblo acudió a ver a la nueva imagen y fue tanto su amor por él que acordaron hacerlo el santo patrón de la iglesia de Tecomatlán”.

Doña Adela, desde hace tiempo, se dio cuenta de que San Pedro no se equivocó y que si se decidió a quedar en el pueblo fue porque Dios lo mandó para crear hombres buenos, justos y fuertes que nos cuidaran y vieran por nosotros.

“Me siento muy feliz de ver nuestra iglesia remodelada, bonita y toda brillosa, creo que ahora cuando Dios me llame, puedo estar tranquila, porque sé que mis nietos, bisnietos y tataranietos están con gente buena y están con Dios que les dará su bendición para hacer cosas buenas y grandes por sus hijos”.

Esas fueron las palabras de doña Adelaida Cecilio Vázquez, orgullosa tecomateca y antorchista de toda la vida, quien siempre supo que estaremos cobijados por San Pedrito y por el Movimiento Antorchista Nacional.

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