Es un hecho muy conocido y sufrido por las masas trabajadoras, la pandemia que azota al mundo entero, ha traído terribles consecuencias para el pueblo pobre de México. La disyuntiva a la que se enfrentan millones de trabajadores, morir por el contagio del COVID-19 o padecer hambre.
La de por sí miserable situación que venían arrastrando los trabajadores de México, con bajos salarios, falta de vivienda, salud, educación, servicios como el agua potable, drenaje y electrificación en no pocos casos, se resiente con mayor crudeza en este periodo de confinamiento de la población.
Miles de trabajadores desempleados, tianguistas y comerciantes ambulantes o los eufemísticamente llamados empleados del comercio informal, han tenido que resguardarse en su casa, pero sin goce de sueldo o de algún incentivo gubernamental.
Los datos no dejan lugar a dudas, la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) en voz de su Secretaria Ejecutiva Alicia Bárcena informó sobre sus estimaciones en el crecimiento económico para los países de América Latina, el cual sitúa en un -5.5 % de decrecimiento en toda la región, no olvidemos que sólo a inicios de este año 2020 México cayó al – 0.1% en su economía y, ahora, dicen por efectos del COVID-19 la economía caerá hasta el -5.5%, la más dura contracción de la economía desde hace décadas; esto dice la Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, traerá consigo un fuerte incremento del desempleo, de la pobreza y la desigualdad.
El presidente Andrés Manuel López Obrador considera que esta situación le favorece, según él le viene "como anillo al dedo" para su proyecto de la 4T; sin lugar a dudas al presidente no le importa el padecimiento de los más desprotegidos de nuestro país, a las claras se ve que sólo le interesa su proyecto de perpetuarse en el poder.
Ya suman miles los desempleados en México, el FMI (Fondo Monetario Internacional) calcula que la tasa de desempleo en México es de 5.3% de la fuerza laboral durante el 2020, lo que equivale a 3 millones de mexicanos sin empleo, un millón más que el año pasado. Por su parte el FMI calcula que la producción nacional caerá 6.6%, por arriba de lo estimado por la CEPAL, asegura que es la peor contracción desde la Gran Depresión de Estados Unidos de 1929.
De acuerdo con datos de la Secretaria del Trabajo y Previsión Social en tan sólo dos meses se han perdido 347 mil empleos, pero la COPARMEX (Confederación Patronal de la República Mexicana) estimó una perdida para este año de 1.5 millones de empleos. Tampoco debemos olvidar que de acuerdo a los datos aportados por el INEGI (Instituto Nacional de Estadística y Geografía) 6 de cada 10 mexicanos laboran en el comercio informal.
Ante tan trágico escenario, el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador no tiene un plan para enfrentar la terrible crisis, él sigue haciendo campaña, habla de seguir entregando dinero según algunos de sus programas, de incrementar el tiempo de sus mañaneras, de hacer chistes sarcásticos, pero en los hechos no hay un plan que realmente vaya a paliar la tan penosa situación que viven los 57 millones de trabajadores, además de los millones de desempleados y las masas empobrecidas y marginadas del país.
Consecuentemente, la exigencia del Movimiento Antorchista Nacional de un Plan Nacional de Distribución de Alimentos, que se implemente en lo inmediato, sólo es como una medida inicial para la reactivación económica, pero sobre todo para resolver en una mínima parte las carencias de la inmensa mayoría de la población.
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