Por algo es la favorita de Andrés Manuel López Obrador: inepta para gobernar, como su jefe, Claudia Sheinbaum copia y calca de lo que hace el presidente.
Los hechos: en 2019 la Semarnat retrasó la salida de un avión comercial. Como esa información dañaría la reputación de López que, según él mismo afirmaba, no daría pie al influyentismo (ahora vemos la realidad con su primogénito, atascado hasta los codos del internacional), la despidió fulminantemente.
Siguiendo su ejemplo, Sheinbaum ha despedido sin más a tres integrantes de su gabinete por “pecados” parecidos: en 2021 despidió a su secretaria de Turismo una vez que se supo que viajó en avión privado a la boda de Santiago Nieto en Guatemala. Por el mismo motivo despidió a su consejero jurídico cuando viajó en 2019 en avión privado. En ese mismo vuelo viajó la directora del INVEA, quien por eso fue destituida también.
En un tema mucho más importante para el país, que afecta todos los ámbitos de la vida nacional, la pandemia, con un manejo pésimo, inhumano y genocida, López Obrador no ha movido un dedo para corregir su conducción, sin siquiera tomar una medida cosmética como destituir a los funcionarios responsables (lo que comprueba que es él quien autoriza esta práctica). El “zar anticovid”, el otro López, continúa tan campante con la criminal política de inmunidad de rebaño, ahora con el discurso de que la variante Ómicron “es muy ligera y pasajera” (mientras siguen muriendo miles de mexicanos por causa de ello).
Como la mala copia del gobierno federal, lo mismo ocurre con Sheinbaum en el escandaloso asunto del uso experimental y antiético de la ivermectina para combatir la covid-19, en casi 200 mil mexicanos de la Ciudad de México que fueron utilizados como conejillos de indias para el experimento. La gobernante, seguidora ciega de la estrategia manipuladora de su jefe, permanece inamovible, sin reconocer ni rectificar el gravísimo yerro de haber recetado a miles de capitalinos medicina antiparasitaria para ganado animal…
En lugar de aceptar y desarrollar una política de corrección y mitigación, lo niega todo, confiando en la mala memoria del ciudadano, esperando que la marea pase y el asunto se olvide. Igual que su jefe. Los mismos funcionarios, en especial la secretaria de Salud de la ciudad y el jefe de la Agencia Digital de Innovación Pública, que cometieron tal arbitrariedad homicida siguen en sus puestos, haciéndose cargo de la salud pública de nosotros los ciudadanos. Incluso uno de los exfuncionarios de esa agencia ya aceptó su mea culpa y pidió disculpas a los ciudadanos.
La política pública criminal seguirá hasta que los capitalinos, usted y yo, junto con los miles de damnificados, sigamos tolerando a estos políticos sin alma. Usted tiene la palabra…
Pd. Es intencional no citar los nombres de los demás funestos y deshonestos funcionarios, ¡basta de ellos!
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