Así como el presidente Andrés Manuel López Obrador está defendiendo en estos días su reforma energética afirmando que se propone el que tengamos energía eléctrica suficiente, que no haya apagones, que se garantice la energía eléctrica a todos los usuarios y que no aumenten los precios; defendió de igual forma el Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI y prometió “Vamos a tener un servicio de salud como el de Dinamarca y Suecia o Canadá, a partir del 01 de diciembre de 2020”.
Tras las duras críticas hacia el nuevo Instituto de Salud a principios del año pasado, AMLO salió en su defensa y dijo “El INSABI cuenta con cuatro pilares principales: abasto y distribución de medicamentos; que no falten médicos, enfermeras y especialistas; la construcción y mantenimiento de establecimientos de salud y la basificación de los trabajadores”. Asimismo, el mandatario federal negó categóricamente que en el país exista desabastecimiento de medicamentos y señaló que ya no van a haber cuotas de recuperación en los institutos.
Pero, estamos a unos meses de finalizar el 2021 y los expertos en finanzas públicas señalan que el paquete fiscal 2022 presentado por el Ejecutivo federal acepta de manera tácita el fracaso del Instituto de Salud para el Bienestar y ahora busca volver protagonista al IMSS-Bienestar. Esto, después de que con la creación del INSABI en sustitución del Seguro Popular el Gobierno de la Cuarta Transformación aspiraba a conformar un sistema de salud como el de los países nórdicos.
Sin embargo, el INSABI resultó peor que la enfermedad. La realidad ha evidenciado todo lo contrario para la que fue creada: incremento de población sin acceso a los servicios de salud; desabasto de medicamentos; desfinanciamiento de los servicios estatales de salud, así como de institutos nacionales, hospitales de alta especialidad y hospitales federales de referencia. Todo es reflejo del pésimo diseño del Instituto de Salud para el Bienestar y la aceptación silenciosa de su incapacidad política, operativa y administrativa.
Ante dicho fracaso, el Gobierno federal apostando a la capacidad operativa y administrativa del IMSS-Bienestar, le dará un viraje en el corto plazo hacia la prestación de servicios de salud para la población sin seguridad social, es decir desplazarán al INSABI. Debemos darnos cuenta de que no hay nada nuevo, pues fue en 1973 cuando se creó lo que era el IMSS-Coplamar; en ese entonces el objetivo era extender la acción del IMSS a grupos de población en condiciones de pobreza y marginación extrema; ahora de ahí se agarra el lopezobradorismo para tratar de ejecutar lo que el INSABI no ha podido.
A más de la mitad del camino el gobierno federal se inventa otra fórmula. Según el Ejercicio Fiscal 2022, el IMSS podrá celebrar acuerdos de coordinación con los gobiernos de las entidades federativas para que dicho Instituto preste los servicios de salud a la población sin seguridad social a través del IMSS-Bienestar. Con lo cual, expertos en salud pública pronostican que va a ser otro fracaso. Según el portal www.imss.gob.mx el IMSS-Bienestar hasta el momento solo opera en 19 de las 32 entidades federativas con un Padrón de Población Adscrita de 11,615,623. Entonces, surgen muchas preguntas: si ¿Se ampliará a todo el país? ¿Se establecerán estructuras paralelas a las de los servicios estatales de salud?, entre otras.
Se sabe públicamente que para poder establecer los Acuerdos de Coordinación con el IMSS, las entidades federativas deberán entregar los recursos humanos, financieros y materiales libres de cargas, gravámenes u otras obligaciones pendientes, lo cual es materialmente imposible; ya que muchos de los pasivos laborales y con proveedores son impagables. De acuerdo con especialistas, esta decisión, responde más a la ocurrencia del Ejecutivo Federal que a un interés neto en mejor la cobertura de salud o a verdaderos criterios de efectividad y eficiencia del Sistema Nacional de Salud.
La prensa se da cuenta que los gobiernos de las entidades federativas lo que tratarían de hacer es deshacerse de dichos pasivos por su incapacidad financiera para cumplir con ellos. De hecho, dicha incapacidad fue la motivación primaria para adherirse al INSABI de varios Estados. Pero hay otro detalle más, especialistas en salud pública advierten que el IMSS-Bienestar no tiene la capacidad ni experiencia operativa ni administrativa en el segundo y tercer nivel de atención. Por lo visto, el gobierno actual seguirá improvisando a costa de la población más desprotegida y sin seguridad social.
Ante este panorama coincido con los que señalan acertadamente que el Gobierno Federal ha tomado decisiones “erróneas”. El gobierno de la Cuarta Transformación solamente se apresuró a eliminar el Seguro Popular pero, no publicó las reglas de operación, los ajustes a la normatividad, su plan de implementación y como consecuencia de todo ello, surgieron los primeros problemas en las clínicas y hospitales. Por lo que es urgente implementar un sistema de salud con base en la evidencia científica y emprender un proceso de planeación estratégica. Basta de jugar con la salud del pueblo de México. La lección que los mexicanos debemos extraer con la creación del INSABI, es que es peor que la enfermedad.
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