Ni el individuo más popular, ni la mente más brillante e inteligente puede hacer él solo, el cambio social, político y económico que requiere nuestro país, se tiene que unir toda la fuerza humana mayormente posible para lograr esa mejora en nuestro México querido.
¿De qué fuerza estamos hablando?
De la fuerza realmente poderosa, es decir, los obreros que mueven las fábricas para que el producto pueda salir al mercado ya convertido en una mercancía lista para venderse y así generar riqueza; de los campesinos y jornaleros que día a día, paso a paso, trabajan de sol a sol incansablemente para traer sustento a sus hogares, pero lamentablemente, la inmensa mayoría de la riqueza generada por esas manos cansadas se va, como agua entre las manos, y ellos (los trabajadores), por más esfuerzos que hagan no ven superación, mucho menos progreso ni individual ni colectivo, pues el sistema económico por el que se rige nuestro país no lo permite.
Las amas de casa, en sus grandes afanes ya se ven divididas entre los quehaceres y el trabajo, pues con un solo salario no alcanza; ya hasta los más pequeños en el hogar esperan con ansias crecer y tener un poquito de músculo, los más afortunados; porque hay algunos que no tienen opción y desde más pequeños (niños francamente) se dedican a recolectar ya sea botes, fierro o cualquier otro material que puedan vender, para así ayudar en algo, para irse a las labores ya sea agrícolas, acuícolas, construcción, ganaderas o, lo que resulte, incluyendo el negocio sucio (puesto que no se ocupa escuela para esto), en algunas personas se ve más optimismo y mejor futuro para sus hijos, ven una esperanza en la migración, esperanza en la que hasta el actual gobierno como última instancia cree que sacará al país avante.¡Qué tristeza!
Esta clase, la clase obrera no tiene garantizada la salud, la educación, ni un empleo, menos buen salario.Es momento de pensar en nosotros, en el por qué debemos continuar así, si con tanto trabajo que ejerce esta clase se merece las primicias, se merece una vida digna, una vida feliz, ¡realmente feliz!, donde los niños y jóvenes se preocupen únicamente por su estudio, y su meta sea el éxito; donde las amas de casa tengan la plena seguridad que todo está bien sin necesidad de descuidar su hogar, sus hijos, su familia; donde el obrero, el campesino, el agricultor, el pescador, salgan a su trabajo gustosos, sabiendo que el fruto de su trabajo es realmente provechoso para sí, para su familia y para su sociedad y así con orgullo formen parte de nuestro país, de nuestro estado y de nuestro municipio.
El lugar más importante de la producción económica, lo ocupan quienes generan con su fuerza de trabajo la riqueza, y por ello, merecen ser tratados con dignidad y respeto; lo debemos tener bien claro y por si alguien no te lo ha dicho antes, siéntete orgulloso de ser quien está al inicio de esta pirámide en la economía y con base en eso, únete a pedir lo que por derecho te corresponde, no regalado, sino como retribución justa por tu trabajo.
El Movimiento Antorchista te invita a reflexionar sobre este tema, no estás solo, no importa ideología, gustos políticos, color de piel o religión, todos estamos en el mismo barco, si te mueves tú se tambalea México, tú tienes el poder, no lo olvides, alza la voz en pro de tus derechos para combatir la desigualdad.
¡Hasta la victoria siempre!
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