Fermín Delgado Sosa
La Declaración Universal de los Derechos del Hombre de 1948, en su artículo 26º señala a la educación como un derecho inalienable e imprescriptible, la Organización de Naciones Unidas (ONU), organismo que reconoce esta Declaración, y México por ser parte de dicho organismo se obliga a establecer el marco legal para garantizar estos derechos.
En el caso de México, es la Constitución Política, como ley suprema que recoge esta disposición en su artículo 3º, que consagra a la educación como una garantía individual que debe generar el desarrollo integral del alumno, precepto vital para el desarrollo del propio país.
Actualmente la educación en nuestro país, y debido al virus que causa covid-19, extendido en todo el mundo y constituido como pandemia ha mostrada la realidad de nuestro sistema educativo, y ha puesto de manifiesto otra de las improvisaciones que el gobierno federal intenta establecer como medida para resolver el rezago educativo, y es que a unos días de iniciar el nuevo ciclo escolar en el que más de 30 millones de alumnos regresen de manera presencial a sus escuelas, es muestra de insensibilidad y oídos sordos que las autoridades hacen respecto a las cifras alarmantes que se presentan en el crecimiento de contagios de los menores de edad, pues según datos oficiales, se reportaron 725 defunciones de niños y más de 138, 928 contagios –según datos del Sistema Nacional de Protección Integral de niños, niñas y adolescentes (SIPINNA) con datos del sector Salud– esto muestra de cuerpo entero la inexistente estrategia que hay para atender la demanda del sector salud y por tanto del riesgo latente del regreso a clases en próximos días.
Todos coincidimos que el regresar a las aulas es necesario, por el bien del alumno, de la educación, del país mismo, pero a días de iniciar el ciclo escolar, solo se ha dotado a las escuelas de un kit de tres escobas, un galón de gel y otro de sanitizante, risorio incluso para las necesidades que tiene una escuela por pequeña que sea, para brindar las medidas de higiene a los alumnos, profesores y demás colaboradores.
Si la educación fuera una prioridad de este gobierno, ¿por qué callan ante la exigencia de vacunación para los alumnos, que hacen diversos sectores de la sociedad, incluidos padres de familia, maestros y jóvenes estudiantes? ¿Por qué no se dice nada sobre la falta de infraestructura que las escuelas sufren, no solo las escuelas rurales sino también las de ciudades, después de meses cerradas y muchas de las cuáles han sido vandalizadas? Está claro que ni la SEP ni el Gobierno federal, tienen idea de cómo resolver este problema, ya que no se resuelve solo decretando un regreso a clases presenciales porque esto constituye un atentado más contra los mexicanos.
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