Varios partidos políticos de la clase económicamente poderosa han vendido la idea de la necesidad de un cambio de partido en el poder, en el gobierno, por medio de la alternancia conseguida a través de las elecciones democráticas, en donde el papel desempeñado por las masas populares se limita a emitir su voto y a esperar que el candidato ganador cumpla todas sus promesas hechas en campaña estando en el ejercicio del poder, sin que esto haya ocurrido hasta la fecha y en consecuencia no se haya realizado el cambio anhelado.
La alternancia de diferentes variantes de partidos representantes de las clases poderosas, de centro, de derecha y hasta de la supuesta izquierda ha tenido éxito porque responde a la esperanza del pueblo de un cambio verdadero en su favor, con el cual haya empleo para todos los mexicanos en la edad de trabajar, con salarios suficientes para satisfacer todas sus necesidades básicas y con ello se realice una equitativa distribución de la riqueza. El éxito de la alternancia democrática se debe en buena medida a la intensa campaña propagandística entre la población que no conoce directamente a los representantes de los partidos convertidos en gobierno y, por lo tanto, no han podido apreciar la diferencia entre el discurso y los hechos. Un ejemplo de lo mencionado es lo ocurrido en la elección del 6 de junio en la CDMX, en el Estado de México y en el resto del país.
En la CDMX “la izquierda” tiene 20 años gobernando y con hechos ha demostrado que es mentira demagógica sus principales planteamientos como “por el bien de todos primero los pobres”, “barrer la corrupción como las escaleras, de arriba para abajo” y “la austeridad republicana del gobierno”. También por sus hechos de gobierno conocen bien a la supuesta izquierda en el estado de México y por eso se explica la derrota electoral en estos dos lugares; ya no tuvo el mismo éxito la manipulación propagandística ni el manejo electorero de los programas asistencialistas como las pensiones a las personas de la tercera edad y las becas a los estudiantes que se pagan con los impuestos aportados principalmente por el pueblo contribuyente.
En el Congreso federal el partido de Morena y sus partidos aliados como el PT y Verde Ecologista también tuvieron un retroceso al perder la mayoría calificada, como una respuesta del electorado a los errores cometidos por los diputados morenistas al haber aprobado sin cambiarle una como a las reformas antipopulares planteadas por el presidente de la república.
En cambio, en los estados del interior del país en donde no conocen bien a la izquierda porque no ha tenido la oportunidad de gobernar, donde solo la conocen por medio de la propaganda y en donde ya están cansados de los malos gobiernos del PRI y del PAN, el partido de Morena y aliados obtuvo 11 gubernaturas con las cuales llegó a 17, también obtuvo la mayoría en 18 congresos locales, aunque la perdió en 4: Estado de México, San Luis Potosí, Michoacán y Durango. Ya conocerán por sus hechos a estos gobiernos que se ostentan como “la esperanza de México” y veremos si siguen refrendando sus triunfos.
Analizando las últimas décadas de la historia de nuestro país y también los resultados de estas últimas elecciones, podemos concluir que todos los partidos existentes de la geografía política, es decir de centro, de derecha y de la izquierda han defendido los intereses de la clase poderosa, variando un poco en la forma, pero coincidiendo en el fondo, ninguno defiende los intereses en forma autentica del pueblo trabajador. Es decir, el pueblo trabajador no tiene un partido que auténticamente los represente, por eso José Revueltas sostenía la tesis de que el proletariado mexicano era un proletariado sin cabeza y afirmaba que la tarea era y sigue siendo construir ese tipo de partido, construir la cabeza del proletariado mexicano, de aquí se desprende la tarea de poner manos a la obra en esta labor.
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