¿Si un gobierno está haciendo bien su trabajo, requeriría de hacer una campaña electoral tan anticipada y minuciosa? ¿Para qué promoverse, si la gente ya lo conoce? ¿Qué novedades traerá al pueblo, si su mejor carta bajo la manga no está surtiendo el efecto esperado?
Pues desde hace cinco meses, aproximadamente, empezaron a circular por todos lados, imágenes de la candidata para el cargo de presidencia de la república, de un mes para acá, en camiones, paredes y mototaxis, unas calcas que dicen: “Que siga López, estamos agusto”, y ya hoy escuché un primer spot en la radio que anuncia que el “PT es la 4T”.
O sea que, bienvenidos todos al bombardeo ideológico masivo e insistente de la 4T, a los torrenciales de discursos que tocarán a nuestras puertas para convencernos de que lo han hecho bien y por eso deben seguir; y lo harán usando sin consideraciones de gasto, lo que se ocupe, lo que sea necesario para conservar el poder.
Pero mientras ellos calculan y elaboran la mejor propaganda escrita, oral, visual, para convencernos de creer en ellos, la realidad solo se sienta a esperar a que la miremos y actuemos.
Martha Harnecker, parafraseando a Marx, nos orienta cuando dice lo siguiente: El Estado ha servido siempre a los intereses de quienes han tenido el poder económico. Los dueños de los medios de producción, al tener en sus manos el poder económico, tienen también en sus manos el aparato del Estado: fuerzas armadas, policía, aparato judicial, funcionarios del Estado; es decir, el poder estatal. Y, por ende, también controlan los medios de comunicación masiva, la radio, la televisión, y por supuesto, también controlan lo que se ha de enseñar en la escuela, es decir, tienen en sus manos el poder ideológico.
Tener el poder ideológico, en estos tiempos, significa crear a conveniencia una ideología que continúe reproduciendo las relaciones que se establecen entre los hombres en el proceso de producción (el sometimiento del uno por el otro, la relación patrón -obrero, la explotación moderna). Pero no le hagamos caso a Martha Harnecker, sino a la realidad. ¿Cuánto tiempo pasa el presidente Andrés Manuel López Obrador, en pantalla y en cadena nacional, diciendo la misma cantaleta de siempre? ¿Cuántos estudiantes están agradecidos con el presidente porque les da dinero? ¿Cuántas modificaciones le pueden hacer a la ley conforme su beneficio? Esos son terribles ejemplos del uso del poder ideológico.
Estar “agusto” es un enunciado que refiere, según la Real Academia Española, a lo que conviene, agrada o es necesario. Pero analicemos considerando esto último, ¿conviene seguir con la 4T?,¿nos agrada la 4T? y, por último, ¿ustedes creen que sea necesario que sigan en el poder? ¿Ya se acabaron los pobres o disminuyeron? ¿Ya se erradicó la inseguridad social?
Pongámonos listos, darle el voto a los mismos sería votar por el maltrato social, por la ingobernabilidad, por un país ensangrentado, por una educación ineficiente entre otras cosas.
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