MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

En casa y sin comida, situación de millones de mexicanos ante el coronavirus

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Es claro para todo mundo, aunque otras cosas no lo sean, que en nuestro país como en la mayor parte del mundo la actual pandemia del Covid-19 ha venido a echar agua donde ya había lodo.

Nuestra economía ya de por sí presentaba datos escandalosos denunciados desde hace varios sexenios. Sin embargo, con más de 90 millones de pobres en nuestro territorio producto de la injusta distribución de la riqueza, la 4T movió a segundo plano el problema de la desigualdad, y decidió darle toda la prioridad al combate a la corrupción; aumentar como nunca antes se había visto, el presupuesto para programas sociales; impulsar obras faraónicas como el Tren Maya, la refinería de Dos Bocas y el aeropuerto de San Lucía, mientras que de la misma manera canceló el Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México...un sin fin de medidas que, en suma, la realidad ya había calificado su eficacia: desaceleración económica.

Según la Organización Mundial de la Salud, el coronavirus resulta mortal para 3.4 por ciento de las personas que lo contraen. Tiene una incubación de dos a 28 días, el paciente puede estar contagiado aun cuando no sean visibles los síntomas tales como fiebre, tos y dificultad para respirar y la enfermedad puede derivar en neumonía y fallas renales e intestinales. Hasta ahora, para prevenir el contagio se sugiere: resguardo domiciliario, distanciamiento social y extremar medidas de protección e higiene. Estas medidas pueden ser adoptadas en varios países, en México es casi imposible.

Resguardo domiciliario: en nuestro país, en cifras redondas 34 millones de trabajadores pertenecen al sector informal. Es decir, de los mexicanos que diariamente salen a las calles con el título de vendedores ambulantes, trabajadoras domésticas, lustradores de zapatos, operadores de transporte, etcétera, y no cuentan con un ingreso fijo, ni seguro social, ni con prestaciones ni prácticamente la certeza de que al día siguiente tendrán ingreso alguno. Para ellos el resguardo. Ahora, estimado lector, a esa cifra sume los trabajadores "formales" que han perdido su empleo y las cifras de los expuestos al tener que salir de sus casas a buscar un ingreso es realmente alarmante.

Distanciamiento social: fuera de casa, con nuestro sistema de transporte tan ineficiente eso es prácticamente imposible; dentro de casa, donde se tiene estimado que viven de 2 a 4 generaciones en promedio, es un poco complicado, sobretodo porque varios de ellos saldrán diariamente a las calles.

Solo nos queda hacer caso a las medidas de protección e higiene...hay que lavarnos las manos y esperar a que el gobierno –ante esta problemática- no se las lave.

Hace apenas unos días, en la red social Twitter, se volvió tendencia el hashtag EnCasaYSinComida con el que miles de ciudadanos de todo el país denunciaron la terrible situación que viven millones de familias que han sido obligados a permanecer en cuarentena debido a la pandemia del Covid-19, pero que no tienen los elementos básicos para sobrevivir, por lo tanto están en una disyuntiva: o permanecen en casa con riesgo hasta de morir por inanición o salen a laborar con posibilidades reales de contagiarse. A través de este escrito me sumo a la denuncia, el gobierno federal debe aceptar que sus obras faraónicas pueden esperar y debe instrumentar, a la brevedad, un programa de abasto a nivel nacional que beneficie a la población sin ingresos fijos, "por el bien de todos, primero los pobres".

En estos momentos se hace evidente que el actual modelo económico no posicionará nunca como su prioridad la integridad ni física, ni espiritual de los mexicanos; es necesario que asimilemos la necesidad de organizarnos todos los sectores desprotegidos de la sociedad y todos los que pugnan por una mejor alimentación, una vivienda digna, unas condiciones laborales acordes con el progreso humano, una medicina para todos y demos fin, de una vez por todas, al modelo económico que hoy hace sufrir aún más a la población mexicana.

No hacerlo así, aun cuando la pandemia se supere, implicará que deberemos permanecer lo que nos resta de vida: en casa y sin comida.

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