Los mexicanos enfrentamos una difícil situación económica. La tasa anual de inflación de los precios de bienes y servicios es ya del orden del 7.36 %, un porcentaje muy alto de acuerdo con los estándares a los que nos habíamos acostumbrado, sin olvidar que el dato más alto fue en el año 2000, cuando la tasa se ubicó en 8.9 %. Y esto hay que agregarle que, la inversión, tanto privada como pública, seguirá cayendo, tal y como ha sucedido desde el inicio del sexenio, lo que sin duda atraerá más desempleo, más pobreza y se ahondará más la desigualdad en el país.
El primer y más sensible efecto de la inflación es que el dinero de la gente ya no alcanza para comprar lo que compraba antes. El precio de los alimentos de la canasta básica son los que más han golpeado el bolsillo de los mexicanos y los productos que más han subido, en los últimos dos meses, son la carne de res, el limón, la gasolina, el pollo y el plátano. De acuerdo a especialistas económicos, cada jefe de familia tendría que gastar cuando menos 465 pesos al día para atender sus necesidades básicas y al no contar con ellos opta por productos más baratos y de menor calidad, aunque si es de la canasta alimenticia, cualquier opción implica un daño significativo: si se compra menos, las familias padecen hambre o si se compran alimentos baratos y de menor calidad, sufrirá desnutrición, obesidad, mal desarrollo mental y corporal de niños y jóvenes y, a la larga, mala salud y perpetuación de la pobreza familiar, por incapacidad de sus miembros para salir de ella, todo esto como resultado de que el dinero va perdiendo su valor a causa de la presión inflacionaria.
Si el dinero es el mismo, es decir si no ha variado en cantidad por menor ingreso o pérdida del empleo ¿porque compra menos que antes?, si un billete de 100 pesos sigue diciendo 100 pesos en la caratula que lo identifica porque ahora alcanza para menos la respuesta es porque la inflación lo ha hecho perder valor, sigue llevando el mismo nombre por eso lo llaman valor nominal, pero compra menos, valor real ¿Cuánto menos? Si la inflación es del 7.36% como ahora eso quiere decir que cada billete de 100 pesos o cada 100 pesos en general aunque no sea en un solo billete pierde una cantidad igual a la inflación expresada en pesos su valor real será 100 menos -7.36 pesos igual a 92.64 pesos su valor real o capacidad de compra es de 92.64 pesos y la pregunta es a donde se fueron los 7.36 pesos que faltan, se fueron a manos de los fabricantes de los productos que adquirimos ellos no pierden porque el incremento en sus gastos de producción debidos a la inflación no los pagan con sus ganancias sino que se los cargan al consumidor con lo que vuelven a empujar la inflación hacia arriba, por este camino la inflación acaba provocando más concentración de la riqueza en pocas manos más desigualdad y más pobreza para las masas trabajadoras, cualquiera pensaría que el dinero de las familias trabajadoras ha perdido valor por culpa de la inflación, lo justo sería reponerle la perdida incrementando los salarios en la misma cantidad por lo menos porque no es así porque el presidente Andrés Manuel López Obrador que hace poco presumió del mayor incremento al salario mínimo de todos los tiempos no se inquieta porque su aumento histórico se ha evaporado con la inflación porque su política económica marcha en sentido contrario según la información de los medios por ejemplo las revisiones salariales tuvieron en 2021 su peor comportamiento en los últimos 4 años el año pasado las 5322 negociaciones que se realizaron en la jurisdicción federal reportaron en términos reales un decrecimiento de menos 0.94 % debido a que los incrementos quedaron por debajo del aumento de los precios de los bienes y servicios de acuerdo con los datos de la Secretaria del Trabajo y Previsión Social Gerardo Hernández. El Economista 10 de enero de 2022, en otras palabras, la inflación fue superior al incremento logrado por los obreros, razón por la cual el valor real de sus salarios disminuyó en vez de aumentar, aunque hayan subido nominalmente a esto se agrega el desempleo creciente.
En México la situación salarial ya era espantosa antes de la pandemia porque nuestro país ocupa uno de los últimos lugares en el nivel salarial, y se ha agudizado porque la emergencia sanitaria ha sido aprovechada por algunos para imponer salarios aún más bajos y jornadas extenuantes. A manera de ejemplo claro de lo que padecen los asalariados en nuestro país, un trabajo publicado en piedepágina.mx, elaborado por Estefanie Hechenberg y Fernanda Anaya, investigadoras de Oxfam México, documenta que los jornaleros agrícolas: “Además de contar con jornadas extenuantes y salarios insuficientes – de apenas $146 a $310 pesos diarios – 93.4% de las personas que trabajan en el campo carecen de contrato, 90.9% no tiene acceso a instituciones de salud por parte de su trabajo y 85.3% no cuenta con prestaciones laborales. Eso implica que la gran mayoría de quienes conforman la población jornalera (8.5 millones, incluyendo las familias de las y los trabajadores), se encuentran en situación de pobreza y con profundas carencias sociales”.
Ante este cruel panorama para miles de familias mexicanas. Los gobiernos de Morena se dedican a aumentar los impuestos en todos los niveles; a nivel federal López Obrador sube el precio de las gasolinas y de las tarifas eléctricas en todo el país; y a nivel municipal Milena Quiroga, aumenta los precios del agua en un 10% y del predial 7.36% afectando a miles de familias paceñas.
Los paceños han externado su inconformidad con dichos aumentos, ya que es una grosería para la economía de las familias. Suben el predial y suben el agua, muchos están sin empleo por la pandemia y les afecta de gran manera en los bolsillos, además, el servicio de agua es pésimo en varias colonias de la Paz y no se diga en el área rural, llega sin presión y no alcanza ni a subir al tinaco, o se tienen que estar desvelando para apartar agua porque llega en la madrugada entre la 1 y las 2 de la mañana y a veces ni siquiera llega.
Es reprobable que quienes se dicen defensores del pueblo, se estén dedicando a empobrecerlo y aumenten la presión que ya existe por la inestabilidad económica que atravesamos. ¿dónde quedó su lema de campaña? de “primero los pobres”.
Ante tal situación, lo que nos queda a los miles de paceños, es acelerar nuestra educación y organización, para crear un frente común que nos lleve a actuar de manera decisiva y nos permita evitar el desastre mayúsculo que se avecina. No hay duda es urgente la construcción de un futuro más luminoso para todos y no hay tiempo que perder.
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