MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

En el Gobierno de la 4T, la pobreza aumenta

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El 5 de agosto pasado, José Nabor Cruz Marcelo, secretario ejecutivo del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), rindió un informe con base en los resultados de la “Medición multidimensional de la pobreza en México 2018-2020”. El Coneval es el organismo que mide el nivel de pobreza en el país. Lo revelador del informe es que la pobreza aumento, ya bajo la administración del Presidente Andrés Manuel López Obrador. Ya no le puede echar la culpa a las administraciones anteriores. La política económica y social de la 4T contra la pobreza es un rotundo fracaso, pasemos a los datos más relevantes:

1. En 2020 hubo un aumento de 3.8 millones de personas en situación de pobreza en contraste con 2018. En 2018 había 51.9 millones de pobres, mientras que, en 2020, dicha cifra incrementó a 55.7 millones. Según el Coneval una persona está en situación de pobreza cuando tiene al menos una carencia social, de las seis que tomó en cuenta la medición: a) servicio de salud; b) servicio educativo; c) acceso a la alimentación nutritiva y de calidad; d) servicios básicos en la vivienda; e) acceso a la seguridad social; f) calidad y espacio de la vivienda. 

2. La pobreza extrema también aumento en 2.1 millones, al pasar de 8.7 a 10.8 millones de personas en el mismo periodo. Según el mismo organismo, se utiliza el término de pobreza extrema para catalogar a las personas que tienen tres o más carencias sociales.

3. La carencia social, donde estuvo la caída más estrepitosa, es en la carencia por acceso a los servicios de salud. En 2018 había 20.1 millones de mexicanos sin acceso a los servicios elementales de salud. En 2020 aumentamos a 35.7 millones. Es decir, incrementamos en 15.6 millones. Otras carencias que aumentaron en menor medida son el rezago educativo con un incrementó de 0.25%, y la carencia por acceso a alimentación nutritiva y de calidad, que aumentó 0.31%

4. El mismo informe sostiene, que “México se encontraría ubicado como el cuarto país que vería acrecentar más el porcentaje de personas en situación de pobreza, incluso más que el promedio de la región, y el quinto que más aumentaría en pobreza extrema entre los países latinoamericanos”.

Hasta aquí los datos del Coneval.

¿Cómo se explica el aumento de la pobreza en la administración de un gobierno que se autodefine de “austero” ?, que tiene como lema principal “primero los pobres” y que todos los días López Obrador, hace alharaca en sus mañaneras de que sus “programas sociales” van viento en popa, y que el pueblo está “feliz, feliz”. Incluso se atrevió a abolir el neoliberalismo por decreto e instauro según él su “Cuarta Transformación”.

Ante esta cruda realidad, que cada vez acorrala más a López obrador y su gobierno, ya no le echó la culpa a los gobiernos anteriores, pero volvió con la cantaleta de siempre, cuando los datos no le favorecen, y ahora sostuvo “no acepto el resultado de esa encuesta, tengo otros datos, creo que la gente está recibiendo más apoyo, y aun con la pandemia, la gente tiene para su consumo básico”. Es decir, ahora le echó la culpa a la pandemia, pero eso es falso. La desigualdad social y la pobreza es un problema que viene desde hace muchos años atrás, pero que cobró su velocidad e intensidad actuales, desde que Ronald Reagan en EE. UU. y Margaret Thatcher en Inglaterra decidieron suprimir el “Estado de Bienestar” e impusieron el neoliberalismo en todo el mundo. En México nos gobernaba el nada celebre José López Portillo.

Así que tanto la pobreza como la brutal concentración de la riqueza, que es la otra cara de la moneda que no podemos dejar de ver, son ambas hijas naturales del neoliberalismo, solo empujadas un poco por el SARS-CoV-2. El padre de la teoría neoliberal, Milton Friedman, formuló su principio básico: la única obligación de la empresa privada, su único deber con la sociedad, dijo, es enriquecerse tanto como pueda y a la mayor velocidad posible. La riqueza así acumulada permitirá mayores inversiones, más empleos, mejores salarios y el bienestar generalizado de la población. Los gobiernos, por su lado, tienen la obligación de colaborar en la consecución de tales objetivos, renunciando absolutamente a toda tentación de invertir en la economía, dejando todo en manos del mercado; deben, además, evitar elevar las tasas impositivas a las utilidades del capital y producir mercancías que disputen el mercado a la empresa privada. Absolutamente prohibido todo aquello que pueda desincentivar la inversión y frenar el progreso económico. 

A estas alturas, todos sabemos que la empresa privada en México y el mundo, ayudada por los gobiernos, ha cumplido con creces la primera parte de la sentencia de Milton Friedman, pues se ha enriquecido sin freno y sin medida; pero la segunda parte (la inversión, los empleos, la elevación de los salarios y el bienestar de la población) no la ha cumplido. He aquí la verdadera causa de la actual concentración de la riqueza en manos de unos cuantos y del incontenible crecimiento de la pobreza y el hambre de la inmensa mayoría de la población.

Por eso estamos de acuerdo que la pandemia ahondó la desigualdad e incremento la pobreza un tanto, pero no las generó. Ya existía antes. Solo agravó el problema a tal grado que, según muchos especialistas, estamos retrocediendo varias décadas en materia de desarrollo humano y social, pero esto es cierto solo para los pobres y débiles de siempre; porque para los verdaderamente ricos, los dueños de las fortunas inmensas, ellos no perdieron nada; al contrario, incrementaron su riqueza, aun en esta pandemia. Este es el fruto del neoliberalismo en acción que sigue vigente, y que López Obrador no puede acabar por decreto; aunque sostenga que ya lo elimino, y diga cada vez que puede que en su gobierno se acabaron los privilegios económicos para los ricos. Para prueba un botón, según la revista Forbes, sostiene que  durante la contingencia sanitaria, los 36 millonarios mexicanos tuvieron un aumento promedio superior al 20% en sus fortunas, y la lista la encabezan, los empresarios consentidos del gobierno de López Obrador, la lista la sigue encabezando Carlos Slim con 55,930 mdd, su riqueza aumento +7.4%; el segundo puesto es de Germán Larrea con 27,110 mdd y su riqueza aumento +146.5%; y el tercer lugar lo ocupa Ricardo Salinas Pliego con 12,520 mdd con +7%, dueño Elektra y Banco Azteca, donde se dispersan varios programas de la Secretaria de Bienestar. 

Así que la pobreza del país se explica porque el modelo neoliberal sigue vigente en nuestro país y sus leyes económicas no las puede cambiar a capricho un Presidente de la Republica y menos abolirlas. Y sus famosos programas sociales de transferencia directa no podrán reducir la pobreza, porque están focalizados electoralmente para mantener a morena en poder, aprovechándose del hambre y la ignorancia de la gente, y eso a corto plazo funciona, así se explica que morena haya ganado 10 gubernaturas de las 15 en juego en las pasadas elecciones. Pero eso tiene un límite. Porque se están acabando los recursos ordinarios e incluso están ya agarrando fondos de emergencia creados por las administraciones pasadas, como es el Fondo de Estabilización de los Ingresos Presupuestarios (FIEP) y el Fondo de Estabilización de los Ingresos de la Entidades Federativas (FEIEF). Pero lo más grave es que el Gobierno morenista no está haciendo crecer la economía, en el 2019 decreció – 0.1% antes de la pandemia, y en el 2020 decreció -8.5%, esto no sucedía desde la Gran Depresión de 1930. Si López Obrador no corrige su política económica y social en lo que le queda de su gobierno, que Dios nos agarre confesados, entraremos en una crisis económica y política sin precedentes. Mientras tanto los antorchistas y los mexicanos de buen corazón sigamos organizándonos y educándonos, para tomar el poder político del país, cuando el gobierno de la 4T colapse. Vale.

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