MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

En esta lucha encarnizada por el gobierno de México, el pueblo todavía no asimila su papel

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Para efecto de este trabajo semanal que su humilde servidor trata de hacer, empezaré preguntando ¿por qué a una gran parte del pueblo de México todavía no le cae el veinte del papel que debe jugar como trasformador de su realidad? La cuestión, sin lugar a equivocarme, diré que es porque no termina de educarse políticamente.

Veamos. No daré muchos números, aunque hay bastante tela de donde cortar, pues muchos analistas ya han escrito y, o publicado sobre lo mal que va el país, también apoyándome en organismos nacionales e internacionales hemos informado de las cifras que son la piedra angular para saber, si las cosas que se implementan desde el poder estatal pudieron llevarse a cabo para mejorar en economía, salud, vivienda, educación, seguridad pública. Desgraciadamente no hay mejoras, las cifras ahí están, la realidad es terca, un gran porcentaje de la población mexicana no asimila de una manera más crítica esta situación.

Hoy, la clase política en el poder, a diferencia de otros periodos, ha encontrado la manera de nublar la vista y las conciencias contra la situación lacerante que demuestran los datos reales que vive la inmensa mayoría de la gente. Se las ha ingeniado para que los actuales gobernantes, con distintos cargos importantes en la los diferentes niveles de gobierno, estén en campaña permanente de manera ya descarada, violando la ley, los tiempos y los diferentes protocolos, y por otra parte mantener a una gran parte contenta con migajas  electoreras, aprovechando el grado de pobreza, y la cereza en el pastel, implementando políticas de destrucción de instituciones, programas y leyes que costaron sangre y sufrimiento al pueblo progresista de México.

Un reflejo de que falta conciencia política del pueblo, es el hecho de lo que pasó el domingo pasado, la falta de aceptación de la población de tres de los partidos más representativos del país (PAN, PRI y PRD), y que ahora abracen al partido de Morens como opción, a sabiendas de que este partido tiene al país en un hilo en todos los aspectos, por lo que describí más arriba.

Inevitablemente me trae a la memoria el lodazal en que ésta y casi todas las campañas electorales del pasado y el presente se han desarrollado, sin el mínimo respeto a la opinión pública y sin ninguna consideración, pues su comportamiento y por las ambiciones políticas de estos, quieren hacer creer que, solo cambiando de partido, de camiseta, de color, se borraran todas las tropelías que cometieron, y, también me pregunto qué es lo que se disputan realmente. La explicación convencional es que, tanto los candidatos como sus partidos, luchan por conseguir la oportunidad de trabajar sin descanso, para cambiar las cosas, la realidad del país, para hacerlo mejor, más habitable para todos, corrigiendo el daño de quienes prometieron todo y no cumplieron nada.

Y uno tiene que preguntarse incrédulo, ¿de veras será esa la causa de tanto dinero tirado a la basura en forma de inútil y atontadora propaganda que hoy se ve en infinidad de bardas, espectaculares? ¿Y no es eso exactamente lo que dijeron y prometieron quienes hoy gobiernan y que nada han cumplido, según sus críticos y contendientes? ¿Y no harán lo mismo los que hoy pugnan por ocupar su lugar? ¿Por qué no? ¿Quién nos garantiza que ellos sí cumplirán sus promesas?

La verdad es que todo parece indicar, si razonamos con un poco de coherencia, que no es el deseo de sacrificarse por los demás lo que hace tan encarnizadas las batallas electorales. Si así fuera, hace rato que se habrían resuelto los grandes problemas y carencias nacionales y el país no estaría como está ni sería el desastre que todos vemos y padecemos.

Por el contrario, México enfrenta graves y serios problemas que demandan rápida y acertada solución. La llamada 4T no ha resuelto, (solo a título de ejemplo menciono): el escaso crecimiento de la economía, que a su vez provoca el desempleo y los bajos salarios; el incremento de la desigualdad y la pobreza (que no se detuvo en los dos sexenios panistas); la violencia y la inseguridad; la pésima calidad y los altos costos de servicios como salud, educación, electricidad, gas, agua entubada; la aguda insuficiencia de la recaudación fiscal que impide atender estos y otros problemas que aquejan a la población de menores ingresos.

En esta última cuestión daré solo tres ejemplos de mucha relevancia:  el acceso a la salud, más de 15 millones de mexicanos, sufren estragos terribles, pues necesario recordar que se erradicó el Seguro Popular. En el acceso a la educación se eliminó las escuelas de tiempo completo, el cual daba apoyo alimenticio a 3.6 millones de estudiantes.

Y en seguridad, recientemente, el pasado 6 de junio se realizó una gran marcha con la solidaridad nacional de más de seis mil hombres y mujeres que clamaron justicia en el estado de Guerrero, por el terrible asesinato el 12 de abril de 2023, de dos luchadores sociales, adheridos a la organización más importante y seria del país, el Movimiento Antorchista, además de arrebatarle la vida a un niño de cinco años ahorcándolo para torturar a sus padres. Este crimen atroz lleva, hasta el día de hoy en que escribo estas líneas, 60 días de haberse consumado y son los mismos días que el gobierno y todas las autoridades no dan con los culpables y se haga justicia.

Es urgente pues que el pueblo pobre de nuestro país asimile lo más pronto posible su papel como clase social activa, que educado tiene amplias posibilidades de quitar al actual mal gobierno que, con sus políticas clientelares solo sirven para ganar votos, para adormecer conciencias que impiden creérsela de que un nuevo modelo económico es posible.

Por lo tanto, en mi humilde opinión y pleno derecho, renuevo mi llamado a los pobres de este estado a insistir: lo que hace falta no es un cambio de colores en el gobierno, sino la lucha enérgica del pueblo organizado y consciente en pro de sus intereses legítimos, única fuerza real que puede curar a México de sus enfermedades. ¡Vengan todos los pobres a las filas de Antorcha, donde hay lugar para educarnos en la lucha emancipadora de los pobres de México! Porque estamos convencidos, como dice la poesía de Pablo Neruda, de que el pueblo vencerá. ¡Manos a la obra!

El pueblo victorioso

Está mi corazón en esta lucha.

Mi pueblo vencerá. Todos los pueblos

vencerán, uno a uno,

Estos dolores

se exprimirán como pañuelos hasta

estrujar tantas lágrimas vertidas

en socavones del desierto, en tumbas,

en escalones del martirio humano.

Pero está cerca el tiempo victorioso.

Que sirva el odio para que no tiemblen

las manos del castigo

que la hora

llegue a su horario en el instante puro,

y el pueblo llene las calles vacías

con sus frescas y firmes dimensiones.

Aquí está mi ternura para entonces.

La conocéis. No tengo otra bandera

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