El 18 de marzo se cumplieron 152 años de la instauración del primer gobierno revolucionario de la clase obrera en la ciudad de París, en Francia. Del 18 de marzo al 28 de mayo del año 1871, la clase obrera tomó el cielo por asalto al convertirse en gobierno y demostrar de lo que son capaces los trabajadores si son ellos los que gobiernan sus propios destinos.
Este acontecimiento tuvo lugar cuando Adolfo Thiers, presidente del gobierno provisional francés, intentó la entrega de París al ejército de Bismarck, ordenando confiscar los cañones que protegían la ciudad y desarmar a la Guardia Nacional mientras el pueblo dormía. No contaban con la reacción del pueblo que al momento se rebeló ante la traición y la cobardía de los oligarcas, tomó las armas, y junto con la Guardia Nacional, se dispusieron a defender la ciudad.
El comité central asume la responsabilidad del gobierno y llama a elecciones para formar el Comité de la Comuna. Una vez electos los integrantes, el poder pasa al gobierno de la comuna integrado por trabajadores de la ciudad de París. La comuna se apoderó de los ministerios y de los diferentes servicios públicos, poniéndolos a funcionar encabezados por gente del pueblo trabajador. Algunos elementos de la pequeña burguesía se unieron también a la comuna.
Las medidas adoptadas por la comuna son ejemplo de lo que se puede hacer cuando el pueblo trabajador se hace gobierno: remisión de las rentas hasta que terminara el asedio de París, abolición del trabajo nocturno en las panaderías de París, la concesión de pensiones para las viudas y los hijos de los elementos de la Guardia Nacional muertos en servicio, la devolución gratuita de todas las herramientas de los trabajadores a través de las casas de empeño estatales, abolición de los intereses de las deudas y pospuesta de las obligaciones de las deudas, y el derecho a tomar el control de las empresas abandonadas por sus dueños.
Además, se acordó sustituir al ejército convencional por el pueblo en armas, separar la iglesia del Estado, excluir a la religión de las escuelas, permitir que la educación y la práctica técnica fueran disponibles para todo el mundo.
Y en materia de gobierno, la administración pública queda sujeta a cargos de elección revocables, con salarios equiparables a los de un trabajador medio, tomando el control los trabajadores sencillos que se pusieron al frente, sustituyendo a los administradores y especialistas que huyeron con Thiers a Versalles.
Si bien es cierto que las luchas revolucionarias siempre serán diferentes, de acuerdo con las características de cada sociedad y país, la Comuna de París es una inspiración para los que queremos una sociedad más justa y más equitativa.
En México, el crecimiento imparable de la pobreza que arroja a la miseria más atroz a millones de familias mexicanas y la elevada concentración de la riqueza en unas cuantas manos, es una clara prueba de que, en el capitalismo expoliador, usurero y rapaz, no hay solución a las carencias y sufrimiento de la clase trabajadora. Las generaciones de los trabajadores de todo el país están condenadas a ser estrujadas y chupadas por el capitalismo depredador que domina en el país.
Con el gobierno de Andrés Manuel López Obrador y la 4T, en México tenemos 58.1 millones de pobres, dos millones y medio más que hace dos años y 6.1 más que al inicio de este gobierno. Y se prevé que la inseguridad alimentaria perjudique a cerca de 80 millones de mexicanos en los próximos años.
A los mexicanos nos debe preocupar el camino que van a tomar las nuevas generaciones. Como se ve, no hay esperanza para las mayorías. Queda la reflexión para construir el frente común al que ha convocado el Movimiento Antorchista Nacional para tomar el poder y llevar al gobierno de la nación a los trabajadores mexicanos. La clase obrera en el gobierno es el futuro de nuestra patria.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario