En días recientes, quienes vivimos y seguimos de cerca las noticias, nos dimos cuenta de la difícil situación por la que atravesaba el estado de Guerrero, cuando fue golpeado por “Otis”, el huracán de categoría 5 que hizo sufrir graves pérdidas materiales y millonarias. Un desastre natural sin precedentes que desde hace mucho tiempo no se hacía presente, según los medios de comunicación y especialistas.
Pero ¿qué puede hacer la fuerza el hombre ante estos acontecimientos?, la verdad es que poco, y más aún cuando se enfrenta no sólo a la naturaleza, sino a los cambios climáticos que en las últimas décadas se han dejado sentir con mucho más fuerza.
Esta situación también se vuelve más difícil de sortear cuando las autoridades avisadas de la peligrosidad del fenómeno, dejan a la deriva y no comunican a la población.
Sorprende que a pesar de que las autoridades municipales fueron alertadas, no hicieron nada para tratar de salvaguardar la integridad de las familias en los municipios donde golpearía con más intensidad, además de dejarlos a su suerte por no tomar las medidas necesarias para evitar no sólo los daños materiales, sino evitar la muerte de 47 guerrerenses.
Luego de la catástrofe, hemos visto que Andrés Manuel López Obrador, lejos de querer ayudar a la población, se ha visto envuelto en una serie de polémicas, que la verdad nada ayudan a resolver los problemas tan evidentes y tan graves, por los que atraviesan los damnificados. Desde adquirir una botella de agua hasta tener que buscar la alimentación entre la basura. Esto no es digno de una autoridad que dice llamarse de izquierda y que asegura apoyar a toda costa a los pobres de México; esto que hace se llama demagogia.
El presidente no busca ayudar a los damnificados: a él solo le interesa no perder las próximas elecciones presidenciales donde se postula Claudia Sheinbaum como favorita del presidente.
Es triste y lamentable reconocer que vivamos en un país donde lo primero que importa no son los problemas, no es ayudar a las miles de familias que se quedaron sin un hogar, sino conservar el poder que les otorga dinero. Dinero que se genera gracias al pueblo trabajador, ese pueblo que ahora sufre las consecuencias de un gobierno morenista que no sabe, no quiso y no comunicó la peligrosidad de “Otis”.
Pasará mucho tiempo para que Guerrero pueda salir del desastre, y menos lo hará si los políticos, lejos de apoyar, sólo cuidan sus intereses.
El propio López Obrador, lejos de cumplir con sus promesas, vuelve a decir que México tiene todos los recursos para apoyar a los damnificados; sin embargo, la realidad es que los apoyos no llegarán. De 47 municipios que declararon en zonas de desastre, vuelven a argumentar que el dato es erróneo: que sólo son dos municipios.
Se suma la eliminación de fideicomisos como el Fonden, que era exclusivo para desastres naturales, pues ahora ya no existe. Hay dinero, pero no se invertirá en eso y no es para todos los damnificados. Además, ahora hasta los senadores de Morena están condicionados y se pelean en la Cámara para no asignar recursos para la reconstrucción de las viviendas.
Se aprueba también el pago de becas y apoyos monetarios para las familias, por un lapso de tres meses, pero es claro que con ese dinero no se podrán reconstruir los hogares.
Pasará mucho tiempo para que Guerrero pueda salir del desastre, y menos lo hará si los políticos, lejos de apoyar, sólo cuidan sus intereses.
Por ellos, es necesario entender que este gobierno no es de los pobres, porque si fuera de los pobres, ya estaría tomando cartas en el asunto y enviando ayuda humanitaria, además de apoyar en la reconstrucción de las viviendas, cosa que no está pasando y no pasará.
Cientos de guerrerenses ya empiezan a tomar partido y a denunciar en videos para redes sociales la política que está implementando el Gobierno federal, desilusionando a quienes pusieron su confianza en AMLO, pero que ahora se ven traicionados.
Es tiempo de entender que un Gobierno morenista no traerá cosas mejores; sólo traerá más pobreza, mayor marginación y seremos víctimas, una vez más de quienes sirven a los poderosos en bandeja de plata, mientras que para los pobres nunca habrá nada de eso. Es tiempo de unirnos.
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