MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Exijamos seguridad en la CDMX

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Desde hace muchos años, la Ciudad de México viene sufriendo una serie de problemas que las autoridades, más que ir buscando su solución, con su actitud pasiva vienen agravándolos, por ejemplo, la pobreza, marginación de familias en distintas alcaldías, a las que debido a su precariedad se ven forzadas a habitar zonas bautizadas como irregulares, y a las que se les niegan injustamente los servicios básicos; la inseguridad, que es un tema muy sentido entre la población, debido a su grado de peligrosidad.

La criminalidad ronda todos los rincones de la ciudad y hasta en los medios de transporte más modernos los usuarios se encuentran expuestos a diversos peligros que agravan la inseguridad que padecemos diariamente.

La ciudad es peligrosa, sí, muy peligrosa. Cada día suena más fuera de lugar plantearse recorrer sus calles sin correr riesgos, pues la criminalidad ronda sus rincones y hasta en el transporte público podemos encontrarla acechando a los usuarios de los medios de traslado a los distintos puntos, en los últimos tiempos hasta en el Metrobús, considerado uno de los más modernos transportes en la CDMX.

Por ejemplo, alcaldías como Iztapalapa, Tláhuac y Milpa Alta han sido tradicionalmente puntos problemáticos, donde la actividad criminal ha florecido y se ha manifestado con la presencia de grupos delictivos, y a esta lista se suma Tlalpan.

Sin embargo, la violencia y la actividad criminal ahora se han trasladado a otras zonas que se creían más tranquilas en otros tiempos, y en donde han repuntado delitos como homicidios dolosos, secuestros o extorsiones, y la propia opinión pública ha encendido las alarmas por esta situación, y lo manifiesta en su percepción de seguridad, que es un indicador muy importante y ha sido valorado ampliamente para calificar determinadas zonas, pues este no sólo se basa en las cifras de violencia, sino en la manera en que la población percibe a su entorno.

En la ciudad hemos sido testigos de una serie de gobiernos y gobernantes que parecen cortados con la misma tijera, porque actúan de la misma manera y manejan una jerga menos escandalosa para referirse a determinados actos criminales; por ejemplo, en otros estados de la república se utiliza el término masacre, pero en la ciudad esta palabra está excluida del discurso político de sus gobernantes.

Sin embargo, en los últimos meses la ciudad ha presenciado seis eventos ocurridos del 8 al 12 de febrero (los cuales pudieran ser catalogados como masacres), ya que se han registrado homicidios y enfrentamientos armados.

Y a eso se suma lo que estamos viviendo en las últimas semanas en el medio de transporte más popular y utilizado entre los capitalinos y vecinos de zonas del Estado de México, el Sistema de Transporte Colectivo Metro (STC), donde se ha denunciado que siete mujeres y dos hombres han recibido pinchazos en donde se les introdujo una sustancia desconocida, no se sabe con qué fin, porque al parecer hasta el momento los afectados han logrado escapar de sus agresores al sentir el piquete.

Sin embargo, es urgente que las autoridades de gobierno, en primer lugar, aclaren qué está sucediendo, pues esta situación se suma a los peligros que ya de por sí padecemos en la ciudad y que nos mantienen alertas y preocupados. En segundo lugar, las autoridades deben poner un alto y dar con los responsables: sobre todo cuidar a los capitalinos.

Estas son prácticas delictivas muy peligrosas, que por ende se adivina con qué intención se realizan: robo, secuestro, etcétera; nada bueno, además del riesgo que implica que te inyecten con agujas ya utilizadas, con riesgo de contagiarte de alguna enfermedad grave.

Estos hechos solo desnudan la fracasada política de seguridad implementada por el gobierno de la CDMX, y la falta de intención en proporcionar seguridad, además de los ínfimos recursos que invierten en este rubro, que ponen de manifiesto la falta de interés en que las cosas marchen mejor.

El Metro de la ciudad siempre ha sido un lugar inseguro, donde quedas expuesto a ser víctima de los amantes de lo ajeno, quienes pueden robarte tus pertenencias de forma violenta o aprovechar las aglomeraciones que están a la orden del día para sustraer tus cosas sin que te des cuenta; sin embargo, estos hechos arriba citados sobrepasan el límite.

Como ciudadanos sólo nos resta, en primer lugar, cuidarnos entre nosotros, estar alertas y no permitir que a nuestro alrededor se cometan actos delictivos, y dar auxilio a quien sea víctima de ellos, y sobre todo denunciar los hechos para ir cercando a los malhechores; y, en segundo lugar, exigir a las autoridades seguridad en el Metro, en todo el transporte público y en toda la ciudad, porque esa es su obligación.

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