De todos los partidos políticos que existen actualmente en México, unos con una trayectoria larga en la escena de la política y otros recientemente creados, ninguno ha sido capaz de plantear una política económico-social sólida para atacar la desigualdad y cambiar el rumbo de este país. Todos carecen de una visión clara y competitiva ante otros pases con similares características, es decir, competir por una vida mejor y más elevada, con mejores oportunidades para la gran mayoría.
Los partidos políticos y sus dirigentes los han utilizado para otro fin, como una franquicia con generosos recursos públicos en beneficio de ellos. La lucha por los principios ha pasado a ser un referente olvidado. Si los partidos tuviesen una preocupación y la convicción de mejorar las condiciones de sus agremiados deberían transformar sus políticas y fomentar otras nuevas en beneficio de la sociedad.
Por tanto, en nuestro país carecemos de un partido político diferente, que sea la columna vertebral para el desarrollo de México. No solo basta con buenos discursos de sus dirigentes para distraer a la población y el fomento de las políticas para tratar de ocultar los males que padece la gran mayoría. No se requiere de un partido con políticas viejas o un partido con dirigentes que solo se benefician de los partidos.
Como es bien sabido, el partido que gobierna es uno más que está al servicio de la minoría. Es un partido que según se dice de izquierda, pero que sus dirigentes son los que estaban en la política de la derecha mexicana; no tienen una filosofía clara, no saben qué hacer con el poder, no hay un plan para atacar en serio los problemas del país, que reprime a sus críticos, ese es el partido que nos gobierna. Además, es un partido que se pudre desde adentro porque se ha conformado, que, como un pepenador, fue recogiendo lo peor de todos los partidos mexicanos, desde la derecha hasta la izquierda.
Si nos siguen gobernado los mismos partidos, nunca lo veríamos ni sería posible una transformación, se requiere un partido que sea vanguardia, dirigente con responsabilidad, para liderar la sociedad en todos los aspectos. Plantear de inmediato una política social-económico en donde se deben de basar estrictamente para cumplir su objetivo y proponerse cumplir en un determinado tiempo. Es decir, tiene que proponer de inmediato cómo garantizar los derechos fundamentales de la sociedad mexicana y del desarrollo del país y, así también plantear una política fiscal progresiva para lograr las demandas del propio pueblo.
Si no surge un partido con estas características, con una estructura sólida interna, capaz de garantizar que las decisiones de sus líderes fuesen respetadas para una verdadera transformación del país, México se seguirá hundiendo hasta que las mismas condiciones sociales hagan posible un caos a nivel nacional, que es a donde México pareciera que ya se está acercando.
El partido de Morena no es la garantía, ni sus dirigentes garantizan con sus hechos que México se desarrolle como país fuerte y próspero.
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